¿Sabías que Bizum, el sistema de pago instantáneo vía móvil, es una idea que nació en África? No es el único ingenio que o bien ha tenido un punto originario en el continente o ha encontrado allí un recorrido inédito en otros lugares. De la importancia del conocimiento comunitario a la innovación sostenible, sus experiencias hablan de inventiva, adaptación al entorno y trabajo en equipo. Ante las múltiples emergencias que afrontamos, el mundo de la cultura y la innovación toma nota de los futuros que África ha ideado desde sus precariedades.

Por Ángeles Jurado

Textos: Ángeles Jurado

Guion: Núria Navarro
Diseño e ilustraciones: Ricard Gràcia y Ramon Curto

La concesión al burkinés Diébédo Francis Kéré del Premio Pritzker –el Oscar de la arquitectura– nos ha hecho conscientes de que nunca un africano había recibido el galardón. Pero también de que el continente africano
–tan desmesurado y plural– no es un territorio sin recursos o dependiente de un salvador blanco. Al contrario. Quizás porque jamás fue una tierra prioritaria
–ni siquiera para sus propios dirigentes–, África y sus habitantes tienden a solucionarse la vida ellos mismos desde el pragmatismo, la versatilidad, el trabajo en equipo y una inventiva a prueba de retos sisíficos.

Escuela Secundaria Lycée Schorge, obra de Diébedo Francis en Koudougou (Burkina Faso).

Escuela Secundaria Lycée Schorge, obra de Diébedo Francis en Koudougou (Burkina Faso).

Pese a la tentación occidental de ignorar o reinterpretar la innovación africana, hay ejemplos de los que debería tomar nota para afrontar un futuro con múltiples emergencias. En 2018, por ejemplo, Yacouba Sawadogo, un campesino burkinés de 80 años, arrambló con el Premio Right Livelihood por su combate contra la desertificación armado con técnicas heredadas de sus antepasados, basadas en la utilización de herramientas como colonias de termitas.

Los africanos tienden a buscar soluciones desde el pragmatismo, la versatilidad, la inventiva y el trabajo en equipo

Un año después, el franciscano Peter Tabichi recibió el Global Teacher Prize por organizar un club de ciencia en las saturadas aulas de un colegio de Pwani (Kenia), hasta conseguir que un grupo de escolares se clasificara para un torneo científico en Arizona.  

Sikhuline Moyo, director del Botswana-Havard AIDS Institute, fue el primero en detectar la variante omicrón del covid.

Sikhuline Moyo, director del Botswana-Havard AIDS Institute, fue el primero en detectar la variante omicrón del covid.

Por su parte, la fotógrafa marfileña Joana Choumali recibió el Pictet en 2019 por lidiar con la experiencia del duelo colectivo tras los atentados de Bassam (2016), mezclando imágenes y costura. Y el abogado liberiano Alfred Brownell ganó el Goldman por la defensa de más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical en su país. Ampliemos el 'zoom' de África como laboratorio de ideas. Un continente que, después de todo, ya inventó las pirámides, el calendario lunisolar o el vidrio

El burkinés Diébedo Francis Kéré es el Pritzker 2022, el Oscar de la arquitectura, por el sentido medioambiental y comunitario de sus obras.

El burkinés Diébedo Francis Kéré es el Pritzker 2022, el Oscar de la arquitectura, por el sentido medioambiental y comunitario de sus obras.

Peter Tabichi recibió el Global Teacher Prize por organizar un club de ciencia en las saturadas aulas de un colegio de Pwani (Kenia).

Peter Tabichi recibió el Global Teacher Prize por organizar un club de ciencia en las saturadas aulas de un colegio de Pwani (Kenia).

Desde las pirámides o, acercándonos algo más a nuestra época, desde la Edad Media –cuando maestros como el granadino Es Saheli, el navarro Sidi Yahya y el almeriense Yuder Pachá – viajaron al imperio de Mali para formarse en la técnica local del adobe, en África la arquitectura siempre fue un terrerno de experimentación. En el siglo XXI se arma con proyectos que buscan adaptarse a las necesidades, utilizar el conocimiento local, ajustarse a presupuestos y recursos muy específicos y lograr la sostenibilidad.

