Fruto del impulso desobediente
La Barcelona de los años 70: cinco episodios de insumisión cultural con el espíritu del 'secuestro' del 47
Los tebeos del Rrollo, las Jornades Catalanes de la Dona, el Grec-76, el Ateneu Popular Nou Barris y el Festival Punk Rock de la Aliança del Poblenou fueron fruto del impulso desobediente. Cosas que había que hacer y se hicieron al margen de los poderes establecidos y contra ellos
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Manifestación organizada por la Assemblea d'Actors i Directors, en enero de 1976 / Pilar Aymerich / Arxiu del Museu de les Arts Escèniques


Ramón Vendrell
Ramón VendrellPeriodista
Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 hubo en Barcelona una erupción de iniciativas rebeldes de toda índole. "Fue una insurrección -resume la fotógrafa Pilar Aymerich-. Es cierto que el mundo franquista estaba asustado y a la expectativa, pero fue sobre todo una explosión popular después de años de represión". 'El 47', película que recrea el 'secuestro' de un autobús de esa línea por parte de Manuel Vital en 1978, ha generado una ola de simpatía por la acción directa pacífica ante la injusticia. El mismo espíritu desobediente y de hacer las cosas porque es necesario hacerlas estuvo presente en incontables proyectos de la órbita cultural, de los que seleccionamos cinco.

La ilustración de la portada de 'La Piraña Divina' / Nazario / Archivo
En primer lugar porque no existía en España ninguna editorial ni revista interesada en el cómic 'underground', Nazario, Mariscal y los hermanos Miquel y Josep Farriol, Farry y Pepichek de nombre artístico, se autoeditaron el tebeo 'El Rrollo Enmascarado' en octubre de 1973. Fue la primera entrega del colectivo de dibujantes pronto conocido como El Rrollo, y fue secuestrada por orden gubernativa. La tercera, 'Catalina' (1974), fue multada en un juicio de faltas. Además, la recién nacida revista 'Star' (junio de 1974), pionera en publicar historietas 'underground', iba acumulando sanciones. De modo que Nazario se echó al monte y decidió publicar 'La Piraña Divina' (1975) según la primera regla del cómic subterráneo estadounidense: nada de pasar por la censura. Las otras dos reglas, autoedición y distribución al margen de los circuitos establecidos, ya las cumplían los tebeos antes citados. "Si cosas mucho más tontas habían tenido problemas -dice el artista-, estas, con relaciones homosexuales y pollas, no habrían colado ni de broma".
'La Piraña Divina' se imprimió clandestinamente en una 'vietnamita' universitaria y se vendió "de tapadillo", en palabras de Nazario, en el puesto de El Rrollo en el primer Canet Rock. Tras el festival, circuló el rumor de que la policía estaba tras la pista del autor. Entre la paranoia que esto originó (Franco moriría el 20 de noviembre, pero moriría matando: el 27 de septiembre fueron ejecutados tres miembros del FRAP y dos de ETA) y el desgaste ocasionado por la vida comunal, comenzó la desintegración de El Rrollo.

Una imagen de las primeras Jornades Catalanes de la Dona, en el paraninfo de la UB / Pilar Aymerich / Archivo
Las primeras Jornades Catalanes de la Dona se celebraron en el paraninfo de la Universitat de Barcelona del 27 al 30 de mayo de 1976. "Esperábamos que vinieran 400 personas y vinieron 4.000", explica Pilar Aymerich, que participó en la organización de la iniciativa y la documentó fotográficamente, como hizo con tantos momentos de emancipación popular de los años 70. "Fue sorprendente descubrir -prosigue- que existía tal cantidad de pequeños grupos de mujeres. Los debates fueron enriquecedores, pero me quedo con el gran impulso que dio al feminismo conocernos entre nosotras. A partir de ahí se formó una coordinadora que amplificó la voz del movimiento".
El germen de las jornadas estuvo en las reuniones que Laura Tremosa, Núria Pompeia, Margarita Obiols y Aymerich, entre otras, hacían principalmente en casa de la primera para "hablar de cultura desde el punto de vista de las mujeres", según la fotógrafa. Cara a montar las jornadas, se registraron como la Asociación Nacional de Comunicación Humana y Ecología (ANCHE), bajo el amparo legal del Colegio de Ingenieros Industriales de Barcelona, al que pertenecía Tremosa. No fue fácil consensuar las bases del encuentro debido a la multitud de posturas dentro del feminismo. Por ejemplo, un sector se oponía a que pudieran asistir hombres; finalmente se acordó que podían, pero sin derecho a voto.
El más extravagante episodio de autogestión que fotografió Aymerich, muy definitorio de la transición, fue el protagonizado por las presas de la cárcel de la Trinitat entre que las monjas Cruzadas Evangélicas de Cristo Rey abandonaron el centro debido a las presiones y llegaron funcionarias del Estado.

