Unzué busca su propia fórmula como entrenador

Le prometió a la familia que, tras 28 años ejerciendo de portero, ayudante y entrenador, se quedaría un tiempo quietecito en casa. Y nada como Barcelona para cumplir su promesa. O todo lo contrario, pues Barcelona es, desde hace mucho tiempo, cuna de grandes entrenadores. Aquí es donde brota el manantial del que quisieran beber todos los exjugadores a los que, algún día, les gustaría emular a Frank Rijkaard, Pep Guardiola o Tito Vilanova.

De manera que a Juan Carlos Unzué (Pamplona, 1967) le ha sido imposible ejercer, únicamente, de esposo y padre. Hay un tercer deber que le causa demasiado cosquilleo como para abandonarlo ahora que, por vez primera, tiene tiempo para reflexionar y pensar qué quiere ser de mayor. ¡Ya está! ¡Ya lo sabe! ¡Decidido! Quiere seguir intentándolo. Quiere ser un buen entrenador. Así que lleva semanas, meses, robándole días a la familia, al golf e incluso a la bici, para seguir aprendiendo, para escoger a sus profesores y catedráticos. ¿También ha birlado tiempo a los amigos? No, a los amigos los utiliza. Abusa de ellos. Les pide favores y enseñanzas. Clases. Y hasta algún que otro secreto. "Esto no es cortar y pegar. Yo intento aprender de todos, pero cuando agite la coctelera lo que salga será mío", afirma.

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