La Liga de Campeones

Tic tac, tic tac...

Messi se convierte en el primer jugador de la historia de la Liga de Campeones que logra 5 goles, y se queda a solo 7 del récord de César

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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Después de que el Barça se hubiera dado un festín de pases (411 en la primera parte), Xavi e Iniesta se empeñaron anoche en que Messi vaya liquidando en cada partido registros a una velocidad supersónica. No está contento Leo con marcar goles. Ni siquiera con dejar su firma en cada uno de sus tantos. El primero lo ha marcado tantas y tantas veces que parece rutinario. Para él, claro. Para el resto de los mortales que juegan al fútbol sería casi una proeza plantarse ante el portero después de una carrera en la que le dio tiempo a mirar al línier (no estaba en fuera de juego), pensar en su familia y después, con toda la calma, elevar suavemente el balon por encima del corpachón de un asombrado Leno, el joven portero alemán del Leverkusen.

Sabía Leno que el balón le sobrepasaría. Sabía que no tenía que tumbarse en el césped, resistiendo con entereza ante un diminuto genio. Leno ni se movió; Messi, tampoco. Ni un músculo se alteró del aniñado rostro de la estrella argentina cuando la pelota voló inalcanzable camino de la red mientras el Camp Nou celebraba otra travesura del niño que regresaba tras 10 días ausente. Pero Messi no se detuvo ahí y eso que antes de empezar le dolía la cabeza y le dieron un analgésico. Una noche sin fútbol -estuvo en la grada ante el Sporting por sanción- le hizo tener más hambre que de costumbre.

Es insaciable. Marca cada día y cada día quiere más. Anoche, en el palco del Camp Nou, estaba Alejandro Sabella, el seleccionador argentino, asistiendo complacido a otra exhibición del joven que tiene que llevar a un país al Mundial 2014.

Vio al Messi del Barça. Al Messi que no entiende nunca de partidos rutinarios. Juega como si fuera el último de su vida. O, tal vez, el primero de su carrera deportiva. Así es Messi. Oteó el horizonte Xavi, sacó la brújula y envió la pelota a la pradera donde galopaba Leo para dibujar ese gol que tantas veces ha marcado con esa naturalidad asombrosa. El reloj de la cuenta atrás hacia el récord de César ya se puso en marcha.

En el segundo gol, otro muy messiánico, Iniesta flotó sobre el césped del Camp Nou hasta que encontró a Messi. Y así, como ya ha hecho tantas veces, envió un delicado pase a la red, con Leno haciendo la estatua. Aún faltaba el tercer gol de Messi, que no el último. Pinchó la pelota con la izquierda, con el meta alemán más cerca que antes, pero se sacó de la chistera esa pierna derecha para levantar de nuevo el balón. Sí, sí, sí. Otra vaselina. Una con la zurda, otra con la diestra. Al cuarto, Leno se asustó al ver a Messi tan cerca que le dejó caer el balón entre sus pies para que anotara el tercer póquer de su carrera (Arsenal y Leverkusen en Champions, Valencia en la Liga). «Messi es una broma, es lo mejor que he visto en mi vida», escribió, Wayney Rooney, la estrella del United al momento en su Twitter. Y luego, unos minutos de respiro antes de hacer historia y celebrar una manita para quedar ya solo a siete tantos de César. Lleva 48 goles esta temporada en 42 partidos oficiales de azulgrana. Y se erige en el único futbolista en la historia de la Champioons que logra cinco goles.

A casa se llevó el balón, claro. «Lo importante es que se ganó, nada más. Lo otro es lindo. No recuerdo cuando marqué cinco goles en los equipos inferiores, estoy muy contento». Siete remates, seis a puerta, cinco goles. Tic tac, tic tac...