Opinión

Lucía Etxebarria

¿Se puede perdonar una infidelidad?

mujer pensativa

mujer pensativa / Paola Chaaya |Unsplash

El triángulo Marta riesco- Antonio David -Olga moreno ha vuelto a llevar a los titulares del couché el sonado asunto de la infidelidad. Este asunto nos llama siempre la atención porque casi todos hemos cometido una infidelidad o hemos sido víctimas de la infidelidad de otro. Por eso siempre que una historia de este tipo salta, copa portadas y minutos de prime time: porque nos sentimos identificados.

La pregunta que más reciben los profesionales sobre este tema es : ¿Se puede perdonar una infidelidad? 

Mi pareja ha tenido una aventura. ¿Es éste el final?

Depende.

La infidelidad conecta directamente con los afectos y la biografía de cada uno de los miembros de la pareja. El cómo elaboren ellos el proceso va a determinar la posibilidad de mantener el pacto de pareja. No es lo mismo descubrir una infidelidad si eres una persona con un apego seguro, que puedes llegar a gestionar sanamente un conflicto; que si eres un narcisista, y percibes cualquier conflicto como una afrenta a tu ego sobredimensionado; que, si eres un obsesivo, en cuyo caso estarás constantemente rumiando el tema”, me explica el doctor Marcelo Mendes

¿Por qué te es infiel?

De la misma manera, el infiel no lo es siempre por la misma razón.

 El doctor Esteban Cañamares tiene un libro de referencia sobre el tema que lo explica muy bien. 

Hay quien es infiel para escapar de fantasías edípicas; hay quien es infiel porque tiene una personalidad evasiva/ compromiso-fóbica y teme ser demasiado dependiente de la persona amada; hay quien es infiel porque está deprimido, y el affaire le facilita un chute de autoestima y de endorfinas; hay quien es infiel como forma de venganza o agresión y hay quien es infiel porque está atrapado en el clásico esquema “ virgen contra la puta”  y no quiere que su legítima haga las cosas que le hace la amante.

Porque “las infidelidades no son todas iguales, no tienen todo el mismo origen ni cumplen la misma función”, como me dice Alfred Martínez, psicólogo clínico. 

En la mayoría de los casos, una persona infiel puede emprender un trabajo terapéutico que le lleve a entender las causas últimas de su comportamiento. 

Pero no hay que olvidar el viejo chiste del número de psicólogos que hacen falta para cambiar una bombilla: solo uno, si la bombilla quiere cambiar. 

Así que no sientas la tentación de enviar a tu pareja al psicólogo si te ha sido infiel, la decisión la debe tomar él o ella.

 

El infiel irremisible

Por otra parte, hay un porcentaje de infieles que los son por la simple y sencilla razón de que poseen rasgos psicopáticos y narcisistas. En ese caso la pareja es una fachada compensatoria, algo que necesitan para poder ser aceptados en el grupo.

Fue sonado el caso de Javier Rodrigo de Santos, concejal de Palma de Mallorca por el PP que vivía en apariencia un matrimonio modélico junto a su mujer y sus cinco hijos hasta que se descubrió que se había gastado 50.000 euros en chaperos. Entre heteros, es típico el caso del alto ejecutivo o político que tiene amantes y se gasta el dinero en clubs de alterne.

Los actores David Niven, Richard Burton o Peter O'Toole son claros ejemplos. Los tres, casados con mujeres bellísimas, eran notorios mujeriegos que aprovechaban la menor ocasión para ser infieles. Sus tres mujeres, Elizabeth Taylor, Sian Philips y Hojrdis Genberg, conocían las aficiones de sus maridos y, en principio, conocían lo que pasaba y hacían la vista gorda.

Lo que nos lleva a otro tema:

Toda infidelidad duele.

Por mucho que perdones o mires hacia otro lado. 

En la gran mayoría de los casos, lo mejor es acudir a terapia de pareja

Si todavía no has tomado la decisión de separarte, debes tener en cuenta que, si hay una crisis de pareja debido a una infidelidad, es mejor no contarlo a amigos y familia, porque eso solo es ampliar el problema. En muchos casos si ellos lo saben te será muy difícil volver con tu pareja, pues tendrás que aguantar muchísimas intromisiones en tu relación: constantemente te estarán alertando sobre otra posible infidelidad futura, o echándote innecesarios sermones sobre dignidad y el orgullo malentendidos.

Desde luego, jamás se lo cuentes a tus hijos, si los tienes.

Es mucho mejor contenerlo y trabajar juntos, y con un terapeuta.

 Si hay una decisión real de separarse, ese será el momento de decirlo a la gente, no antes.

“En mi experiencia clínica en terapia de pareja” – me cuenta la doctora Lara Ferreiro  - “un cincuenta por ciento de los casos sobreviven a una infidelidad. Pero es como un jarrón roto, tiene grietas. Cuando los japoneses reparan objetos rotos, rellenan las grietas con oro. Creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso. Para que la pareja pueda reparar el jarrón, se necesita muchísimo trabajo. Y en muchos casos simplemente te vas a quedar un jarrón que rezume agua.”

La mediadora y abogada Eva Cornudella es más optimista: “Yo diría que ocho de cada diez rescatan la relación. Una infidelidad obliga a sacar del armario muchos problemas de comunicación y convivencia. En mediación se pueden abordar y tratar aspectos emocionales y personales, antes de plantearse una medida extrema como sería un procedimiento judicial. También pueden acordarse medidas parciales, darse un tiempo de separación acordando unas normas de funcionamiento”. Excepto en casos de abuso o maltrato, Cornudella aboga siempre por la mediación.

“En consulta he visto a personas que creían imposible perdonar una infidelidad, y que lo hicieron para trabajar en la relación. De la misma forma he visto personas que habían dicho que no les importaría, pero que no fueron capaces de perdonarla cuando sucedió”- me explica Alfred Martínez - “Lo que te puedo asegurar es que existe un enorme tabú sobre estos temas y por eso las parejas que lo han vivido no lo cuentan. Pero mi impresión es que hay muchos más infieles de lo que creemos. Por eso creo que, si bien nada justifica una infidelidad, a veces hace falta entenderla”.

La comunicación, factor clave

Todos los terapeutas con los que hablo están de acuerdo: lo más importante es reconstruir ese vínculo y eso supone un largo trabajo. De hablar, de escuchar, de sostener, de perdonar, y de reafirmar el compromiso. La mayor parte del tiempo, la terapia de pareja se concentrará en mejorar la comunicación.

En general no duele tanto el acto sexual en sí como la mentira o el engaño, el hecho de que no se pueda confiar en el otro.

Todos buscamos apego, confianza seguridad y amor. Lo más probable es que la raíz de la aventura tenga algo que ver con el vínculo de apego, el corazón absoluto de una relación.

 Y cuando hay un vínculo comprometido que se rompe de alguna manera, la grieta evoca ese primer miedo al abandono que se ve en los bebés pequeños. Y es ese niño interior, asustado y dolido, el que resuena en nosotros ante una infidelidad. 

Pero, como bien me explica Alfred Martínez, “Las personas que entienden el comportamiento humano como el resultado de un proceso complejo tienen más posibilidades de comprender una infidelidad, sea propia o ajena”.

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