Ciudad caleidoscópica
Tres libros y un documental regresan a la Barcelona de los 80: diseño y heroína, desencanto político y envidia pop de Madrid
'Asalto al Banco Central', de Mar Padilla; 'Nela 1979', de Juan Trejo; 'El rellotge verd', de Julià Guillamon, y 'Graduados en underground', película sobre Los Negativos impulsada por Fernando Campillo, abordan distintos aspectos de la ciudad preolímpica
Roberto Tierz (Sidecar): "El turismo ha alejado a los barcelonses de la plaza Reial más que la heroína"
Jordi Llansamà reedita 'Harto de todo': "La comida ni siquiera figuraba en la pirámide de necesidades del punk de Barcelona"
Los Negativos: un libro ilumina la leyenda 'underground' de la Barcelona de los 80
El origen de la rumba quinqui
Fernando Amat (Vinçon): "Mi trabajo era comprar lo que me gustaba. Un trabajo fantástico, ¿no?
Ramón Vendrell
Ramón VendrellPeriodista
Era la ciudad del diseño y la de la heroína; era la ciudad de la confusión politica y la del desencanto; era la ciudad de la envidia pop de Madrid y la que se ponía guapa para el cierre de filas olímpico. Todas estas ciudades y muchas más era la Barcelona de la década de 1980, aunque estas son las que reflejan 'Asalto al Banco Central' (Libros del K.O.), crónica de Mar Padilla (1966) en la que se basa la miniserie de Netflix del mismo título; 'Nela 1979' (Tusquets), de Juan Trejo (1970); 'El rellotge verd' (Anagrama), de Julià Guillamon (1962), y 'Graduados en underground', documental sobre Los Negativos impulsado por Fernando Campillo (1961). A los cuatro convocó EL PERIÓDICO para un coloquio.
Final esperpéntico de los 70
El asalto al Banco Central de la plaza de Catalunya, 37 horas que comenzaron poco después de las nueve de la mañana del 23 de mayo de 1981, funcionó como final esperpéntico de los 70. "Puede interpretarse como símbolo del embrollo formidable en el que estaba metida la joven democracia española -dice Padila-. Aún no está claro si fue una cuestión política o puramente económica. El líder [José Juan Martínez] era un ladrón de bancos convencido; tuvo su periodo anarquista, como lo tuvo mucha gente, especialmente en Barcelona; después se convirtió en delator para la policía; después parece que tuvo sus contactos con la extrema derecha... Un tío con múltiples caras, algo muy propio del cambio a la democracia".
Trejo señala que las imágenes del golpe de Estado del 23F y las del asalto de exactamente tres meses después fueron "como la cinta de Zapruder de la generación de la transición", en referencia a la filmación del asesinato de John F. Kennedy hecha por Abraham Zapruder. Que esos dos episodios se vieran por televisión "sirvió para que las ideas políticas pasaran a otra dimensión", considera. "La política -prosigue- ya no era algo sesudo de lo que había que hablar en una habitación pequeña fumando Ducados, sino que de repente cualquiera la podía comentar viendo la televisión".
La muerte de Franco despertó grandes esperanzas progresistas, a la postre insatisfechas en buena medida. Surgió de ahí una multitud de desencantados. "Los barrios estaban muy politizados en los 70 porque había mucho que reivindicar: asfalto, servicios, equipamientos -apunta Campillo-. Pero en los 80 una parte significativa de la juventud estaba descontenta con la política y dijo: 'No queremos saber nada de la Guerra Civil, ni del franquismo, ni de la lucha sindical". Guillamon pone en duda la mayor, esto es, el alto grado de politización de la sociedad en los 70: "Se ha creado un relato del que desconfío. Parece que todo el mundo estaba concienciado y era del PSUC, de CCOO o de la CNT. No era así".
Una de las primeras víctimas de la heroína
Nela (de Manuela) era la hermana mayor de Trejo y 1979 fue el año en que murió. Fue una de las primeras bajas ocasionadas por la heroína en España y Trejo reconstruye su vida en 'Nela 1979'. El consumidor de caballo en ese momento no tenía nada que ver con el estereotipo marginal de los 80 y los 90, que es el que ha quedado fijado en la memoria colectiva. "Los primeros que traen heroína a Barcelona -cuenta Trejo- son personas con ganas de transgresión que pueden ir a Afganistán, Tailandia o al menos Ámsterdam y vuelven con pequeñas cantidades para negociar con amigos o gente cercana, tampoco con gran afán de lucro. La imagen del yonqui delincuente es previa en España a que exista esa figura. Las campañas digamos de prevención son anteriores a que la heroína sea un problema. Y de hecho son unas campañas tan agresivas que causan el efecto contrario, algo que había pasado en Suecia diez años antes". En paralelo, la contracultura daba una pátina de glamur a la heroína.
En los 80 se convirtió en una droga callejera, y de qué manera. "En el bar Zapata, en la calle de Espronceda, enfrente de donde yo vivía, se vendía heroína a punta de pala -recuerda Campillo-. La de gente que se enganchó en el Poble Nou". "Desde circuitos concretos se extendió de una manera salvaje en mi adolescencia -agrega Padilla-. Hermanos mayores de amigos míos cayeron". "La mística 'underground' de las drogas nunca me la tragué -relata Guillamon-. Periodistas a los que yo leía como Ramón de España, Llatzer Moix, Marcos Ordóñez o Sergio Vila-Sanjuán ya habían hecho el clic de alejarse de eso y en el bar psicodélico de Arbúcies, en cada pueblo había un bar psicodélico, estaba el que se había quedado colgado de los ácidos y se le caía la baba. Mucho mejor que los anuncios del Gobierno. Hubo gente a la que nos habría tocado ser los últimos de la contracultura, y que en algunos aspectos lo somos, que con las drogas fuimos con el freno de mano puesto, y también en el aspecto sexual por el sida. Autoprotección".
