La hegemonía planetaria en juego

La final del año

El Barça encara ante el Santos la «oportunidad única» de ser designado el mejor equipo del mundo

CHICO DE PORTADA. El Barça y, más en concreto, Messi acaparan las primeras páginas de las revistas de fútbol japonesas. En colegios y mercados, en el tren, en el taxi o por la calle, los japoneses leen cómo 'la Pulga' pretende llevar a su equipo

CHICO DE PORTADA. El Barça y, más en concreto, Messi acaparan las primeras páginas de las revistas de fútbol japonesas. En colegios y mercados, en el tren, en el taxi o por la calle, los japoneses leen cómo 'la Pulga' pretende llevar a su equipo

JOAN DOMÈNECH

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El acontecimiento del año debería ser la final del campeonato mundial de clubs, el evento que hoy verán millones de telespectadores en una

inusual sesión matinal europea, horario reservado para partidos regionales (11.30 horas. Tele 5). No se trata de ningún derbi ciudadano ni comarcal; se trata del duelo entre los dos primeros continentes futbolísticos para dirimir la supremacía del planeta y ser designado, con todas las de la ley, el mejor equipo del mundo. El día que será recordado como el primer duelo entre Messi y

Neymar; no es el primero, sin embargo, entre el Barça y el Santos.

«Tenéis una oportunidad única», repite Guardiola a sus hombres, evocando, tal vez con nostalgia, que él desperdició la suya cuando se le presentó en 1992 con el dream team frente al Sao Paulo. Los hombres de

Cruyff se encontraron ante «un equipazo» que no había sido analizado ni considerado suficientemente.

Para evitar, como mínimo, el error de subestimar al rival, Guardiola ha diseccionado al Santos situándolo a la altura de aquel Sao Paulo, el último club capaz de revalidar dos años consecutivos el trofeo. El Santos (1962, 1963) fue el primero. Por si la plantilla no se hiciera una idea de la entidad del rival al que se enfrentan, antes de convocarlos a la sala de vídeo ayer solo dijo un nombre que tienen muy fresco en la memoria: el Madrid. «El contrataque del Santos es del mismo nivel», explicó, antes de ponderar una colección de virtudes.

EL AGRADECIMIENTO / La realidad niega la máxima del entrenador azulgrana. La columna vertebral del Barça (Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi) jugará su tercera final del Mundial. Pero hay alguien que se toma al pie de la letra el consejo de Guardiola. Es Cesc. Para él es la primera, quién sabe si la última como lo fue para su entrenador.

Sediento después de cinco años de travesía por el desierto, sin un mal título que llevarse a la boca en Londres, el centrocampista de Arenys se siente un privilegiado. «Yo valoro muchísimo estar aquí y sé que todo el mérito corresponde a mis compañeros. Estoy recogiendo todo lo que ellos sembraron el año pasado», explicó Cesc, que en cuatro meses ha cosechado dos títulos (las dos Supercopas) y está a 90 minutos de poder añadir el tercero.

EL ORGULLO DEL ESCUDO / La Champions conquistada en mayo ante el Manchester, cuando aún era jugador del Arsenal, le ha brindado el viaje a Japón. Ahora no hay excusas que valgan como el cansancio o las dificultades para dormir. Prevalece en su ánimo una mentalidad positiva. «Es un orgullo llevar la camiseta de tu equipo y queremos el derecho de lucir el escudo de campeón del mundo durante una temporada».

Es la misma pretensión que tiene Neymar. La estrella brasileña, de 19 años, ha tenido que esperar mucho menos para volar al mismo destino que Cesc. «Neymar no es nadie sin la defensa, sin los centrocampistas, sin su portero; no debemos confundirnos y pensar en él, sino en nosotros, como hicimos ante el Madrid y el Milan», sostiene el azulgrana.

CHARLA CON ALEXIS / En eso piensa Guardiola, en conducir el partido hacia donde le conviene al Barça, aislando al delantero «monopolizando el juego». Ya firmaría con reducir al Santos a los dos contrataques que solo pudo activar el Al Sadd, pero eso se le antoja una quimera. Antes deberá perfilar la alineación, que tiene una gran incógnita: Alexis.

Guardiola mantuvo una charla con el chileno antes del entrenamiento de ayer. La sobrecarga en el aductor permite intuir que el delantero no jugará para evitar riesgos tras la grave lesión de Villa, y que el Barça repetirá la alineación del Bernabéu, con Pedro en lugar de Alexis.

EL OTRO ÍDOLO / Neymar, por el contrario, cuenta las horas que faltan para un partido «que cambiará la historia del fútbol». No se recató el joven delantero brasileño, sobre quien recaen todas las esperanzas de la hinchada santista. Es un recién llegado y no se atreve a catalogar el duelo como un cara a cara con Messi. Considera a Leo «el número uno del mundo» y una de sus principales fuentes de inspiración. «Veo sus vídeos y copio sus jugadas», dijo ayer antes del entrenamiento del Santos en el estadio.

Neymar no solo mira a Messi. Mira también a Puyol, un ídolo a quien conocerá de cerca pese a que es uno de sus habituales fichajes en la playstation. «Es un honor enfrentarme a él. Debe de ser una persona maravillosa. Intentaré hacerle sufrir un poquito y luego le pediré la camiseta», explicó con desparpajo. Habrá otra camiseta valiosa sobre el césped. La que lucirán los jugadores del Barça en homenaje a Villa, el gran ausente, antes de salir a capturar la última copa del año.