Un diseño llamativo en este sentido es el gimnasio del Instituto Blaise Pascal, en Abiyán (Costa de Marfil), un proyecto bioclimático que logró el premio al mejor edificio deportivo en el Festival Mundial de la Arquitectura en 2018. Lo firman Guillaume Koffi e Issa Diabaté, arquitectos marfileños residentes en Abiyán y habituales en los concursos públicos de infraestructuras en África occidental, donde acaban de estrenar la sede de Orange Côte d’Ivoire. Si dejamos a un lado el oropel que envuelve a este estudio de moda y sus proyectos más deslumbrantes, es interesante leer que Diabaté no relaciona la ‘smart city’ con el ‘wifi’ accesible en todo el perímetro urbano: tiene la audacia de identificarla con algunos pueblos africanos. Opina que lo ideal para mejorar las urbes es cambiar el estilo de vida, contar con equipos multidisciplinares e implicar a los vecinos y los conocimientos locales para planearla.

No está solo en esta filosofía. Su colega togolés Sénamé Koffi Agbodjinou también pretende replicar las virtudes de los pueblos en las urbes y se sitúa en la corriente de la arquitectura vernacular, lo que quiere decir –según precisa– que "construye con la gente". Trabaja en un pequeño laboratorio urbano en un barrio de Lomé en el que experimentan desde 2012. Allí lanzó su proyecto ‘Hubcité’, que se concreta en un grupo de poco más de medio centenar de vecinos que desarrollan soluciones tecnológicas para mejorar su entorno: recogida inteligente de plásticos, gestión de huertos orgánicos colectivos y fabricación de impresoras 3D a partir de residuos informáticos que, a su vez, sirven para construir lo necesario para crear el pueblo con el que fantasean.

Proyecto 'Hubcité' del togolés Sénamé Koffi Agbodjinou, un barrio con soluciones tecnológicas para mejorar el entorno.

Proyecto 'Hubcité' del togolés Sénamé Koffi Agbodjinou, un barrio con soluciones tecnológicas para mejorar el entorno.

No está solo en esta filosofía. Su colega togolés Sénamé Koffi Agbodjinou también pretende replicar las virtudes de los pueblos en las urbes y se sitúa en la corriente de la arquitectura vernacular, lo que quiere decir –según precisa– que "construye con la gente". Trabaja en un pequeño laboratorio urbano en un barrio de Lomé en el que experimentan desde 2012. Allí lanzó su proyecto ‘Hubcité’, que se concreta en un grupo de poco más de medio centenar de vecinos que desarrollan soluciones tecnológicas para mejorar su entorno: recogida inteligente de plásticos, gestión de huertos orgánicos colectivos y fabricación de impresoras 3D a partir de residuos informáticos que, a su vez, sirven para construir lo necesario para crear el pueblo con el que fantasean.

Guillaume Koffi e Issa Diabaté, arquitectos marfileños que acaban de estrenar la sede de Orange Côte d’Ivoire.

Guillaume Koffi e Issa Diabaté, arquitectos marfileños que acaban de estrenar la sede de Orange Côte d’Ivoire.

Guillaume Koffi e Issa Diabaté, arquitectos marfileños que acaban de estrenar la sede de Orange Côte d’Ivoire.

Guillaume Koffi e Issa Diabaté, arquitectos marfileños que acaban de estrenar la sede de Orange Côte d’Ivoire.

El togolés Sénamé Koffi Agbodjinou y el nigeriano Kunlé Adeyemi, dos referentes de la arquitectura africana.

El togolés Sénamé Koffi Agbodjinou y el nigeriano Kunlé Adeyemi, dos referentes de la arquitectura africana.

Bambu Pavilion, un detalle de la ecoaldea concebida por el estudio Koffi & Diabaté en Abiyán (Costa de Marfil).

Bambu Pavilion, un detalle de la ecoaldea concebida por el estudio Koffi & Diabaté en Abiyán (Costa de Marfil).

Escuela Tammari, en Koulangou (Togo), en la que el arquitecto Sénamé Koffi Agbodjinou lleva lo vernacular a lo contemporáneo.

Escuela Tammari, en Koulangou (Togo), en la que el arquitecto Sénamé Koffi Agbodjinou lleva lo vernacular a lo contemporáneo.

Escuela flotante de Makoko, en Nigeria, creada por Kunlé Adeyemi para superpobladas de Lagos.

