La final de Sofía

El Barça necesita ganar hoy al Levski para pasar a los octavos sin depender de nadie

MARCOS LÓPEZ / SOFIA / ENVIAT ESPECIAL

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De París a Sofía. Es una final. Y no es una exageración. El Barça necesita hoy (20.45 horas, Canal+) ganar al Levski de Bulgaria --o hacer el mismo resultado que el Werder Bremen con el Chelsea-- para mantener sus opciones de defender la corona conquistada en el mayo parisino. "Es la primera de las dos finales que tenemos", confesó Deco, resumiendo la trascendencia del partido. Una derrota o un empate, combinada con el triunfo de los alemanes, significaría la eliminación.

Además del título, también hay en juego mucho dinero, 20 millones de euros, al menos, y algo que no tiene precio: el prestigio. Justo ahora, cuando la junta ha iniciado un proceso de universalizar el eslogan de més que un club, aprovechando su alianza con el Unicef, quedar fuera de la Champions sería una tragedia.

Más allá de lo que haga el Chelsea esta noche en Bremen, el Barça juega por sí mismo. Si gana al Levski ("no hay que subestimarlo, es un buen equipo", avisó Rijkaard, olvidando el cómodo 5-0 de la primera jornada) estará tranquilo porque al amparo del Camp Nou podrá batir a los alemanes. Es verdad que le vale el mismo resultado del Bremen, pero si no es capaz de tumbar al campeón búlgaro, que ha perdido los cuatro partidos de Champions que ha jugado, todo se complicará.

EVITAR EL RECUERDO DEL CSKA

Pero eso no calma al Barça, a quien sus errores en Europa han condenado a vivir en el alambre. Empató en Bremen de milagro gracias a un gol de Messi, sucumbió en Londres y se dejó empatar en el tiempo añadido con el Chelsea en el Camp Nou. O sea, apenas 5 puntos de 12 ha logrado el equipo de Rijkaard. Miseria para el campeón. Con esas cifras es lógico que el recuerdo del dream team haya resucitado.

No solo se le asocia en los buenos momentos, sino también en los malos. El Barça que ganó la primera Copa de Europa (1992) cayó eliminado después ante el CSKA de Moscú. Sin honor alguno. Sin presumir siquiera de su corona. "No contemplamos una derrota; la calidad, el espíritu y la capacidad de reacción del equipo en los momentos difíciles siempre ha sido buena. Creía que seríamos primeros y hemos luchado por serlo. La distancia entre el Chelsea y Barca es tan pequeña que una vez son ellos los primeros y la otra, nosotros", dijo Txiki.

PEÑA HRISTO STOICHKOV

Si este Barça es mejor que el dream team, también se demuestra en partidos como el de hoy. Aquel ni defendió la corona. Este, en cambio, a pesar de las bajas de Etoo, Messi, Saviola y Belletti, no teme la presión. "No estamos pensando en lo que puede pasar si nos eliminan, confiamos en nuestras posibilidades", recordó Rijkaard, ajeno a la densa agenda diplomática que desarrolla el presidente Joan Laporta en Sofía. Ayer inauguró la peña barcelonista Hristo Stoichkov, junto a la estrella azulgrana que le da nombre, hoy desayuna con el presidente de Bulgaria, Georgi Parvanov, y después visita al alcalde de Sofía, Boiko Borisov.

El equipo no está para actos diplomáticos. En Sofía, es el casi todo o nada. Ignorando lo que haga José Mourinho y el Chelsea, el campeón de Europa debe ganar al Levski para demostrar que el éxito no le ha consumido demasiado pronto.