Opinión

Lucía Etxebarria

El caso Nagore Robles o cómo sobrellevar una ruptura sentimental

mujer triste

mujer triste / Anthony Tran |unsplash

La presentadora de Telecinco, entre lágrimas, ha contado a sus seguidores cómo se siente tras la ruptura con Sandra Barneda: “Duele, rompe, quiebra y es insoportable”. Pero ¿es normal vivir una ruptura con tanta intensidad? ¿Dónde está el límite entre lo normal y lo patológico?

 

No todas las rupturas son iguales

 Que alguien te deje después de cuatro citas te rompe el orgullo; si te deja después de cuatro años de vida en común, te destroza la autoestima y los plazos de futuro. Tampoco es lo mismo si viviste la crónica de una ruptura anunciada y tú, de algún modo, te lo esperabas, que si te tomó completamente por sorpresa.

Pero, independientemente del tiempo que durase la relación, de la calidad de ésta o del control que tuvieras sobre la ruptura, las rupturas se basan en la pérdida, y con la pérdida viene el dolor. Así que Nagore tiene razón: Duele.

Creemos que el dolor tiene que ver con el amor. Pero tiene que ver con el apego

Cuanto más apegado estés, mayor será el dolor. Seguro que conoces a personas que se libraron de otra persona absolutamente tóxica y que tomaron muy consciente y sensatamente la decisión de irse… Y aun así sufrieron.

 Es algo así como el “miembro fantasma”, la sensación que experimentan las personas que han sido amputadas de que su miembro sigue ahí, y que les pica o les duele. Eso es apego. Tiene que ver con costumbres y vínculos, no con bienestar o autocuidado.

La regla de tres de las rupturas

Tres semanas de conmoción, tres meses de tristeza, y tres meses hasta que se ve la luz al final del túnel. O eso es al menos lo que nos cuenta el psicólogo Bob Taibbi  Lo cierto es que el duelo por la ruptura puede durar de seis meses a dos años

Y durante este tiempo es normal que sientas que no controlas tus emociones. De repente sientes ira, de repente tristeza, luego alivio, luego culpa por sentir alivio. Sientes que no tienes control sobre tus pensamientos, que tu cabeza está en continuo funcionamiento: recordando aquella conversación, releyendo mensajes de WhatsApp, revisando viejos álbumes de fotos…

Lo que tu cabeza hace es intentar darle sentido a la ruptura, porque no te puedes creer que esto te haya pasado precisamente a ti. Desesperadamente, intentas conectar los puntos entre todos esos recuerdos y sentimientos positivos del antes con la realidad actual tan desoladora del después. Tu cerebro está tratando de crear una historia coherente para que el ahora, la ruptura, coincida con el pasado.

Para el que se fue, este proceso probablemente ya estaba en marcha antes de la ruptura y, de hecho, ayudó a impulsarlo. Para ti, este proceso de unir los puntos acaba de comenzar. Desenredas la madeja para localizar aquellas señales de alarma que ignoraste, aquellas banderas rojas que preferiste no tener en cuenta.

Y hasta que no encuentres una explicación, no pararás.

Recuerda que el duelo tiene cinco fases 

1.Negación. Es imposible, es una fase, se arrepentirá, volveremos juntos, ya hemos tenido crisis antes…

2.Ira. Es un cabrón, una zorra, cómo ha podido hacerme esto a mí, voy a hacérselo pagar…

3.Negociación. Si adelgazo cinco kilos, seguro que vuelve; todo ha sucedido porque discutíamos mucho si vamos a terapia y resolvemos nuestras diferencias, todo mejorará,…

4.Depresión. No puedo vivir sin él/ella, nunca lo superaré, esto es lo peor que me ha pasado…

5.Aceptación. Es lo mejor que pudo pasar, no estábamos hechos el uno para el otro, me quedo con lo que he aprendido, seguro que hay alguien esperándome ahí fuera…

Recuerda que estas fases no son sucesivas y no van en orden. Que vas alternando entre una y otra y a veces regresas a la casilla de salida.

