Final de la Champions

La tristeza y angustia de un Barça que ya piensa en resurgir: "Volveremos"

CRÓNICA | Un Barça perdido sucumbe ante el Arsenal en la final de la Champions (1-0)

Las claves de la final de la Champions: sólo Mariona sigue ganando

Aitana Bonmatí y Joan Laporta, abrazados tras la derrota.

Aitana Bonmatí y Joan Laporta, abrazados tras la derrota. / Armando Franca / AP

Laia Bonals

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Lisboa
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El abrazo entre Joan Laporta y Aitana Bonmatí destilaba tristeza. De esa que no se detiene. Que te arrolla. Tanto la futbolista como el presidente rompían a llorar en un gesto angustioso en Lisboa. La plantilla del Barça aguantó estoica sobre el césped durante la celebración del Arsenal y totalmente en shock. No podía ser verdad. La historia de Turín volvía a repetirse. 

La final se vivió como una pesadilla. Como si en cualquier momento todo fuera a empezar de verdad. La final contra el Arsenal fue una neblina espesa que brindó imágenes que parecen irreales. Una de ellas, una vez terminado el duelo, cuando Mariona Caldentey, ahora con la camiseta 'gunner' puesta, se apartó de los festejos de su equipo y acudió a consolar a sus excompañeras. Lo mismo hizo Laia Codina, con muchas amigas en el vestuario azulgrana.

La sombra de la final de Turín de 2022 estuvo presente. En el partido y cuando todo terminó. La ocasión era dolorosamente parecida y la angustia que demostró el equipo una vez derrotado fue muy transparente. Las jugadoras no escondieron la tristeza ni el enfado y, ante los micrófonos, fueron sinceras. 

«Esto nos tiene que enseñar a mejorar. Me sabe muy mal por los aficionados. La tristeza y frustración es en gran parte por ellos. Lo siento mucho. Volveremos», confesó Aitana Bonmatí minutos después de que se consumara la derrota contra el Arsenal.

Aitana Bonmatí, consolada por Mariona Caldentey.

Aitana Bonmatí, consolada por Mariona Caldentey. / Armando Franca / AP

Ninguna de las futbolistas se quitó la medalla de subcampeonas del cuello tras el pasamanos. Y, en un gesto de autocrítica no siempre fácil en caliente, admitieron que no habían hecho un buen partido ante el Arsenal. «No hicimos nuestro juego. No estuvimos cerca», confesaba la centrocampista azulgrana Patri Guijarro.

A Alexia Putellas, apenas sin palabras, le costó contener las lágrimas. «Estamos mal. No fuimos capaces de hacer nuestro juego. Mal...», repetía la capitana. «Aprenderemos. Siempre que perdemos salgo y digo esto. Fue duro. Porque ves la grada y no entiendes cómo ha podido pasar. Este domingo será un nuevo día y trabajaremos para que no vuelva a pasar», abundó.

Joan Laporta consuela a Alexia Putellas tras la derrota frente al Arsenal.

Joan Laporta consuela a Alexia Putellas tras la derrota frente al Arsenal. / JOSE SENA GOULAO / EFE

«Ha sido una hostia de realidad», decía la guardameta Cata Coll. «Fue una final dura, difícil», le secundaba Patri Guijarro. El vestuario se marchaba tocado de una derrota que levanta ampollas tras el peor partido de la temporada. 

«Que la gente se quede solo con este partido no justifica que no hayamos hecho una buena temporada. Por 90 minutos no echaremos a perder toda la temporada. Estas jugadoras y yo lo volveremos a intentar», decía el técnico Pere Romeu, que no ha conseguido romper la maldición que no permite a un entrenador del Barça ganar la Champions en su primer año en el banquillo. 

El Barça se marchó del estadio José Alvalade tan rápido como pudo. Las futbolistas salieron aún vestidas de azulgrana, en chanclas y con pizzas por la zona mixta. La mirada escurridiza y el semblante tenso. En silencio, se fueron del escenario que se había preparado para su coronación, pero terminó convirtiéndose en el decorado de una pesadilla. 

Arsenal-Barça en la final de la Champions (1-0)

Arsenal-Barça en la final de la Champions (1-0) / Agencias

Sin embargo, el Barça ya se ha levantado de una situación como ésta. Y ese es el clamor del vestuario y cuerpo técnico. La palabra «volveremos» salió de la boca de todas las personas del equipo desde que acabó el partido. El directivo responsable del fútbol femenino azulgrana, Xavi Puig, muy afectado tras la derrota y acompañado por Laporta en su marcha por el estadio, recalcó el mensaje. «A levantarnos. Volveremos».

Y ese ahora es el trabajo de todo el Barça. Afrontar el día después. Intentar entender lo que ha sucedido en Lisboa para que no vuelva a ocurrir. La herida es grande en el vestuario, pero no debería poner en duda un proyecto que lleva años dominando en Europa. El bache es inesperado por el cartel de favoritas. Pero derrotas como las de Lisboa demuestran cómo es de complicado lo que lleva años haciendo el equipo azulgrana. Y que, pese a haber convertido el éxito constante en rutina, todo esto es excepcional.