EMERGENCIA EN BARCELONA

Oda a la Bodega d'en Rafel, paraíso perdido del barrio de Sant Antoni: "Era como una fiesta de pueblo"

Un documental celebra el bar barcelonés anterior a la jubilación de su dueño y alerta sobre la pérdida de identidad y cercanía de los bares de la ciudad, en una crisis equivalente a la de la vivienda

Rafel, en una imagen del rodaje del documental 'La Bodega d'en Rafel'

Rafel, en una imagen del rodaje del documental 'La Bodega d'en Rafel' / Zuzu Cinema

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

Barcelona
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Carlos Prieto aún era un joven asturiano de vida más bien precaria en Barcelona. Su padre vino a visitarlo un poco preocupado por esa inestabilidad y a Prieto no se le ocurrió otra cosa que llevarlo a tomar algo a su bar de cabecera, la Bodega d'en Rafel, en el barrio de Sant Antoni. Esto es raro y quiere decir algo. A la hora de pagar, su padre fue a la barra y Prieto observó desde fuera cómo hablaba con Rafel un rato largo. Salió feliz. Esto es rarísimo y quiere decir mucho. "Solo me dijo que nos había invitado -comenta Prieto-, pero intuí que se había quedado más tranquilo porque al menos había un sitio donde iban a cuidarme".

Prieto y cinco amigos y parroquianos del bar (Inés Marcos, María Serrano, Antonio Sánchez, Arnau Soler y Álvaro Marcos) decidieron grabar un documental sobre su refugio cuando vieron que Rafel empezaba a hablar en serio de jubilarse. El único de la pandilla que se dedica al audiovisual es Prieto, que es montador, de modo que asumió el papel de director. "En realidad, solo arreglaba lo que íbamos haciendo entre los seis", puntualiza. O sea, todo, y cuando sus trabajos se lo permitían. 137 personas hicieron aportaciones al Verkami que pusieron en marcha. La Associació Professional del Mercat del Llibre Dominical de Sant Antoni contribuyó con ¡mil euros! Con el dinero, pagaron a profesionales de procesos de posproducción que les hicieron precio de amigo. El proyecto comenzó en 2021 y por fin 'La Bodega d'en Rafel' tiene un pase para camaradas este jueves en los Cinemes Girona.

La majez absoluta

El sexteto descubrió la Bodega d'en Rafel en 2012 y de inmediato se convirtió en su lugar para quedar los jueves después del trabajo, o antes de ir por ahí, como prefieran. "Había un ambiente que ya no veías tanto en Barcelona -cuenta Prieto-. Era un caos orquestado, con un montón de gente de todo tipo en la barra, en las mesas y fuera. Era como una fiesta de pueblo". No tenía ínfulas gastronómicas, pero el fricandó, el 'capipota' o el jamón que "siempre estaba cortando Rafel" estaban "muy ricos". En el centro de todo, aunque lo contrario de una estrella, Rafel, "la majez absoluta". El establecimiento sigue en el mismo sitio con el mismo nombre, pero en otras manos. Al menos para Prieto, no es lo mismo, aunque tampoco él es el mismo.

La Bodega d'en Rafel, en una imagen tomada durante la grabación del documental

La Bodega d'en Rafel, en una imagen tomada durante la grabación del documental / Zuzu Cinema

Sociología y canciones

Los escritores Miqui Otero y Martí Sales, clientes del bar y teóricos de los bares a su manera antiteórica, dan vuelo sociológico al documental. Tampoco está tan lejos lo que dicen de lo que dice el músico Carlos Ordax (Los Bisontes), otro asiduo. Básicamente: queremos bares donde sentirnos como en casa y que no nos desplumen; la vivienda es una emergencia en Barcelona, pero los bares también. Asimismo, aparece en la película Janet Sanz, concejala por Barcelona en Comú. Hijos del Trueno cedieron las canciones 'Ahí viene el colapso' y 'Los zombis de mi ciudad', y no podía faltar 'Acordarnos', de Astrud, con los preclaros versos: "Y nuestro bar cerró, hace tiempo que cerró / En su momento nos dio igual y ahora también / Si no fuera porque han pasado los años / Y ahora han puesto un Starbucks / Y nos da tanta rabia que parece nostalgia".

Carlos Ordax, en la Bodega d'en Rafel

Carlos Ordax, en la Bodega d'en Rafel / Zuzu Cinema

Cocinero desaparecido

Grabar sobre la marcha y oído al parche ofrece regalos. Un día los documentalistas escucharon decir en el bar que el cocinero había desaparecido. En efecto, había desaparecido. Abrió el bar y encendió las luces, como cada mañana, pero cuando llegó Rafel, no estaba y no se supo más de él. Circularon teorías muy de bar. Nada en claro. El misterio reclama un 'spin-off'.

La intención del equipo es que 'La Bodega d'en Rafel' vaya a festivales, se proyecte quizá algunos días en una sala barcelonesa y acceda a un circuito popular donde pueda verla cuanta más gente, mejor, por ejemplo en centros cívicos. Donde sería conveniente que se viera es en el Ayuntamiento de Barcelona, en el Gremi de Restauració, en Barcelona Global y sitios así.

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