Análisis

Rosell expone sin proponer

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Se trata de una interesante reflexión del filósofoWalter Benjamin que, años más tarde, retomóRafael Sánchez Ferlosio en su discurso de aceptación del Premio Cervantes. Dibujan ambos dos tipos de personajes, los de carácter y los de destino. Simplificando un poco, los de carácter tienen un destino constante, mientras que los de destino, a medida que se enfrentan a nuevos retos, van conformando su carácter. Los primeros permanecen incólumes ante los arrebatos del futuro y las rémoras del pasado, mientras que los segundos, a fuerza de vivir siempre en una posibilidad, adaptan su fortaleza a los embates de la fatalidad.

Ferlosio,citando a un famoso prototipo de personaje de carácter, añadió: «La sin par naturaleza deDon Quijoteestaba en ser un personaje de carácter cuyo carácter consistía en querer ser un personaje de destino». ¿Y qué tiene que ver la novela y sus estudiosos conRosell, Laporta,el Barça y el lío monumental en el que estamos inmersos? Pues eso: queRoselles un personaje de carácter. YLaporta,un personaje de destino. En el primero se dan las características de la introspección y la devoción por unos principios que no se alterarán. En el segundo, juega más la cintura, la adaptación a las circunstancias. El primero es reflexión. El segundo, acción.

Por esoSandroapareció ante la asamblea de compromisarios con esa peculiar mezcla de discurso épico y tranquilo. Por eso enumeró los pros y los contras de la demanda contra la junta de Laportaen una escena colosal de la histórica reunión azulgrana del sábado. El tono deSandrofue el de una especie de divinidad que propone a los mortales una disyuntiva terrible, a solucionar en dos intensos, eternos, evanescentes minutos: ¿vamos a denunciar a quien nos llevó a lo más alto? ¿Pero, cómo no denunciarle si malvendió y gestionó mal y sin justificantes? ¿Vamos a denunciar a quien luchó contra los violentos y convirtió al club en un primer referente internacional? ¿Pero, cómo no denunciarle si se gastó tanto en hoteles y comilonas? Un personaje de carácter expone, pero no propone. Este es el papel que interpretóRosell.

Lo fue, claro, en cuanto se supo su voto en blanco. QueLaportaera un ente de destino ya lo sabíamos. O puede que lo fuera (y lo siga siendo) a la manera delQuijote.Como uno cuyo carácter consiste en querer ser destino. Pero la sorpresa fueSandro. El tono democrático de su discurso, didáctico, sopesado y sentimental, se tornó estupefacción para muchos cuando no se atrevió a elevar la cartulina del sí.¿No se atrevió o consideró que, como presidente, debía mantenerse al margen?

Como resalta en su excelente apunteRamon Besa,la postura deRosellse parece a la dePilatos.Pero hay más.Pilatosno era el jefe del club de fútbol de los judíos sino un árbitro, el pretor romano que tomaba en consideración los pros y los contras.Pilatosse lavó las manos porque, en el fondo, el asunto no iba con él. ¿YSandro? Por supuesto que le atañe el futuro del Barça y esta división espiritual que predijo. No tocaba permanecer al margen, como si se tratara de la reina madre, porque resulta queRosellno es un monarca representativo, sino el jefe de gobierno, el que toma (o debería) decisiones que el destino reclama.