Clásico en Montjuïc
El Madrid gana al Barça por primera vez en su historia y le recuerda que no es inmortal (1-3)
El conjunto de Pere Romeu cayó por primera vez ante el conjunto blanco en el 19º clásico de la historia.
La colegiada anuló el tanto de Jana que suponía el 2-1 por un fuera de juego inexistente de Graham Hansen.

Las futbolistas del Real Madrid celebran un tanto en el clásico ante el Barça en Montjuïc / Europa Press


Laia Bonals
Laia BonalsRedactora de deportes
Laia Bonals es redactora de deporte de El Periódico desde abril de 2023. Antes, formó parte de la sección de deporte del ARA, donde empezó su especialización en deporte femenino la temporada en la que el Barça ganó su primera Champions en Goteborg. Desde entonces, ha sido la especialista en el creciente mundo del deporte femenino, siempre preocupada contar las historias de las atletas que están cambiando el mundo y rompiendo techos de cristal.
Colabora con las emisoras de radio Catalunya Ràdio y RAC1, además de las cadenas televisivas de Gol TV y Teledeporte.
El Real Madrid le ganó al Barça. Ante su gente y en casa. Le recordó que no es inmortal y que los partidos, aunque se sufran, no siempre se ganan. Fue un día gris, en el cielo y en la cabeza de las azulgranas. Un golpe desconcertante y peligroso. El duelo más parejo en la historia de los clásicos cayó para el conjunto blanco y un Barça desmejorado y perdido vivió su primera derrota ante el Madrid (1-3).
Cata pedía que el Real Madrid viniera a competir. Lo intentaron, sobre todo en la primera parte, y terminaron ganando. Las de Alberto Toril tuvieron más el balón que en otras ocasiones y acecharon a la guardameta azulgrana. Pero el poco peligro general siempre quedaba contrarrestado por la mallorquina. Fue uno de los clásicos más igualados de la historia. Una presión muy intensa asfixió en momentos al Barça, que tardó poco en dar con la tecla para superarla y crear juego.
35.812 espectadores
Con ocasiones por los dos lados, el encuentro fue trepidante. No solo por el ritmo, sino por la cantidad de detalles ante una afición que llenó el Estadi Olímpic de Montjuïc (35.812 espectadores).
Pese al intercambio de golpes, el marcador mantenía el resultado inicial. El Barça estaba con diez mientras Caroline Graham Hansen, con un gesto extraño en la rodilla, estaba siendo atendida en la banda. El Madrid aprovechó la reubicación azulgrana para sacar rápido y beneficiarse de la inferioridad numérica de las locales.
Los códigos no los compran los millones, quedó claro. Segundos después, Moller sirvió un centro que Alba Redondo remató de cabeza y superó a Cata Coll. En tan solo 3 de los 19 clásicos disputados, el equipo blanco había conseguido ponerse por delante en el marcador.
Pitada en el estadio
Una sonora pitada inundó el Lluís Companys. Aitana pedía calma, y Pajor animaba a sus compañeras. Alexia se miraba la celebración blanca con el ceño fruncido. Se marcharon al descanso perdiendo y la ya de por sí fría mañana se congeló un poco más.
El desconcierto lo nubló todo. Las intenciones del Barça, que a medida que pasaron los minutos se fueron diluyendo, y las ocasiones, cada vez más erráticas. El nubarrón que amenazaba el estadio culé también se coló en la mente de las futbolistas de Pere Romeu. Estaban inconexas y precipitadas, con una urgencia que no les dejaba crear. Buscaban el gol, con cierta ansiedad, y se olvidaron de que su futbol es la mejor vía para encontrarlo.
Lluvia y granizo
Se abonaron a la verticalidad y usaron las bandas como vía de ataque. Mapi León se colocó en la banda izquierda. Desde allí envió un balón bombeado y larguísimo. Caroline Graham Hansen remató agazapándose pese a saltar. Entró limpia para desatar la locura. Con los brazos abiertos recorrió de vuelta el camino hasta el centro del campo. Alexia esprintó para recoger la pelota que descansaba por fin en la red. Cuando el balón volvió a rodar, empezó a granizar.
El Barça se encontró más cómodo. Le dió una mínima pausa que les permitió crecer. Recuperando los momentos más lúcidos de la primera parte, el Barça se instaló ante el área blanca. La asediaron, una y otra vez. Las zarandearon, pero el Madrid se mantuvo en pie. No se habían visto en otra. La colegiada anuló el tanto de Jana que suponía el 2-1 por un fuera de juego inexistente de Graham Hansen en la jugada.
Ahí el Barça se quedó congelado. En pleno aguacero se deshizo. Y el Madrid aprovechó su única ocasión. Caicedo centró y Weir remató. Se hizo el silencio en Montjuic, donde solo se oía el agua chocar contra el suelo. La desorientación fue máxima y en pleno añadido, Weir puso el definitivo 1-3. El resultado ajusticiaba a las azulgranas en el luminoso mientras se marcharon del verde. Se quedaron juntas, cabizbajas, en el centro del campo. El golpe costará tiempo de digerir, no solo por el resultado, sino también por la imagen que dio el equipo.
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