Guía de lecturas

Cinco novelas de Eduardo Mendoza: alegría de escribir irresistible

El Premio Princesa de Asturias 2025 dinamitó convenciones con su primera obra, 'La verdad sobre el caso Savolta'

Eduardo Mendoza, pícaro de novela y "proveedor de felicidad", Premio princesa de Asturias de las Letras 2025

Eduardo Mendoza, flamante Premio Princesa de Asturias, este miércoles

Eduardo Mendoza, flamante Premio Princesa de Asturias, este miércoles / Jordi Otix / EPC

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

Barcelona
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'La verdad sobre el caso Savolta'

Eduardo Mendoza

Seix Barral

1975

'La verdad sobre el caso Savolta'

Menudo debut. Sin miedo al pastiche de lo que ha leído y con una alegría de escribir irresistible, Mendoza dinamita fronteras entre géneros, entre literatura popular y literatura seria, entre humor y profundidad. Justo lo que necesitaba la grave novela española de 1975, año de la muerte de Franco. La convulsa Barcelona de 1917-1919, la Barcelona de los negocios fabulosos y del pistolerismo tanto de la patronal como revolucionario, es la verdadera protagonista. Aunque ojo con Javier Miranda, un antihéroe que pasaba por ahí y del que tomó buena nota Francisco Casavella para el Fernando Atienza de 'El día del Watusi'. Como en 'Vida privada', de Josep Maria de Sagarra, el arriba y el abajo de la ciudad están conectados por conductos secretos.

'El misterio de la cripta embrujada'

Seix Barral

1978

'El misterio de la cripta embrujada'

Mendoza se desboca y a la vez se refina, se lo pasa bomba y al tiempo explora las posibilidades de la estructura narrativa. Nada como un majareta para ofrecer una mirada sensata de la sociedad. Una fórmula parecida, pero a través de los ojos de un extraterrestre, utilizaría en 'Sin noticias de Gurb', publicada originalmente por entregas en 'El País' en el memorable agosto de 1990; memorable por ese motivo. Regresamos a 'El misterio de la cripta embrujada': un criminal interno en un manicomio es liberado en la Barcelona de la Transición para resolver la desaparición de una niña interna en un colegio de las monjas lazaristas. A bodas le convidas. El detective súbito, y chiflado y sin nombre, reaparecería en 'El laberinto de las aceitunas', 'La aventura del tocador de señoras', 'El enredo de la bolsa y la vida' y 'El secreto de la modelo extraviada'.

'La ciudad de los prodigios'

Seix Barral

1986

'La ciudad de los prodigios'

Mendoza en todo su esplendor folletinesco. Barcelona, en el arco comprendido entre las exposiciones universales de 1888 y 1929, vuelve a ser la gran protagonista, pero encuentra más competencia que nunca en los personajes humanos: el trepa prepirenaico Onofre Bouvila, sus matones Efrén Castells y Odón Mostaza, el abogado Humbert Figa i Morera, el hospedero don Braulio y su afición al travestismo y el masoquismo, la fámula Delfina, más tarde actriz con el nombre artístico de Honesta Labroux... Que levante la mano quien sepa qué es una fámula sin haber leído 'La ciudad de los prodigios'. El autor había aprendido la importancia de un nombre y un apellido de los tebeos de Bruguera; aquí muchos resuenan como si llevaran 'panellets' debajo del brazo.

'El año del diluvio'

Seix Barral

1992

'El año del diluvio'

La fascinación de Mendoza por la Catalunya profunda, división brumosa, se emancipa. Triángulo amoroso entre una monja, un rico y un bandolero en la década de 1950. Fue adaptada al cine con el mismo título por Jaime Chávarri en 2004. No le ha ido mal al escritor en cuanto a versiones cinematográficas de sus obras, al menos en lo tocante a cantidad. Antonio Drove firmó 'La verdad sobre el caso Savolta', con José Luis López Vázquez y Ovidi Montllor; Cayetano del Real hizo 'La cripta', con José Sacristán como protagonista, y Mario Camus filmó 'La ciudad de los prodigios' con Olivier Martínez y Emma Suárez a sus órdenes.

'Riña de gatos. Madrid 1936'

Seix Barral

2010

'Riña de gatos. Madrid 1936'

Novela ganadora del Premio Planeta, 601.000 euros de entonces. Lo más parecido a una novela histórica formal que ha escrito Mendoza, sin renunciar a la sátira. El hispanista británico Anthony Whitelands, especialista en pintura velazqueña, llega a Madrid justo antes de la Guerra Civil con el encargo de autenticar un supuesto cuadro de Velázquez propiedad de don Álvaro del Valle, duque de Igualada y grande de España. En un avispero se mete. Todo el mundo le espía. Los personajes inventados conviven con los reales, como José Antonio Primo de Rivera, Francisco Franco, Emilio Mola, Gonzalo Queipo de Llano, Manuel Azaña y Niceto Alcalá-Zamora.