Exposición

El Museu Tàpies rescata del exilio mexicano a Marta Palau, artista del cuerpo, la tierra y la magia ancestral

La muestra 'Mis caminos son terrestres' vindica a una creadora multidisciplinar cuya obra está atravesada por la huida del franquismo y las culturas indígenas del país que la acogió

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La instalación 'Nómadas II', de Marta Palau, en el Museu Tàpies

La instalación 'Nómadas II', de Marta Palau, en el Museu Tàpies / Marc Asensio

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

Barcelona
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Marta Palau (Albesa, Lleida, 1934-Ciudad de México, 2022) llegó a México en 1940 con sus padres al amparo de las políticas del presidente Lázaro Cárdenas favorables a la acogida de exiliados republicanos españoles. El país no solo le brindó refugio sino también numerosas culturas ancestrales que resultarían esenciales para una creadora que entendía el arte como "magia y libertad", según sus palabras. De magia y telurismo anda sobrado México. "Su conocimiento de las artesanías y las mitologías indígenas era profundo", dijo uno de sus nietos en un aparte en la presentación de la muestra que le dedica el Museu Tàpies. "Crecimos como arqueólogos", amplió otro nieto, en referencia a los viajes de Palau a Yucatán, a Chiapas, a Oaxaca, a la Baja California.

'Marta Palau. Mis caminos son terrestres', en el Museu Tàpies (Barcelona) hasta el 17 de agosto, es la primera gran muestra dedicada a la artista a escala internacional tras su muerte. La exposición presenta dibujos, pinturas, instalaciones, esculturas ('Guerrero caído', hecha con tela, cordones de algodón y yute, pigmentos, madera y caparazón de armadillo, quizá sea el cénit de su característica mezcla de materiales, por lo común orgánicos) y algunas de sus grandes piezas textiles, así como objetos inéditos de su archivo personal. "La tierra y el cuerpo", en particular el femenino, son los ejes de 'Mis caminos son terrestres', señaló su comisaria, Imma Prieto, también directora del Museu Tàpies.

Vagina de yute, semen de nailon

En cuanto al cuerpo: reciben al visitante en potente montaje 'Ilerda V', una vagina hecha de algodón y yute, y 'Cascada', eso, una cascada, pero de semen, hecha principalmente de nailon. Las 'Naualli' (mujer protectora, mujer de visión o mujer de poder en lengua náhuatl), uno de los fetiches de Palau, están bien representadas en la exposición.

Las obras 'Ilerda V' y 'Cascada', de Marta Palau, en el Museu Tàpies

Las obras 'Ilerda V' y 'Cascada', de Marta Palau, en el Museu Tàpies / Marc Asensio

En cuanto a la tierra: en la visión de la artista, la "misma tierra que expulsa e hiere también sabe acoger y dar cobijo, engendrar vida y alimentar", escribe Prieto en el texto curatorial. Es una visión marcada por el exilio propio y por la realidad migratoria que la rodeaba. Una instalación como 'Nómadas II', con decenas de pies de cerámica inspirados en el arte rupestre de la Baja California, adquiere ahora una "dimensión más profunda" con las deportaciones y el bloqueo fronterizo de Donald Trump, indicó Tatiana Cuevas, directora del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución coorganizadora de la muestra.

Memoria histórica

Palau sumó a los conocimientos textiles aprendidos de tradiciones mexicanas una estancia en 1968 en el taller catalán de Josep Grau-Garriga, maestro que había colaborado con Joan Miró y Antoni Tàpies. La exposición se enmarca dentro de la línea de trabajo del Museu Tàpies que persigue restituir la memoria histórica, a la vez que dialoga con el informalismo matérico de Tàpies.