El penalti más alto del mundo

El penalti de Panenka ha pasado a la historia como un modelo de ejecución de una pena máxima. Lleva el nombre de su autor, Antonin Panenka, un centrocampista checo que en la Eurocopa de 1976 amagó con un tiro esquinado hacia la izquierda de Sepp Maier, el portero de Alemania, para batirle con un tiro parabólico por el centro. El penalti dio el título a lo que por entonces era Checoslovaquia.

El miércoles nacióEl penalti de Ramos.También en una tanda de penaltis. También ante un equipo alemán. Manuel Neuer era el portero del Bayern de Múnich. Pero el defensa no echó a su lanzamiento unas gotas de arte ni de técnica. Abrumado por la presión del momento, como cualquiera de los designados para asumir un penalti, optó por un fuerte disparo. Tan fuerte que la pelota salió descontrolada y empezó a volar y a volar. Aún vuela, y seguramente seguirá volando.

El penalti de Ramos quedó inmediatamente inmortalizado para la posteridad. Con la misma velocidad que cogió el balón en el momento del despegue, el error empezó a correr por las redes sociales, un campo infinito de transmisión de ingenio donde el anonimato confiere un manto de impunidad al emisor.

La desgracia de Ramos es que se convirtió en el eje de las chanzas ajenas. Cobró más importancia su fallo por ser el último del Madrid y el que puso en bandeja el viaje del Bayern a su casa de Múnich para la final. Antes que el defensa sevillano fracasaron Cristiano Ronaldo y Kaká, cuya responsabilidad era mayor. Entre otras cosas, por lo que costaron: 96 millones el portugués, 67 el brasileño. Aterrizaron en el Bernabéu en el 2009 para acabar con el recién inaugurado reinado del Barça. La galaxia blanca que reinstauró en su segunda versión Florentino Pérez solo ha conseguido una Copa del Rey. Seguramente caerá la Liga en unos días. Dos títulos frente a los 13 del Barça de Guardiola.

«Ponía 'Road to Munich'»

El penalti de Ramos ya es el más alto del mundo. Fotomontajes y vídeos en los que aparecía la pelota en otro estadio o en otra ciudad fueron algunas de las burlas, como las que convertían al balón, en pleno vuelo orbital, en un nuevo planeta. Por no citar la colección de carteles en los que Ramos no asumía su error («pero sí no la ha parado»), admitía una confusión («ponía 'Road to Munich'»), se quejaba del árbitro en la tanda («cinco penaltis seguidos les ha regalado») o se vanagloriaba de su puntería:«Apunté al del rayo láser».

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Al jugador sevillano le ha perjudicado el escaso don de la oratoria por anteriores deslices linguïsticos cometidos.«Cuando éramos pequeños a algunos amigos les gustaba el baloncesto, a otros el basket»,dijo en una ocasión; en otra se lamentó del empate ante el Olympique en octavos de final del año pasado en la Champions«porque se habían dejado escapar los tres puntos»,y en la celebración de la Copa de la temporada anterior confundió la Catedral de la Almudena con la Inmaculada al colgar una foto en Twitter.

«Hay momentos que duelen mucho, pero hay sentimientos mucho mayores como el orgullo de dejarse el alma por una camiseta como esta»,escribió Ramos el miércoles. El consuelo le llegó con mensajes de apoyo del madridismo.