Escuela flotante de Makoko, en Nigeria, creada por Kunlé Adeyemi para superpobladas de Lagos.

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Bambu Pavilion, un detalle de la ecoaldea concebida por el estudio Koffi & Diabaté en Abiyán (Costa de Marfil).

Bambu Pavilion, un detalle de la ecoaldea concebida por el estudio Koffi & Diabaté en Abiyán (Costa de Marfil).

Escuela Tammari, en Koulangou (Togo), en la que el arquitecto Sénamé Koffi Agbodjinou lleva lo vernacular a lo contemporáneo.

Escuela Tammari, en Koulangou (Togo), en la que el arquitecto Sénamé Koffi Agbodjinou lleva lo vernacular a lo contemporáneo.

Escuela flotante de Makoko, en Nigeria, creada por Kunlé Adeyemi para superpobladas de Lagos.

Escuela flotante de Makoko, en Nigeria, creada por Kunlé Adeyemi para superpobladas de Lagos.

En la mayor parte de la mentalidad occidental, tecnología y África son palabras que parecen no casar. Sin embargo, la necesidad es la madre de la innovación y el motor del progreso, y así se viene demostrando en países como Kenia, donde radica Silicon Savannah, o Ruanda, que acaba de inaugurar el Centro para la Cuarta Revolución Industrial.
Más allá de las apuestas de grandes empresas globales como Microsoft, Google o Facebook y del empuje de algunos gobiernos con visión de futuro, es interesante fijarse en el vigor de los ecosistemas tecnológicos africanos, que rezuman inventiva y actividad gracias al trabajo de miles de jóvenes que optan por mejorar la calidad de vida del ciudadano medio, adaptándose al entorno y las necesidades específicas de cada contexto.

Así surgen soluciones tecnológicas que triunfan, especialmente, en los campos de la agricultura, las finanzas, la medicina o la gestión de la cotidianidad. Siempre apostando por la sencillez y la accesibilidad, y enfrentados a infraestructuras y conexiones deficientes, apagones, apoyo institucional débil y todo tipo de obstáculos.  

La innovación agudiza el ingenio ante infraestructuras y conexiones deficientes, apagones y apoyo institucional débil

M-Farm, por ejemplo, nace del análisis de la cadena de distribución de los productos agrícolas para ayudar al campesino a gestionar la recolección, mantenimiento y envíos. En lo que se refiere al sector sanitario, descollan empresas como iMED Tech Group, que se dedica a diseñar prótesis a medida destinadas a víctimas de cáncer o quemaduras; aplicaciones como M-Pregnancy, para el control de los embarazos por sms; o un colgante de identificación sanitaria mediante QR orientado a las mujeres, Pass Santé Mousso.

El mundo ‘fintech’ (finanzas y tecnología) se orienta a borrar la brecha enorme provocada por un sector bancario casi decimonónico, poco desarrollado y poco utilizado, en general, por la ciudadanía, gracias a las cuentas vinculadas a móviles, antecesoras del Bizum. Y para desenvolverse en el día a día existen opciones como My3Route, que recoge y cruza datos de Twitter y Facebook para que el usuario sepa dónde evitar congestiones de tráfico; o Gbata, una agencia inmobiliaria por sms. También hay sitio para adaptaciones locales, ‘tropicalizadas’, de proyectos que nos resultan familiares, como PesaPal (Paypal), Sendit (Glovo) u Ovioturage (Blablacar), además de la administración electrónica o el pago de parquímetros vía móvil que todos conocemos y el mapeo de localidades que todavía no están en nuestra cartografía del mundo.

Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4IR Rwanda), centrado en la inteligencia artificial.

Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4IR Rwanda), centrado en la inteligencia artificial.

Silicon Savannah, en Kenia, el nuevo ecosistema que atrae a las 'fintech'.

Silicon Savannah, en Kenia, el nuevo ecosistema que atrae a las 'fintech'.

La revolución del dinero móvil prendió en Kenia a principios de este siglo, años antes de que en España se popularizara el Bizum. Las transacciones vía móvil convirtieron a ese país en punta de lanza del desarrollo tecnológico: solo eran necesarios un simple código y el teléfono móvil más sencillo para realizar envíos de dinero seguros, casi sin costes y prácticamente instantáneos en los rincones más apartados del país. Esa capacidad de llegar rápida y fácilmente a todas partes, sin tarjeta ni cuenta bancaria, se extendió a otros países: M-Pesa, el monedero móvil líder del mercado africano, vio la luz en Kenia en 2007 y cuenta ya con más de 50 millones de usuarios activos mensuales.

