La nueva joya azulgrana

«Que valoren todo esto»

Iniesta anima a los niños y recuerda que él juega «para ser feliz y hacer feliz a la gente»

Iniesta saluda a Viedma ante Bobby.

Iniesta saluda a Viedma ante Bobby.

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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Con 12 años, llegó un tímido niño manchego a la vieja Masia. No iba solo. Ese niño de Fuentealbilla (Albacete) estaba acompañado por sus padres (José Antonio y María) y su abuelo Andrés. Al día siguiente, cuando lo dejaron en la puerta del colegio, le dijeron.«Luego volvemos». Salió del colegio y ya no estaban. Miró Andrés Iniesta Luján al Camp Nou, el templo que escoltaba día y noche la vieja Masia, mientras esas lágrimas, ya no furtivas, recorrían a diario su aporcelanado rostro. Ahora, cuando los niños se asomen a la ventana de la nueva Masia, ya no verán el estadio.

«El cambio de la antigua a la nueva es muy notable. Se ve la evolución de la vida misma»,recordó Iniesta, el mismo rostro de porcelana con un fútbol angelical que estremeció el Camp Nou el miércoles con un regate en el aire ante el Viktoria.«Sabía que el defensa checo arrastraría el pie por la hierba y por eso improvisé y levanté la pelota, fue un regate, un recurso más»,dijo con esa naturalidad que acostumbra. Tardó más en explicar el gol que en hacerlo. «No, no lo he inventado yo ese regate».

En esa jugada -«sí, fue bonita, con tantas paredes con Leo»-estaba la esencia de la vieja Masia. Ese gol lleva el sello del Barça. «Es algo reconocido a nivel mundial, eso es lo más difícil de conseguir en el mundo del fútbol»,confesó Iniesta, orgulloso de que una escuela de fútbol se haya convertido en una verdadera obra de culto.

«La cantera está reconocida en todo el mundo. El único secreto es que se hacen bien las cosas desde abajo. Se intenta mejorar no solo a nivel futbolístico sino personal»,explicó Iniesta, uno de los alumnos surgidos de una fértil academia que se ha transformado en un centro de referencia. «La Masia son muchas cosas»,dijo Iniesta, el segundo mejor jugador del mundo, según la FIFA, tras Messi. El tercero es Xavi, formado también ahí.

«A los chavales que están aquí les digo que valoren todo lo que tienen, que valoren ir al colegio y entrenar cada día. El tiempo pasa muy rápido y separarte de tu familia es muy duro como para desaprovechar el tiempo en algo tan bonito como esto», fue el penúltimo mensaje de Iniesta. Faltaba uno.«Yo juego para ser feliz y para hacer feliz a la gente». Así viven y juegan los niños de la Masia.