Ensayo de la obra 'El Bon Samarità, càntir amunt, càntir avall, pensava que el cel guanyava i Déu se n'aprofitava' para el Grec-76 / Pilar Aymerich / Arxiu del Museu de les Arts Escèniques
Martí Alós ha dedicado su trabajo de fin de máster al Grec-76, y en su investigación se basa la exposición 'Una explosió teatral en temps de canvis', en el Institut del Teatre hasta el 25 de abril. Esa temporada de verano, embrión del festival Grec, fue organizada de manera bastante horizontal por la Assemblea d’Actors i Directors (AAD) y significó un raro "momento de unidad en un sector donde el individualismo es la norma", señala Alós.
El investigador se retrotrae a la huelga de actores del año anterior, iniciada en Madrid y con amplio seguimiento en Barcelona, para determinar la chispa del Grec-76. "Se ocupó el espacio público como forma de protesta cultural -explica- y hubo una toma de conciencia". Los numerosos proyectos de teatro independiente unieron fuerzas y se reivindicaron montando el Grec-76, que tuvo fuerte carga izquierdista tanto en el programa como en el discurso comunicativo y contó con el apoyo destacado de las asociaciones de vecinos. A su favor jugó que el ayuntamiento estaba en falso tras la muerte del dictador y carecía de capacidad para "generar impulso desde arriba", observa Alós. Poco duró ese vacío de poder. Y mucho menos duró la unidad del sector teatral: días después de acabar el Grec, un grupo de filiación anarquista rompió con la AAD para crear la Assemblea de Treballadors de l'Espectacle. Su cuartel general fue el Saló Diana, escenario principal junto con el Park Güell de las masivas y desmadradas Jornades Llibertàries Internacionals de 1977.

Ocupación vecinal del Ateneu Popular de Nou Barris, en 1977 / Archivo
"Curiosamente, no hubo ninguna reacción. El ayuntamiento estaba desbordado". Aurora Álvarez aún muestra cierta perplejidad por lo que no sucedió el 9 de enero de 1977, ni el día siguiente, ni el otro, ni nunca. Ese 9 de enero, domingo para más información, unos 200 vecinos ocuparon la planta asfáltica que había en la Trinitat Nova, muy cerca de Roquetes. Era una fábrica contaminante a escasos metros de viviendas y su cierre estaba previsto por el consistorio desde 1974. Ante la inacción de la municipalidad, el personal optó por la acción directa, con "el respaldo total" de la asociación de vecinos de Nou Barris, relata Álvarez, que participó en la ocupación. Desde el primer momento la idea era crear un centro cultural inspirado en los ateneos republicanos.
La disciplina en la que el Ateneu Popular Nou Barris hace mucho que es una referencia internacional se definió pronto y de manera espontánea. Atraídos por los altos techos, artistas callejeros de circo empezaron a ir allí a ensayar en el invierno de 1978. Después comenzaron a enseñar a chavales. Hasta ahora. "Vimos que les enganchaba y apostamos por el circo como 'leitmotiv' educativo y creativo -cuenta Álvarez, todavía vinculada al ateneo como socia de la entidad El Bidó de Nou Barris y miembro del grupo de trabajo de Territori-. El circo es una herramienta interesantísima de trabajo cultural y social".
De hecho, andado el tiempo, el ayuntamiento, titular del espacio, sí hizo algo: les dijo que debían constituirse en asociación para establecer algún tipo de convenio. Así nació El Bidó de Nou Barris, la entidad que gestiona el ateneo. Hubo quien abandonó el proyecto por desconfianza hacia la fórmula. Álvarez admite que los cantos de sirena y las presiones municipales son constantes, pero el Ateneu Popular Nou Barris ya ha empezado a preparar su 50º aniversario erigido en modelo de autogestión.

La Banda Trapera del Río, en la Aliança del Poblenou, el 4 de diciembre del 1977 / Ferran Sendra
Cuc Sonat comenzó su andadura en 1976 montando "por la cara" viajes baratos en autocar de Barcelona a capitales europeas como Ámsterdam, París o Londres. "Por la cara" es la expresión que utiliza Xavi Cot, miembro central de Cuc Sonat, que añade: "Cogimos las Páginas Amarillas, buscamos un autocarista y empezamos. España estaba aislada y solo viajaba gente con pasta". No era extraño que el propio desplazamiento se convirtiera en una aventurilla, en 'una experiencia' se diría ahora, pero a una parte de la clientela le gustaba ese factor de riesgo, cabe suponer que también el ambiente enrollado en el autocar, y repetía. En una ocasión, cuenta Cot, salieron a la vez una decena de vehículos de la plaza de la Catedral con diferentes destinos. La Guardia Urbana no entendía nada.
Tras organizar conciertos de Perucho's, Oriol Tramvia, Suck Electrònic Enciclopèdic o Fusioon, Cuc Sonat impulsó el Festival Punk Rock de la Aliança del Poblenou, con La Banda Trapera del Río, Marxa, Ramoncín & WC, Peligro y Mortimer. Celebrada el 4 de diciembre de 1977, la cita fue tan pionera que la mayoría de las bandas no sabían qué era el punk cuando fueron enroladas por Cot. El punk inglés había estallado ese mismo año y llegaba a España sobre todo en forma de noticias escandalosas, de modo que cuando la Aliança del Poblenou vio la palabra punk en el cartel intentó echarse atrás. Pero había un contrato. También la empresa de sonorización quiso retirarse. Lo mismo. Aunque no puso los micrófonos alegando que "los cantantes estos de punk se tiran por el suelo", en palabras de Cot.
No menos legendaria que el Festival Punk Rock es la verbena de Sant Joan de 1978 en el cámping La Tortuga Ligera, en la autovía de Castelldefels, también organizada por Cuc Sonat. Actuaron La Banda Trapera del Río, Kaka de Luxe, Masturbadores Mongólicos, Basura, Mortimer, La Morgue, Melodrama y muchas otras formaciones (eran 24 horas). La asistencia fue masiva y hubo un cacao circulatorio de campeonato en la autovía. La propiedad de La Tortuga Ligera estuvo encantada de arrendar el espacio porque aún no había empezado la temporada campista, señala Cot.
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