El joven agredido quiso jugar a ser un héroe y, ante el acoso que Kim Kardashian (33) estaba sufriendo por parte de los paparazzi al llegar a un centro médico, éste comenzó a espantar, a su manera, a los fotógrafos. Pero a Kim el chico no le gustaba ni un pelo y le pidió que se le alejara de ella.
En ese momento, al joven, se le despertó la fiera y Kim se convirtió en el centro de una serie de insultos hirientes y racistas. La socialité llamó a su chico, Kanye West (36), y en pocos minutos entró en escena.
El joven, de 18 años, recibió una serie de puñetazos por parte del rapero y antes de que llegase la policía, la pareja se había marchado del centro médico.