NARRACIÓN CON 'FEEDBACK'

Juan Trejo recibe un torrente de información sobre su hermana víctima de la heroína tras la publicación de 'Nela 1979'

La investigación para reconstruir la vida de Manuela fue frustrante la mayor parte del tiempo, pero después de la edición del libro nueve lectores han contactado con el escritor para facilitarle cartas, fotografías e historias de la joven fallecida hace 46 años

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Nela, en 1977, 1978 y 1976, en fotografías que lectores de 'Nela 1979' han dado a Juan Trejo

Nela, en 1977, 1978 y 1976, en fotografías que lectores de 'Nela 1979' han dado a Juan Trejo / Marta G. y Manel T. / Javier S. G.

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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La investigación de Juan Trejo (Barcelona, 1970) para reconstruir la vida de su hermana muerta a causa de la heroína en 1979, a los 21 años, fue la persecución de un fantasma la mayor parte del tiempo. Primero tuvo que enfrentar el silencio familiar en torno a la fallecida. "Deja a tu hermana tranquila", le dijo su madre. Tampoco es que la familia supiera gran cosa sobre la existencia que llevó desde que se fue de casa. Después, fotografía de la difunta en mano, picó piedra entre personas que conocían los círculos contraculturales barceloneses que ella frecuentaba. "Fue frustrante -dice el escritor-. Casi todos aludían a problemas de memoria y en algunos casos notaba que había una voluntad de no explicar. No conseguí ninguna información concreta acerca de mi hermana". La comunicación con el Hospital Provincial de Valencia, donde murió, fue una estéril pesadilla burocrática.

Cuando ya tenía avanzada la escritura de lo que sería 'Nela 1979' (Tusquets), en una versión que iba a desembocar en "la imposibilidad de saber de una vida", en palabras de Trejo, una prospección en Italia le condujo a la familia de Valerio, el novio genovés de Nela, también fallecido, aún más espectral que su hermana hasta ese momento. Bingo. "Eso lo cambió todo -señala el autor-. Fue muy intenso. Retomé la relación con mi terapeuta porque me desbordaba la generosidad de esa gente al hablarme de mi hermana".

Nuevos testimonios

'Nela 1979' se publicó hace menos de cinco meses. Desde entonces, nueve personas que conocieron a Manuela (Manoli para la familia; Nela de nombre elegido fuera de la familia) han contactado con Trejo para contarle su relación con ella.

Javier S. G. me entregó 12 cartas de Nela, cuando yo solo tenía dos

Por ejemplo, Javier S. G., de Madrid, que escuchó a Trejo hablando de 'Nela 1979' en la SER, pensó que tenía que ser la Nela a la que conoció, compró el libro, lo leyó y contactó con él. Nela y Javier se conocieron en 1976 en un concierto en Santander, cuenta el escritor, y con otras personas fueron de allí a Galicia en autostop. Mantuvieron una relación de amistad hasta que ella desapareció. Javier no sabía que había muerto. Simplemente, dejó de saber de ella. "Me entregó 12 cartas de Nela -explica Trejo-. Cuando yo solo tenía dos. Y son cartas escritas a un amigo de su edad y del mismo rollo". No al hermano pequeño. Asimismo, le dio fotografías de Nela, y hace poco le envió una poesía dedicada a ella. "La recuerda con verdadera emoción".

Por ejemplo, Marta G. y su marido, Manel T., que también escucharon a Trejo en la radio, en esta ocasión RAC1, e hicieron lo mismo que Javier. Marta trabajó con Nela en los estudios de doblaje La Voz de España y después fue enfermera. Fueron amigas desde 1975 y viajaron juntas a Baleares y Zaragoza. Nela hizo una breve escala en Barcelona en 1978, en el traslado de Génova a Valencia. Fue la última vez que Marta la vio. "Me contó que Nela fue a buscarla porque no sabía cómo conseguir heroína en Barcelona y pensó que ella podría ayudarla al trabajar en Sant Pau -relata Trejo-. Lo que hizo fue llevarla a la unidad de psiquiatría, que empezaba a dedicarse también a la desintoxicación. El doctor le ofreció el tratamiento con metadona, que ya se estaba probando. Nela dijo que lo pensaría y no volvió". Más fotos y cartas.

Nela, en una imagen de 1976

Nela, en una imagen de 1976 / Javier S. G.

Por ejemplo, Eva M. y María E., compañeras de Nela en la empresa de publicidad Víctor Sagi, donde nadie de la familia sabía que había trabajado en 1974. Otra remesa de fotos. María, además, había guardado una felicitación navideña de Nela, con una Mafalda dibujada a boli. Se la dio a Trejo y le dijo: "Quiero que la tengas tú". Al hermano le llegó al alma que Eva y María recuerden como "guapa e interesante" a una adolescente con la que tuvieron trato muy poco tiempo y solo en el trabajo, 50 años atrás.

Lectores identificados

Los testimonios, las cartas y las fotos no han cambiado sustancialmente la visión que Trejo tenía de su hermana al concluir 'Nela 1979'. Le han aportado, claro está, numerosos detalles que le habría gustado conocer antes, si bien no está seguro de que hubieran beneficiado a la narración. La explicación, más adelante.

Al margen de estas nueve personas que conocieron a Nela, Trejo ha recibido decenas y decenas de mensajes de lectores a través de las redes sociales y la editorial. "No exagero si digo que no ha habido día en que no haya recibido uno", dice. Son, prosigue, notas "muy personales" llegadas de toda España que le agradecen que haya escrito el libro, la mayoría porque han encontrado en la historia de Nela "alguna cosa de su propia historia". La heroína, de la que Nela fue una víctima temprana en España, causó mucho daño. Un daño apestado, para más inri. De alguna manera, 'Nela 1979' brinda una memoria y comprensión a la legión de caídos. Caídos también en el olvido.

Fue una alegría que mis hermanos hicieran suyo el libro cuando lo leyeron

El escritor atribuye en parte el alto grado de identificación que genera 'Nela 1979' a que "el libro aprovecha su gran desventaja". Esto es: "Que mi hermana sea más un esbozo que una pintura completa, y que en ella confluyan ítems como inmigración, gran ciudad, hija rebelde, permite que se encajen ahí muchas vivencias de los lectores". Era la explicación pendiente.

Los hermanos

Trejo, el menor de cuatro hermanos, tenía nueve años cuando murió Nela, que ya llevaba por entonces tiempo fuera de casa. Paco y Carmen, entre los que nació Nela, tienen más recuerdos de ella, y más definidos. Por supuesto, habló con ambos para la obra. "Paco y Carmen, especialmente Carmen, vivieron en primera persona momentos oscuros de Nela que yo no viví. Tenía dudas sobre cómo se tomarían el libro. Fue una alegría que lo hicieran suyo cuando lo leyeron". Ahora todos la llaman Nela, no Manoli.

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