los DEPORTES

Clares, Belgrado y el secarral

El Barça vivía uno de sus ciclos tenebrosos con el victimismo a cuestas y episodios como la expulsión de Cruyff en el Camp Nou. La selección marcó un hito en una época casi sin héroes del sudor.

1977. Manolo Clares burla a D¿Alessandro en el Barça-Salamanca de la campaña 76-77 en el Camp Nou.

1977. Manolo Clares burla a D¿Alessandro en el Barça-Salamanca de la campaña 76-77 en el Camp Nou.

ELOY CARRASCO

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Un secarral. Eso era el deporte español en 1977. Muy lejanos quedaban aún los opíparos banquetes de trofeos de hoy en día que sirven tantos ases contemporáneos: Rafael Nadal, Fernando Alonso, Pau Gasol, Jorge Lorenzo, Andrés Iniesta... Era época de penuria y frustraciones, los años de la generación espontánea. Aparecía por su cuenta, de uvas a peras, un Manolo Santana, un Ángel Nieto, un Luis Ocaña, y poco más. El Barça atravesaba una etapa tenebrosa, sin títulos, con Rinus Michels como entrenador y Johan Cruyff como jugador ya en fase de irse acomodando al saque de banda. El delantero centro era Manolo Clares. Tiempos duros.

Con todo, 1977 fue notario de una de las heroicidades más recordadas de aquel enclenque fútbol español. La selección se clasificó para Argentina-78 tras un páramo de 12 años sin ir a un Mundial. Fue en Belgrado, donde la España de Kubala ganó un partido muy áspero gracias a un gol de Rubén Cano. Luego llegó la imagen para la historia del difunto Juanito cuando recibió un botellazo en la cabeza. Mientras se retiraba, sustituido, se le ocurrió hurgar en el mal perder del público yugoslavo con el pulgar hacia abajo.

La primera Copa del Rey

Se jugó en aquel 77 la primera Copa del Rey (hasta entonces era delgeneralísimo), y la final estuvo a la altura. El Betis fue campeón tras un gran duelo ante el Athlétic de Bilbao (2-2), resuelto en la tanda de penaltis. Iríbar, el mito vasco, falló el lanzamiento decisivo y convirtió en héroe a Esnaola, el otro portero. El Español (con eñe) se clasificó para la UEFA y Pelé disputó su último partido oficial con casi 37 años, en las filas de aquella galaxia neoyorquina tan rara que se llamaba Cosmos.

Lo más escandaloso del año futbolístico ocurrió en el Camp Nou. La frase«Manolo, marca ya» retumbará hasta la eternidad en las paredes del estadio y en el recuerdo de la afición. Era un domingo de febrero y al estadio venía el Málaga. Boquerón Esteban, que luego fue azulgrana, marcó un gol con la mano. Claramente. Solo el árbitro, Melero Guaza, estaba a oscuras, y concedió el tanto. Cruyff protestó y algo más, hasta que vio la tarjeta roja. Luego declaró en la Federación que no se acordó de la madre del árbitro, sino que dijo lo de «Manolo, marca ya» como si la expresión viniera a cuento en aquel contexto. Por supuesto, no coló y le cayeron tres encuentros de sanción, en los que el Barça solo sumó un punto y ya quedó a remolque del Atlético de Madrid, que acabaría siendo campeón. Todo fue muy propio de aquel Barça pusilánime y quejica, cómodo en la excusa y arrugado en los partidos fuera del Camp Nou, que casi siempre perdía por 1-0.

El Barça era tristón a imagen y semejanza del deporte español, cuyos escasos días de gloria suenan raros hoy. Uno de ellos lo proporcionó Alfredo Evangelista, boxeador hispanouruguayo que peleó por el cetro mundial con Muhammad Alí y le aguantó los 15 asaltos. Ángel Nieto logró su octavo título en 50cc y Carmen Valero fue campeona del mundo de campo a través. Eran los héroes disponibles de un país que salía del túnel todavía cubierto de hollín. Despuntaba ya un chico que muy pronto sería el mejor en lo suyo: Severiano Ballesteros. Pero aquel 1977 le pilló en la mili.