GORDOFOBIA

Nicola Coughlan (Penelope Featherington en 'Los Bridgerton') y otras actrices contra "la obsesión" estética

La estrella de 'Los Bridgerton' está harta de que su talla eclipse sus interpretaciones y sea carburante de insultos en redes

La diversidad corporal se abre paso en la ficción, pero arrecia la presión estética

Nicola Coughlan, en ’Los Bridgerton’.

Nicola Coughlan, en ’Los Bridgerton’.

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Núria Marrón
Núria Marrón

Periodista

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Los agudos tirabuzones de Nicola Coughlan vuelven a señorear en 'Los Bridgerton', el artefacto de Shonda Rhimes para Netflix en el que la actriz irlandesa, de 35 años, interpreta al ojo que todo lo ve y todo lo cuenta en ese gran folletín de cortejos monetarios, bailes calculados y cacerías del faisán que era la aristocracia inglesa del siglo XIX.

Es indudable que convertirte en una de las favoritas de la corte de Rhimes –y está claro que su personaje, que desborda las jaulas decimonónicas en audacia, deseos y talla, cuenta con las simpatías de la autora– te pone en el disparador de las grandes llamadas. Sobre todo en el caso de Coughlan, que se pasó años con trabajos alimenticios viendo cómo sus compañeros aristócratas e hijos de famosos de la Oxford School of Drama iban colonizando los títulos de crédito.

Pero como saben bien otras actrices revienta-cánones, el foco, cuando llega, también puede verter sobre ti haces de veneno y vergüenza corporal. "Hola, solo una cosa: si tienes una opinión sobre mi cuerpo, por favor, no la compartas conmigo, te ruego que no me la envíes directamente", dijo días atrás en sus redes sociales, ante la llegada de la segunda temporada de la serie. "Solo soy un ser humano de la vida real y es realmente difícil soportar el peso de miles de opiniones sobre mi aspecto".

Explosión en 'Derry Girls'

Adivinarán que la estrella que explosionó en la serie 'Derry Girls', cuya tercera temporada está al caer, no es el único pararrayos sobre el que críticos –"chica gorda" se la llamó desde la 'Brit Theatre Guid'– y audiencias descargan su obsesiva gordofobia. "Vivimos en un mundo en el que el odio sin miramientos contra la gente gorda se tolera con fuerza", afirma la jefa de la cosa, la escritora y ensayista estadounidense Roxane Gay. "Cuando vives fuera de la norma o de lo que se considera ‘lo correcto’ recibes un acoso constante por parte de aquellos a los que directamente les molesta tu mera existencia", ha explicado en este diario la actriz catalana Itziar Castro, cuya redes sociales a menudo se convierten en un auténtico vertedero de toxicidades. 

Barbie Ferreira.

/ ARCHIVO

No es por tanto exagerado pensar que vivimos con miedo a engordar porque conocemos bien el trato que se dispensa a las personas gruesas. Con el añadido del factor género. A las mujeres, como dijo Emma Thompson días atrás, "nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos", ya sea desde la propia familia, los medios, las redes sociales o la publicidad, que ha explotado la presión estética y la inseguridad femenina para vender desde ropa hasta productos de belleza siguiendo esa máxima de que nunca eres lo bastante joven, blanca o delgada. 

'Body positive'

De ahí el cortocircuito que desde la década de los 70 ha supuesto el movimiento de la positividad corporal que sacaron adelante mujeres negras, gruesas, trans, queers y con diversidad funcional de EEUU. Un concepto que -amplificado en las nuevas ficciones y sobreexplotado en los últimos años por la industria de la moda y la estética para apuntarse a la etiqueta de la inclusión- también ha puesto a menudo un foco no deseado en actrices como Nicola Coughlan, aburrida de repetir que ella es actriz y no una 'influencer' del 'body positive'.

"Sé que el mundo está muy obsesionado con la imagen corporal, pero espero que la gente se centre más en mis actuaciones que en eso", ha declarado en la revista británica 'Tatler'. 

Barbie Ferreira ('Euphoria') dice estar cansada de que le pregunten por el 'body positive' "haga lo que haga por el hecho de tener el cuerpo más grande que otras personas"

Un camino parecido ha tomado la actriz de 'Euphoria' Barbie Ferreira, en la que interpreta a una adolescente con una relación problemática con su cuerpo que se convierte en dominatrix de internet. Rostro de los cuerpos anti-norma desde que a los 16 años protagonizó una campaña de la firma de ropa interior Aerie –lo que sin duda arroja unas cuantas preguntas pertinentes sobre si la adolescencia es una etapa indicada para este tipo de focos–, afirma ahora, con 23, que está cansada de que le pregunten por el 'body positive' "haga lo que haga" por el hecho de "tener el cuerpo más grande que el de otras personas".

Itziar Castro.


/ JOSÉ IRÚN

"Como adolescente, gritar desde la cima de la montaña consignas contra la gordofobia no me funcionó del todo", afirma en 'Vogue'. Sobre todo, después de constatar que la industria publicitaria que habla de positividad corporal, "lejos de ser más inclusiva", ofrece "una visión idealizada de las chicas gruesas" y que en realidad su trastienda es más de lo mismo. "Delante de mis narices he tenido a adultos comentando que mi cuerpo adolescente necesitaba fajas, sujetadores especiales o Photoshop para que se me viera más agradable". 

Diversidad corporal

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¿En qué medida entonces la mayor diversidad corporal que nos llega desde las pantallas está ampliando imaginarios? Es más: ¿veremos algún día a una intérprete de talla grande cuyo papel no esté relacionado con el peso? La actriz y directora Júlia Barceló, divulgadora del concepto neutralidad corporal –tu cuerpo es tu hogar, no una lista de imperfecciones a mejorar– llega al debate con un puñado de ideas claras. "Aunque aún hay mucho trabajo por hacer, creo que cada vez hay más personajes de este tipo que no están estereotipados o ceñidos a tramas sobre lo malo que es vivir en corporalidades no normativas", afirma Barceló, sobre la importancia de que los grandes medios acostumbren a las pupilas a otras estéticas con el fin de que la diversidad corporal también pueda vivirse sin vergüenzas ni culpas.

"Los cuerpos no normativos tienen que estar delante y detrás de las cámaras", dice Júlia Barceló

Y aunque la actriz considera que la mayoría de mujeres tienen una relación problemática con su físico –"tema del que se debe hablar"–, también entiende que es positivo que "se visibilice que hay cuerpos que sufren mucha más violencia estética que otros y que desde la dirección y el guion se trate el tema con conocimiento de causa". Aquí llega, pues, uno de los nudos de toda esta historia. "Los cuerpos no normativos tienen que estar delante pero también detrás de las cámaras, deben ser válidos en todos los ámbitos, porque si no siempre nos quedaremos en lo superficial: señores blancos explicando historias y añadiendo ingredientes para complacer a los colectivos minorizados o para incluir los temas-que-tocan en cada momento".