Riquelme El héroe de Boca vuelve a casa

Riquelme firma camisetas a los hinchas del Boca en su primer entrenamiento.

Riquelme firma camisetas a los hinchas del Boca en su primer entrenamiento.

ABEL GILBERT
BUENOS AIRES

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En septiembre del 2011, la Casa Blanca puso en funcionamiento el sitioWe the People, un espacio donde los ciudadanos pueden enviar o avalar propuestas. No han faltado las solicitudes insólitas. Desde Buenos Aires llegó quizá la petición más desconcertante: que Barack Obama interveniera para que Juan Román Riquelme regresase a Boca Júniors. La máxima estrella en la historia del club más popular de Argentina había desairado a sus dirigentes y al flamante entrenador, Carlos Bianchi.«No vuelvo más. Yo tengo palabra»,dijo a principios de año. Tal vez el presidente más poderoso del planeta podía hacer algo al respecto. Se necesitaban 100.000 adhesiones para que el reclamo fuera tomado en cuenta. Antes de que eso sucediera, Riquelme sorprendió a propios y extraños, deshizo su juramento y retornó el pasado lunes a los entrenamientos tras siete meses sin jugar.

Su regreso suscita ilusiones acaso desmedidas. Losbosteros, como llaman aquí a los simpatizantes de Boca, lo prefieren por encima de Diego Maradona. A los 34 años, con sus piernas averiadas, Román es, todavía, el único capaz de entregarle al mediocre fútbol doméstico una cuota de magia y emoción.«No tiene esa mirada pícara de chico travieso que humaniza a Messi cada vez que hace posible lo imposible; tampoco la furia extrema que siempre impulsó a Maradona; ni la simpatía de Tévez», lo ha definido en las páginas del diarioPerfilel columnista Hugo Asch. Riquelme es otra cosa:«Un ídolo inescrutable; solitario, dogmático, riguroso a la hora de hacer valer su escala de valores. Para él todo es blanco o negro».

Pelea con Maradona

Riquelme, el del paso cansino. Aquel que puso en ridículo al Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental, hace 13 años. El que no pudo brillar en el Barca pero llevó al Villarreal a las semifinales de la Champions; el que retornó al Boca y lo condujo otra vez a la cima de la Libertadores, en el 2007.«Trata la bola con tanto cariño que ella, apasionada y agradecida, con la humildad de un perro, busca al crack por toda la cancha para besar sus pies»,dijo Tostao tras la final con Gremio, en Brasil. Se sentía a la par de Messi en el seleccionado, pero renunció a su anhelo de jugar un Mundial porque se peleó con el entrenador Maradona.

Así es Riquelme. Una publicidad de patatas fritas lo retrató, dos años atrás, de cuerpo entero. El jugador hace de sí mismo y dice que«está feliz»porque puede saborear las preciadas Lays. Luego, se pone a bailar como John Travolta mientras un famoso periodista deportivo, que hace dedisc jockey, le recuerda al país que, si compras el producto, y una Pepsi Cola, estás del lado de Román,«el genio de la existencia universal».

«Suframos juntos»

Nunca más fue el del 2007. Jugó a ratos. A mediados del 2012, pocas horas después de que Boca perdiera la final de la Copa Libertadores frente al Corinhians, Riquelme dijo adiós a su equipo.«Me siento vacío», alegó. Pero nunca dejó de intervenir en los asuntos boquenses. Con sus declaraciones terminó de expulsar a Julio Falcioni, un técnico con el que nunca se llevó bien. Llegó Bianchi, pero el 10 le dio también la espalda.

La historia oficial cuenta que, dos semanas atrás, después de que el Boca cayera ante el River en un partido de pretemporada, Riquelme cambió de opinión. Afirmó que no pudo soportar el hecho de que los del River se burlaran de«la mitad más uno»de los argentinos. «Carlos, si cree que puedo volver para dar una mano, aquí estoy. Si hay que sufrir, suframos juntos»,dijo Riquelme haberle dicho a Bianchi por teléfono.

El pasado lunes, a las siete de la mañana, el astro hizo su primer entrenamiento. Bianchi quiere que se ponga a punto físicamente antes de volver a jugar.«Fue un lindo día, me encontré con mis compañeros. Volví a casa y, cuando pasa eso, uno se siente muy bien»,dijo.«Volví tres veces y gané las tres. Estoy en el último tramo de mi carrera y tengo la ilusión de darle alegría a la gente».

Cuando le preguntaron cómo hizo para dar una pirueta en el aire y olvidarse de su renuncia teatral, Román contestó, sin inmutarse:«Entiendo que pueda estar bastante loco, pero para jugar en este club, y a este nivel, hay que estarlo bastante».