COPA DEL REY

Un Barça sin tensión vence al Benidorm con un gol de rechace de Messi a 4 minutos del final (1-0)

Puyol abraza a Messi tras marcar este el único gol del Barça frente al Benidorm.

Puyol abraza a Messi tras marcar este el único gol del Barça frente al Benidorm.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De penalti fallado. No ha podido ser más triste el pase a los octavos de final de la Copa del Rey. Con un penalti que ha fallado Leo Messi, pero que ha sabido aprovechar el rechace del portero para marcar el gol de la victoria sobre el Benidorm, el Barça ha cubierto con más pena que gloria el expediente de esta noche (1-0) y ha evitado el "patinazo" que teme sufrir un día de estos Pep Guardiola. Ha marcadoLa pulga, pero el hombre de la eliminatoria ha sido Bojan, autor del gol de la ida y el hombre que ha forzado el penalti cuando el Barça estaba a punto de firmar un sonrojante 0-0.

Ha sucedido a cuatro minutos del final, lo que da idea del tostonazo de esta noche. Ha sido la mejor acción de Bojan, en la única vez que se ha escapado de un defensa. Etoo ha cogido el balón y se lo ha entregado a Messi, que había buscado el gol en dos buenos remates, los únicos con cara y ojos que ha sido capaz de crear el Barça ante un Benidorm que le ha creado más apuros de los previstos. Los mismos que el Numancia y el Basilea. Contra los rivales de menor entidad, el Barça se ha contagiado y ha exigido, también, su faz más sombría y gris.

SUSTO AL MINUTO

Desordenado e impaciente, el Barça se ha dejado arrastrar por la desidia, sin apelar a la garra y la ambición que le granjea la admiración unánime. Tampoco se ha motivado con el ridículo del Madrid. Era otro día propicio para ahondar en las enormes diferencias que les separan. El morbo no ha estimulado a los azulgranas. Pero tampoco han podido sestear, aunque lo pareciera por lo poco que han hecho. Antes de cumplirse el primer minuto, Chupe no ha llegado por centímetros a un balón de oro que le ha dejado frente a Pinto.

Ese segundo aviso, añadido al lanzado por Guardiola en la víspera, ha tenido el mismo efecto: ninguno. El Barça ha tenido que jugar siempre mirando el retrovisor. Igual que el Benidorm. Ambos equipos han plantado sus defensas muy adelantadas y alejadas de sus respectivos porteros, y ambos equipos han tratado de sorprenderse con pases largos, buscando la espalda de los centrales.

JUEGAN LOS CENTRALES

Curiosamente, ha pasado más apuros el Barça que el Benidorm. Como mínimo, los mismos. De balonazo de aquí para allá ha discurrido el encuentro, con lo que no ha habido ni pausas ni pases. Ni juego mínimamente estructurado. Ha seguido un guión monocorde de lanzamientos largos que iban de unos centrales a otros. Cáceres y Puyol han intervenido mucho más que Busquets, que Gudjohnsen, que Keita; más, incluso que Messi y Bojan en un Camp Nou desértico. Este pronóstico sí que se ha cumplido a rajatabla: si el público no responde en la Liga, cómo va a responder en la primera eliminatoria copera.

El discurso de Guardiola, además de alarmante, ha sido premonitorio. El equipo ha fallado. Ni siquiera sirve de excusa el valiente planteamiento del Benidorm, animado por sus colegas de Irún. Sin miedo, con más osadía que otrosprimeras, ha buscado las cosquillas al Barça con rápidas salidas desde atrás. Pinto ha intervenido dos veces para evitar que el once alicantino se adelantara en el marcador. Tan fino ha estado con la mano como errático con los pies. Hasta él llegaba la buena presión visitante.

BARÇA DESNATURALIZADO

Si Pinto no tenía tiempo siquiera de chutar el balón con precisión, menos lo tenían sus compañeros. Busquets ha quedado desactivado como mediocentro, condenado a ver pasar la pelota por arriba. Cuando la recibía no ha encontrado a nadie para entregarla. Gudjohnsen y Keita, dos interiores de perfil muy parecido --los dos son de tocar y subir al área-- no estaban cerca ni le acompañaban para construir el juego. Desnaturalizado, el Barça ha arrastrado como alma en pena su incomodidad. A la hora de partido, Xavi ha ocupado el puesto del islandés. Guardiola le ha rescatado del banquillo. Como a Etoo. El asunto pintaba feo, porque los dos pilares que ha dejado en la alineación (Puyol y Messi) han sido insuficientes.