De hecho, el dinero móvil es un sector en expansión: en diciembre de 2020, unos dos tercios de las transacciones de este tipo en nuestro planeta se realizaron en la región subsahariana, moviendo casi 500.000 millones de dólares. Se calcula que había unos 548 millones de cuentas de dinero móvil africanas en 2020 y las cifras no paran de crecer. El año pasado, Kenia y Nigeria registraron récords de este tipo de transacciones: en el primer caso, el 84% de los usuarios de internet encuestados utilizaba el móvil para realizar pagos de manera habitual, mientras que, en el segundo, lo hacía el 60%. Además, el dinero móvil va mucho más allá de la pura transferencia. Así, se pueden pagar facturas y compras, solicitar un crédito, ahorrar y hasta realizar apuestas ‘on line’.

Cabe recordar que Bizum empezó a facilitar los pagos en comercios el año pasado y parece que aprende, poco a poco, de los monederos móviles africanos: servicios independientes de los bancos, que no les hacen la competencia, sino que complementan.

El continente africano marca el paso, igualmente, en el territorio de las criptomonedas. Hay estudios que precisan que el crecimiento africano en el sector es el más alto del mundo, superando a Estados Unidos, Europa y Asia, algo que los expertos explican por las bajas comisiones en las transferencias –mucho más favorables que las bancarias o de empresas de transferencias de dinero, tipo Western Union–, la elevada inflación, un desempleo galopante y un repunte en el uso de los teléfonos inteligentes en la región, además de la adaptabilidad de una población joven y nativa digital, que se desenvuelve en el sistema de las criptomonedas con total soltura.

M-Pesa, el monedero móvil líder que cuenta con más de 50 millones de usuarios activos mensuales.

M-Pesa, el monedero móvil líder que cuenta con más de 50 millones de usuarios activos mensuales.

El uso de las criptomonedas en África supera al de Estados Unidos, Europa y Asia.

El uso de las criptomonedas en África supera al de Estados Unidos, Europa y Asia.

El continente africano es ecológico a la fuerza. Lastrado (¿o no?) por carencias importantes en las infraestructuras, ejerce, a su pesar, de gigantesca reserva natural. La cultura de compartir se extiende a bosques, aguas y otros recursos naturales, cuyo uso se determina en base a un conjunto consensuado de protocolos. También triunfan iniciativas de reciclaje electrónico que convierten bidones o calabazas en ordenadores, y neumáticos, en suelas de zapatos, mientras los sastres cargan sus máquinas de coser al hombro para remendar, arreglar y crear por encargo.

También es la tierra donde un octogenario burkinés, Yacouba Sawadogo, retomó la técnica agrícola tradicional del ‘zaï’, practicada por pueblos de África occidental, para crear un sistema de raíces sano incluso en la estación seca, cavando pozos y creando muretes de piedra, fijándose en los ritmos de la lluvia y convirtiendo a las termitas en sus aliadas en la regeneración del suelo.

Un octogenario burkinés ha impulsado una técnica contra la desertización a partir de termitas

Sawadogo recibió el Right Livelihood Award en 2018 por su lucha contra la desertificación y el hambre, en sintonía con la naturaleza y la comunidad, a la que implicó en su aventura, consciente de que la tarea de reforestar su pueblo no podía ser acometida por una sola persona.

La protección del medio ambiente es consustancial a muchas culturas del continente y probablemente alcanzó su proyección exterior más importante gracias a Wangari Maathai, bióloga, veterinaria y activista política keniana, primera africana en recibir el Nobel de la Paz. El Movimiento Cinturón Verde fundado por Maathai tiene jóvenes herederas, como Elizabeth Wanjiru Wathuti, también keniana y fundadora de la Green Generation Initiative, en defensa de los árboles en el país. Ambas forman parte de una corriente de africanas que tienen un papel central en las cuestiones climáticas y ambientales.

El burkinés Yacouba Sawadogo, conocido como 'el hombre que paró el desierto', reactualiza técnicas ancestrales de conservación.

