la tribuna

A vueltas con Semenya

La investigación sobre la atleta surafricana y su test de sexo siguen sin resolverse medio año después

GERARDO Prieto
PERIODISTA

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El caso deCaster Semenya sigue sin resolverse transcurridos casi seis meses desde su impactante triunfo en el Mundial de Berlín, el pasado mes de agosto. La superioridad con la que esta atleta surafricana de 18 años ganó la carrera de las dos vueltas a la pista, los 800 metros, y su aspecto masculinizado obligaron a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) a abrir una investigación. La espera ha alimentado aún más el morbo mediático y rara es la semana en la que no aparecen declaraciones más o menos afortunadas de sus abogados, o familiares, o federativos, impacientes por ver a su campeona de nuevo en la pista.

Un test de sexo puede tardar 15 días a lo sumo, eso dicen los expertos. La pregunta entonces es: ¿por qué la comisión médica de la IAAF no da a conocer los resultados? Si los científicos implicados en el caso lo tienen claro, no se explica cómo una federación deportiva alarga de forma ¿innecesaria? un diagnóstico que, por el tiempo transcurrido, acabará pareciendo un veredicto.

También podría suceder que la nombrada comisión no se ponga de acuerdo porque el caso suscita todo tipo de controversias, entre ellas el inevitable enfrentamiento entre el progreso científico y las rancias normas federativas. En cuyo caso estaríamos hablando de un asunto tan antiguo como el inmovilismo de algunos poderes fácticos ante los siempre peligrosos avances científicos. Utilizando un símil facilón, la hoguera en la que ardeCaster Semenyaes un pebetero.

SIN

DUDA,un caso admirable de superación gracias a los avances tecnológicos y los nuevos materiales es el del también surafricanoOscar Pistorius.Hubo que amputarle de pequeño las piernas y ahora, con 23 años, corre los 400 metros en menos de 47 segundos, casi como los mejores atletas españoles, gracias a dos prótesis transtibiales de fibra de carbono. Su aventura tiene tal mérito que las rígidas normas deportivas han reventado sin contemplaciones después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), al que tuvo que recurrir para poder competir en las grandes citas deportivas, le diera finalmente la razón.

Lo que enPistoriousera un defecto se he ha convertido en una ventaja, pero enSemenyael exceso ha devenido en problema, seguramente atascado en el pantanoso terreno de los prejuicios, el sexismo o la falsa moralidad.

En un país como Suráfrica, en el que el racismo late aún a flor de piel, su caso ha llegado a ser comparado con el deSarah Bartmann,una esclava de la tribu Khoi, una etnia surafricana en la que abundaban los casos de esteatopigia, una acumulación anormal de grasa en los glúteos y un alargamiento exagerado de los labios internos de la vulva. En 1810 fue trasladada a Inglaterra, donde se la exhibió desnuda, como a un raro fenómeno de la naturaleza. Más tarde fue vendida al dueño de un circo en Francia, que la utilizó como atracción de feria. Alcoholizada y prostituida, murió cinco años más tarde. Casi dos siglos después,Nelson Mandelapidió la repatriación de sus restos, devueltos a Suráfrica en el 2002. Un centro de este país que acoge a mujeres y niños víctimas de la violencia doméstica lleva su nombre.

DE ESTE

MODO,Pistoriuspodría competir en Londres-2012 si logra la marca mínima, pero deSemenyano sabemos nada, aparte de una infinidad de rumores y especulaciones. No hay declaraciones de la atleta. No es una mala noticia, ya que eso significa que está bien protegida de los excesos del amarillismo, pero seguramente no lo estará pasando bien. La comparación conSarah Bartmannes desde cualquier punto de vista exagerada, pero existe una abundante información sobre los daños psíquicos causados en otros deportistas por esta u otras causas parecidas. La pregunta es, una vez más: ¿a qué espera la IAAF para decir lo que sabe?