Modernidad ochentera
'El rellotge verd' es una cascada de recuerdos y reflexiones en la que la idea de modernidad ochentera tiene un papel destacado. "La gente se cansó de tabarras -remarca Guillamon-. Coges cualquier revista de la época y era un auténtico rollo. Vázquez Montalbán te metía un sermón sobre cualquier cosa. Y la gente ya no quería sermones. Esto creo que define mucho el momento: 'Basta, no aguanto más sermones'. Ni musicales, ni estéticos, ni políticos. De ahí surgió un movimiento desestructurado pero con una alta dosis de libertad que revivió en cierta manera el espíritu de los 60, uno de los grandes momentos de Barcelona. Como en los 60, se creó un mundo apartado del mundanal ruido. Si los de los 60 [se refiere a la 'gauche divine'] pasaban de Franco y se dedicaban a viajar, porque eran unos pijos, los de los 80 pasaban de Pujol y se dedicaban a montar bares que no serían bares sino lugares de encuentro de diseñadores, artistas y músicos, revistas muy grandes [de tamaño], compañías de vídeo... ".
Sigue el escritor: "La generación del antifranquismo sabía analizar la política, pero ante una tetera de Mariscal no sabía qué decir. Tanto por la bonanza económica como porque estaban pasando una serie de cosas que los antifranquistas no entendían, se abrieron las puertas de los medios de comunicación y de las instituciones". Trejo juzga "un ejemplo palmario" del "cambio drástico" que se produjo el caso de Mariscal. "Había estado en comunas y pasó a ser el de la tetera -desarrolla-. La producción cultural se hizo acrítica y se basó en la cosa más lúdica y las modas. Cualquier aspecto social o mínimamente político era: '¡Uf!'. Si uno busca elementos culturales que hablen de verdad de la heroína en los 80, que hablen de la reconversión industrial del norte de España, que hablen del sida, no encuentra prácticamente nada". El autor cita el ensayo de Jordi Costa 'Cómo acabar con la contracultura' para deslizar su sospecha de que se apoyó desde arriba "un tipo de música y un tipo de cine muy concretos, muy de tetera de Mariscal". Padilla cree que esa modernidad transmitió "una sensación de orden" frente a "la violencia y el caos" previos.
La potencia de Madrid
Bastantes miembros destacados de la movida madrileña de los 80 habían sido habituales de los círculos contraculturales de la Barcelona de los 70. En la nueva década, la potencia cultural de la capital de España se disparó, de forma señalada en la música pop. Tampoco puede llorar Barcelona: Loquillo y Trogloditas, Los Rebeldes y no digamos El Último de la Fila fueron bandas locales de enorme éxito. Pero el eje de la industria musical, tanto de la grande como de la independiente, se había trasladado a Madrid sin discusión. Entre esto, que en Catalunya se estaba fraguando el rock català y la acentuada raíz psicodélica del grupo, Los Negativos no tuvieron el impacto comercial que podrían haber tenido. Campillo, incansable activista pop, piensa que "habrían triunfado" si su base hubiera sido Madrid. Es una tesis presente en 'Graduados en underground' y avalada por canciones que trascienden el nicho 'sixties' en el que se formó la banda, y del que no salió. "Cantaban en castellano -argumenta Campillo-, cuando aquí desde el 83 había la política de potenciar el catalán. En Madrid había dinero y apoyo. Recordad la frase de Tierno Galván [alcalde de Madrid]: 'El que no esté colocado, que se coloque... y al loro'".
La designación olímpica
La designación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, el 17 de octubre de 1986, inauguró una nueva era de la ciudad. "De golpe, hubo la idea de hacer un gran plan, en principio urbanístico-ciudadano pero que acabaría afectando a todas las parcelas -expone Guillamon-. Significó un cambio de escala y allí sí que se acabó cualquier tipo de visión crítica. Fue un golpe de pito que dijo: 'Barcelona, posa't guapa'. Los 80 habían sido un gran esfuerzo por individualizarse, y de repente la consigna era: 'Tenemos que ir al estadio a aplaudir los Juegos Olímpicos'. El cambio de planteamiento fue acompañado de un cambio de poder: vinieron a mandar los 'holdings', los hoteleros, las empresas".
Trejo abunda: "De todo esto habla Marina Garcés en 'Ciudad Princesa'. La desocupación del cine Princesa en 1996 fue la constatación de que Barcelona tenía que ir en una única dirección y de que quien se saliera de esa dirección recibiría un palo. Se vio de qué bando estaba [Pasqual] Maragall, que era el poder un poco guay. Quedó claro que los movimientos alternativos no tendrían un reconocimiento en la ciudad".
Suscríbete para seguir leyendo
- Fermin Muguruza: 'La gente tiene miedo a organizar un concierto mío, sabe que sufrirá una persecución
- El discurso de Eduard Sola al recoger el Gaudí por 'Casa en flames' se viraliza en redes
- Nominados Premios Óscar 2025, en directo
- Y uno se cree': así se escribe una canción a cuatro manos con Joan Manuel Serrat
- Eduard Sola habla tras su discurso viral en los Premis Gaudí: 'Mi abuelo fue minero y luego paleta y yo me dedico a escribir
- El toque emotivo de 'El 47': las palabras de Joana Vital, la nieta del protagonista real
- Ganadores de los Premis Gaudí 2025: lista de premiados
- Rebecca Yarros vuelve a arrasar en las librerías con 'Alas de ónix', el nuevo éxito de la saga 'Empíreo': 'Había cola desde las 7.30, es una locura