El burkinés Yacouba Sawadogo, conocido como 'el hombre que paró el desierto', reactualiza técnicas ancestrales de conservación.

La activista medioambiental Elizabeth Wathuti, fundadora de la Generación Verde, ha plantado 30.000 árboles en Kenia.

La activista medioambiental Elizabeth Wathuti, fundadora de la Generación Verde, ha plantado 30.000 árboles en Kenia.

El abogado liberiano Alfred Brownell es Premio Goldman por la defensa de más de 2.000 km2 de bosque tropical en su país.

El abogado liberiano Alfred Brownell es Premio Goldman por la defensa de más de 2.000 km2 de bosque tropical en su país.

Bosque rescatado por el abogado liberiano Alfred Brownell de la explotación del aceite de palma.

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Bosque rescatado por el abogado liberiano Alfred Brownell de la explotación del aceite de palma.

Bosque rescatado por el abogado liberiano Alfred Brownell de la explotación del aceite de palma.

África crea, vende y compra contenido audiovisual. Nollywood, la industria de cine de Nigeria, es la segunda más grande del mundo, ​por detrás de Bollywood, en India, y por delante de Hollywood. La factoría de sueños fílmicos empezó con ingenio: los vendedores de aparatos electrónicos hicieron películas para ofrecerlas como extra a sus mercancías. Hoy produce una media de 1.200 películas anuales con un presupuesto de 20 millones de euros. La industria ha encontrado el espaldarazo en iRoko, la plataforma de contenidos que fundó el anglonigeriano Jason Njoku, antes de que Netflix se interesara por el continente africano. En 2016 iRoko ya poseía el catálogo ‘on line’ más grande del momento, accesible vía móvil. Tres años después, Canal+ adquirió el estudio cinematográfico RoK, perteneciente a esta empresa, con sede en Lagos, y se especializó en crear contenidos originales a los que se puede acceder en línea desde cualquier parte del mundo. El secreto del éxito de Nollywood, pues, fue adaptarse a un mercado muy específico.

Tres taquillazos de Nollywood, la meca del cine instalada en Nigeria.

Tres taquillazos de Nollywood, la meca del cine instalada en Nigeria.

Aparte del audiovisual, África despunta en la música pop global. Entre los nominados a los últimos Grammy figuraron el ghanés Rocky Duwani y los nigerianos Femi Kuti, Made Kuti, Wizkid y el gigante Burna Boy, aunque fue Angelique Kidjo (Benin) la que se llevó a casa el premio al Mejor Álbum de Música Global. El afrobeat coloniza las emisoras, la publicidad y las pistas occidentales. Ghana y Nigeria compiten por la hegemonía en las pistas de baile del continente, abanderando el highlife, el azonto y el afrobeats. Pero existen el bongo flava, el amapiano, la rumba congoleña o el coupédecalé, una lista de ritmos que se hibridan con influencias del resto del mundo y viajan por el planeta. , entre otros ritmos. Pero existen el bongo flava, el amapiano, la rumba congoleña, el coupédecalé,… una lista infinita de ritmos que se mezclan, se rozan y dan lugar a otros, que además se hibridan con influencias del resto del mundo y viajan por todo el planeta.

Nollywood gana
a Hollywood
y el afrobeat coloniza las pistas

También ocupan la centralidad Sudáfrica, Mali y Costa de Marfil. Sony Music se instaló en Abiyán en 2016 y su catálogo se mantiene en las principales listas de reproducción con Ariel Sheney, Revolution, Tour 2 Garde, Shan’L o Fabregas. La influencia de la música marfileña en Europa, y especialmente en Francia y Bélgica, es tan evidente que incluso provoca cambios en la forma de hablar de la francofonía europea: Magic System y Arafat Dj consiguieron colar términos del nushi, una lengua franca nacida urbana, en la lengua codificada por la Academia Francesa.

 

Jason Njoku, fundador de la plataforma de contenidos audiovisuales iRoko.

Jason Njoku, fundador de la plataforma de contenidos audiovisuales iRoko.

Damini Ebunoluwa Ogulu, conocido como Burna Boy en la escena del rap global.

Damini Ebunoluwa Ogulu, conocido como Burna Boy en la escena del rap global.

Los gemelos Peter y Paul Okoye, integrantes de P-Square, influyentes en la escena R&B, hip hop y Afrobeats.

