Poder peludo
50 años del primer Canet Rock: el día que Franco estuvo muerto 12 horas
Un libro de Donat Putx y una exposición de fotografías de Francesc Fábregas reconstruyen el legendario festival que certificó el empuje de la contracultura hace medio siglo

Canet Rock de 1975 . Pau Riba / Francesc Fábregas


Ramón Vendrell
Ramón VendrellPeriodista
Dice el periodista musical Donat Putx: "Una vez Sisa me comentó: 'Por unas horas, y aunque sabíamos que no era verdad, Franco estuvo muerto'. Consiguieron crear una isla donde la gente se expresaba como quería y hacía lo que quería. Y aquello no se encabronó en ningún momento. Se demostró que la contracultura era muy loca, pero muy civilizada al mismo tiempo".
El prodigio sucedió en el Pla d'en Sala entre el 26 y el 27 de julio de 1975, en el primer Canet Rock. Se estima que asistieron unas 25.000 personas. El dictador murió el 20 de noviembre, 117 días después, y matando: el régimen fusiló a tres militantes del FRAP y dos de ETA el 27 de septiembre.
Putx reconstruye con detalle la edición fundacional del festival y las tres siguientes (1976, 1977 y 1978, con el nombre de Canet Roc) en 'Canet Rock. Mig segle de música i follia' (Enderrock Llibres). El libro se ocupa de manera más sucinta del rescate de la marca en 2014, y hasta ahora. A diferencia de Putx, Francesc Fàbregas estuvo en las citas de los 70. Como fotógrafo. En la del 75 estrenó la Nikon F con la que más adelante retrató en directo a los Rolling Stones, Bob Marley o Bruce Springsteen. Su exposición en el Ateneu de Sant Just Desvern también celebra, hasta el 6 de julio, el medio siglo de Canet Rock. "Fue extraordinario porque todos vivimos la experiencia de un festival de música al aire libre por primera vez en la vida", señala.

El cartel de Canet Rock de 1975 / Josep Farriol
Caldo de cultivo
Al menos, casi todos. Ya se habían celebrado el festival del Grup de Folk en el parque de la Ciutadella de Barcelona (1968), el Festival Internacional de Música Progresiva de Granollers (1971) y las 6 Horas de Música Progresiva de Sallent (1972). En otra órbita musical, Canet acogía las Sis Hores de Cançó desde 1971. Canet Rock supuso un salto de escala y una demostración de poder peludo.
Días antes de la celebración de la cita del Maresme, el 5 de julio, tuvieron lugar en la plaza de toros de Burgos las Primeras 15 Horas de Música Pop. 'La Voz de Castilla' saludó el evento con un titular de portada inolvidable: "La invasión de la cochambre". El subtítulo estaba a la altura: "A Burgos le ha cambiado la cara; ahora tiene legañas". Por el contrario, la prensa catalana, no solo la 'underground' y la especializada, mostró complicidad con Canet Rock. "Todo el que tuviera un poco de pesquis veía que el régimen agonizaba y que Canet Rock era un signo de avance", indica Putx.
De Sisa a Lisa
Las autoridades se portaron casi bien. Por ejemplo, no entraron uniformados. Otra cosa es secretas. Pero la anunciada actuación de Sisa fue prohibida en el último momento. De hecho, siempre prestas las autoridades franquistas a suministrar humor esperpéntico en el apartado censor, prohibieron la actuación de una tal Lisa. Sin más explicaciones. Puesto el personal a buscar un motivo, se llegó a la conclusión de que se debía a una entrevista en 'Fotogramas' en la que el cantautor galáctico se declaraba partidario de "un cierto anarquismo individual". Lo que estaba claro es que Lisa era Sisa. No era cuestión de jugar con fuego y el pase fue suspendido. Tras la reacción inicial de rabia popular (había corrido la voz), que el propio público sofocó, se pinchó 'Qualsevol nit pot sortir el sol'. Los asistentes cantaron el himno utópico a pleno pulmón y mechero en alto. Sin actuar, Sisa consiguió una cima de la jornada. Todo gracias a unos tiempos "delirantes y muy garrulos", bromea Putx, qué remedio. En retrospectiva, episodios así "hacen reír y engrandecen la leyenda de esos artistas", añade.
Tiro al ano
Sí actuaron, por este orden, Barcelona Traction, Fussion, Iceberg, Gualberto, Jordi Sabatés (sin Tete Montoliu, como prometía el cartel, obra del dibujante Josep Farriol, 'Pepichek' de nombre artístico), Pau Riba, Oriol Tramvia, Ia-Batiste, Lole y Manuel, Orquestra Mirasol con Maria del Mar Bonet como invitada, Companyia Elèctrica Dharma y Orquestra Plateria. El lema de Canet Rock era '12 hores de música i follia'. La 'follia' estuvo sobre todo en la zona de mercadillo, con el concurso de tiro al ano del puesto del colectivo dedicado al cómic 'underground' El Rrollo Enmascarado o Salvador Picarol, futuro fundador de Ràdio Pica, ofreciendo duros a cuatro pesetas. Lean el libro de Putx para saber en qué consistían ambas cosas. El sonido fue muy insuficiente, pero el tinglado general estaba bien diseñado por los arquitectos Dani Freixas y Pere Riera. "Todo era bastante 'do it yourself', pero bien planificado -resume Putx-. Supieron ver que un festival es más que actuaciones". De la parte artística se ocupó Zeleste y de la técnica, Pebrot Enterprises, empresa de La Trinca.

Sisa, en el Canet Rock de 1976 / Francesc Fábregas
El misterio Crema Galilea
La vertiente social de Canet Rock ya estaba bastante documentada. Para empezar, Francesc Bellmunt rodó un documental. Otro cantar es la vertiente musical. Putx exhumó crónicas de la época y habló con participantes en las cuatro ediciones primigenias del festival para "intentar saber qué músicos había en las bandas, en qué momento estaba cada banda, qué repertorio solían hacer, qué influencias manejaban". Unas veces tuvo más éxito y otras, menos. Incluso ninguno en una ocasión. De Crema Galilea, formación de nombre misterioso y espeso que abrió el festival de 1978, solo logró averiguar que tenía en sus filas a dos futuros miembros de Suck Electrònic Enciclopèdic y que interpretó una pieza titulada 'Tampax'.
La edición de 1978 ya no estuvo a cargo de Zeleste y Pebrot Enterprises. Matriu Matràs, la oficina de Pau Riba, pilotó el frente artístico y Sono-Servei, el técnico. El cartel se internacionalizó, reflejó los nuevos tiempos traídos por el punk y llevó la idea de mezcla al paroxismo. En un extremo, David Aellen y Nico, gloriosos marcianos con raíces en los 60. En el otro, Blondie y Ultravox, relucientes heraldos de la new wave. Y en medio, la berrea periférica de la Banda Trapera del Río, el jazz rock de Música Urbana y los inmortales (es un hecho) Sírex.
Interregno acabado
No tuvo continuidad el festival. La edición de 1978 fue un fiasco económico, en primer lugar porque se coló quien quiso colarse. Miles de personas. El punk también era eso. Putx, no obstante, considera que se había acabado un ciclo y nadie tuvo ganas de coger el testigo. El Canet Rock, argumenta, estaba vinculado al "interregno excepcional" que hubo entre los estertores del franquismo y el nacimiento del nuevo régimen auspiciado por la aprobacion de la Constitución de 1978.
Ah, sí, Canet Rock funciona como un tiro desde que la marca fue resucitada en 2014 como fiesta mayor de las fiestas mayores de Catalunya.
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