Hay una fase que no se menciona en este modelo de cinco fases:

La culpa.

Culpa por sentirte aliviado, por lo que hiciste, por lo que no hiciste, por no haber sido más sincera, por haber sido demasiado sincera…Culpa por todo. En los duelos amorosos tendemos a sentirnos culpables y a pensar que, si hubiéramos hecho las cosas de otra manera, no nos habrían dejado.

Pero es una sensación falsa.

También puede que llegue la famosa regresión espontánea. Puede que te vengan a la cabeza de pronto pérdidas pasadas (otras rupturas amorosas, mascotas, abuelos, familiares, peleas con amistades…). Buscas algún patrón común, alguna lección que los conecte a todas y les ayude a tener sentido. Cuidado con esto. No caigas en el famoso: “Si mi padre (tío, tía, ex novio…) me abandonó y ahora mismo me acaban de abandonar, es porque no valgo nada”. Cuidado con la autoestima, que es un bien frágil y muy dado a resquebrajarse en momentos así.

Qué puedes hacer, que no debes hacer

1.No cotillees en sus redes sociales. Nadie es tan guapo como en su perfil de Instagram ni tan feo como en su carnet de identidad. Obviamente, todo lo que vas a encontrar si miras en sus perfiles va a ser una vida de lujo, color y fantasía. Es más falsa que un euro de madera, pero a ti te va a parecer real y te va a doler.

2.No te automediques. Ni alcohol, ni hachís, una marihuana, ni comida basura ni videojuegos, ni lexatin, a no ser que sea recetado y bajo supervisión médica. Ningún tipo de droga, legal o no, ni de conducta potencialmente adictiva.

3.No inicies otra relación. Sí, necesitas salir, tal vez quieras volver a tener citas, pero … Durante los próximos meses, al menos, no es probable que puedas ver realmente a alguien tal y como es. En estas primeras etapas del duelo, tu percepción está distorsionada: estás comparando y contrastando mentalmente a todos(as) con tu ex, centrándote en una o dos cosas que odias o que echas de menos. Pero todo esto cambiará a medida que avances en el proceso de duelo. Date tiempo.

4.No tomes decisiones transcendentales. Tu vida y tu visión de la realidad cambiarán en unas pocas semanas o meses, así que no renuncies a tu trabajo y te mudes a Miami solo porque no soportas vivir cerca de tu ex. No compres cosas que no necesitas, no decidas ser madre soltera. Respira hondo: dale tiempo a tu yo más racional para volver a ser el que era.

5.Busca apoyo. Informa a las personas cercanas sobre lo que te pasa. Obviamente no necesitas darles a tus compañeros de trabajo o a tu tía Pepi todos los detalles de su ruptura, pero es mejor avisar de que estás pasando por un momento difícil. Lo que otros no entienden lo inventan, y lo que inventan suele ser incorrecto. Dales tantos datos como estés dispuesto a compartir. Deja claro que no buscas consejos, solo escucha. Que ellos no necesitan arreglar nada, que tú estás sacando ese dolor, drenando la herida

6.Mantén las rutinas. Las rutinas y la estructura te mantienen en su sitio, te sujetan a la realidad. Así que pon la lavadora, sigue haciendo ejercicio, y mantén contacto con tus amigos incluso si sientes que no tienes mucho que ofrecer. No te quedes todo el día auto compadeciéndote en el sofá.

7.Planifica el tiempo de inactividad. ¿Se acerca un fin de semana o, peor aún, un puente o unas vacaciones? Planifica con antelación lo que vas a hacer. La soledad y el aburrimiento son malos consejeros.

8.Sé paciente. El duelo tiene su propio ritmo. Este es un tiempo de transición. Date cuenta de que ahora estás tocando fondo, pero ten fe y piensa en la luz al final del túnel. En unos meses, si te mantienes firme, verás la salida.

Suscríbete para seguir leyendo