Los gemelos Peter y Paul Okoye, integrantes de P-Square, influyentes en la escena R&B, hip hop y Afrobeats.

No hay futuro imaginable sin la voz y las experiencias de las comunidades minorizadas. De ahí también que una queja recurrente entre historiadores, intelectuales y académicos del continente africano es que no existen muchas historias africanas contadas por los propios africanos. Eso, sin embargo, está cambiando con la participación activa de la diáspora y la afrodescendencia.

La idea detrás de esta corriente es forzar la aparición de narrativas que fueron ocultadas o tergiversadas. En definitiva, que los cuentos de caza dejen de ser patrimonio de los cazadores para recoger también la perspectiva de los leones, sus presas. En las librerías españolas hoy se pueden adquirir traducciones al español, el catalán o el gallego de títulos que versan sobre la experiencia de la colonización firmados por el último Nobel, Abdulrazak Gurnah, y otros autores como Armand Gauz, Tierno Monenembo, Boubacar Boris Diop o Yaa Gyasi. La esclavitud aparece en los textos de gente como Leonora Miano y el caso concreto de la lucha contra el fascismo invasor italiano en Etiopía es algo que glosa Maaza Mengiste.

Si se pasea entre las estanterías de cualquier librería de nuestro país hoy se podrán leer, traducidos al español, el catalán o el gallego, títulos que versan sobre la experiencia de la colonización firmados por el último Nobel, Abdulrazak Gurnah, y otros autores como Armand Gauz, Tierno Monenembo, Boubacar Boris Diop o Yaa Gyasi; la esclavitud aparece en los textos de gente como Leonora Miano y el caso concreto la lucha contra el fascismo invasor italiano en Etiopía es algo que glosa Maaza Mengiste.

Boubacar Boris Diop, novelista, ensayista, dramaturgo y guionista senegalés.

Boubacar Boris Diop, novelista, ensayista, dramaturgo y guionista senegalés.

La recuperación de las historias africanas y su exposición y difusión no incumbe solamente a la literatura, el cine o la música: llega también al ámbito académico, con la descolonización de las universidades y sus estudios, o incluso a Wikipedia. En este último espacio, proyectos como Kumusha takes wiki se encargan de acompañar a comunidades africanas para que puedan compartir conocimientos sobre su entorno y su forma de vida valiéndose de un entorno tecnológico que promueve la democratización de las narrativas.

En el ámbito universitario, tienen especial relevancia los estudios feministas, donde destacan nombres de clásicas, como Ama Ata Aidoo o Ify Amadiume, junto a representantes de nuevas generaciones como Rama Salla Dieng o de divulgadoras como Rosebell Kagumire. El punto de partida de muchas de estas mujeres es que los feminismos africanos son múltiples y tan diversos como el continente y que la existencia de una serie de referentes que se remontan hasta las reinas egipcias las empodera y legitima.

Chimamanda Ngozi Adichie, escritora y dramaturga feminista nigeriana

Chimamanda Ngozi Adichie, escritora y dramaturga feminista nigeriana

Aidoo afirma que las africanas eran feministas antes del feminismo y Molara Ogundipe coincide con la novelista Chimamanda Ngozi Adichie en que muchas africanas tenían unos roles más respetados que sus colegas europeas o norteamericanas en varias épocas históricas, llevando la contra a un discurso feminista hegemónico pensado por blancas de clase media y que las retrataba como seres pasivos o mendicantes. Además de Adichie, entre las escritoras feministas también figuran nombres como Flora Nwapa, Trifonia Melibea Obono, Jennifer Nansubuga Makumbi, Zukiswa Wanner o Ken Bugul. puñadito.

El escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura 2021.

El escritor tanzano Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura 2021.

Rosebell Kagumire, escritora y activista ugandesa, responsable de la plataforma panafricana African Feminism.

Rosebell Kagumire, escritora y activista ugandesa, responsable de la plataforma panafricana African Feminism.

Rama Salla Dieng, escritora y feminista senegalesa.

Rama Salla Dieng, escritora y feminista senegalesa.

Este reportaje se ha publicado en EL PERIÓDICO en abril de 2022

Textos: Ángeles Jurado
*Periodista especializada en el continente africano

Diseño e ilustraciones: Ricard Gràcia y Ramon Curto
Coordinación: Rafa Julve