Eileen Gu, la estrella del esquí (y obsesión del lujo) que prefiere China a EEUU

La gran estrella de los Juegos Olímpicos de invierno Beijing 2022, nacida en San Francisco y de madre china, es la última obsesión del país asiático y la moda occidental

En medio de la guerra entre Pekín y Washington, su nacionalidad es un misterio: se dice que ha adoptado la china pero no ha aparecido ningún registro del trámite

Eileen Gu

Eileen Gu

Adrián Foncillas

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Nació en San Francisco, dio sus primeras cabriolas en las nieves del californiano lago Tahoe y reina en China. Es una deportista precoz y exitosa en disciplinas ajenas a la tradición nacional, junta la espontaneidad con una belleza mestiza cautivadora y dio la patada a EEUU en tiempos de geopolítica árida. Habrá que acudir este domingo al medallero para certificar al ganador de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín pero nadie se marchará con más portadas que Eileen Gu o Gu Ailing, según las fuentes.

No se recordaba un colapso de los servidores de Weibo, la principal plataforma social china. Ocurrió el martes pasado después de que Gu se apuntara su primer oro dibujando una pirueta inédita en mujeres. Más de 300 millones de visitas en media hora recibieron 7 de los 10 'trending topics' que aludían a la "princesa de la nieve". Fue el corolario de un país más obsesionado que fascinado por Gu. Los chinos compran en masa su equipo, escrutan su joyería y lo que come durante las pruebas. Cuesta estos días escapar de su sonrisa nívea. Asoma en los diarios deportivos y revistas de moda como 'Elle' o 'Vogue', en las marquesinas de autobuses y carteles, en la tele e internet. Con su mono de trabajo, con un tradicional 'qipao' o con los vestidos y accesorios de las grandes firmas. 

De Louis Vuitton a gigantes estatales como el Banco de China, no hay marca que desprecie a un icono global con un pie en Occidente y otro en Oriente

No basta, aclarémoslo, con abrazar a China para recibir su amor. A Zhu Yi, otra californiana alistada en las tropas chinas en estos Juegos, se le pidió con escaso tacto que regresara a EEUU y se le afeó su precario mandarín después de que sus reiteradas caídas arrastraran al quinto puesto al equipo nacional de patinaje artístico. Muehlegg, el esquiador alemán nacionalizado español, fue rebautizado como Juanito tras ganar las medallas en Salt Lake City y desdeñado como Johann tan pronto se las retiraron por dopaje. 

Es improbable que China se desentienda de la campeona mundial, modelo ocasional e inminente estudiante en la prestigiosa Universidad de Stanford. Gu epitomiza el éxito de una joven risueña y refinada. El pasado año sumaba más de 30 millones de dólares en publicidad y cuesta medir cómo acrecentará su impacto actual a sus cuentas bancarias. No hay marca que desprecie a un icono global con un pie en Occidente y otro en Oriente. Ahí están referentes como Estée Lauder, Victoria’s Secret, Tiffany, Oakley o Louis Vuitton. Y también empresas chinas como la lechera Mengniu, la cadena de cafeterías Luckin Coffee y gigantes estatales como el Banco de China o China Mobile.  

Eileen Gu sonría al ver la puntuación  de su victoria en Big Air

Eileen Gu sonría al ver la puntuación de su victoria en Big Air / Roman Pilipey / Efe

1.400 millones de consumidores

¿Es china o estadounidense? ¿Eileen o Ailing? ¿Los chinos nacen o se hacen? Las cuestiones identitarias la han perseguido desde que en 2019, con 15 años, cambiara de bando. Muchos lo atribuyen a un mercado de 1.400 millones de consumidores. La razón no es descartable pero ignora su contexto personal.

Fue criada por su madre china y de su padre estadounidense no ha trascendido ni el nombre. Yan Gu, hija de un funcionario chino, emigró en los años 80 a EEUU para estudiar, trabaja en la banca de inversiones y contagió su pasión por los esquís a Gu. Esta ha revelado que creció entre dos mujeres fuertes, su madre y su abuela. "Fue una decisión extremadamente dura, estoy tan orgullosa de mis raíces chinas como de mi educación estadounidense. La posibilidad de inspirar a millones de niñas en el país en el que nació mi madre durante los JJOO de Pekín y de promover el deporte que amo es una oportunidad que solo se da una vez en la vida", ha dicho. "Cuando estoy en China, soy china. Cuando estoy en EEUU, soy estadounidense", ha insistido. 

 "Cuando estoy en China, soy china. Cuando estoy en EEUU, soy estadounidense", insiste

Resuelta la cuestión de sus afectos, queda la administrativa. No hay mayor misterio que la de su nacionalidad. Las leyes chinas impiden la doble nacionalidad y sientan la renuncia de los naturalizados a la anterior. La web oficial del COI borró recientemente de su perfil las alusiones a su doble nacionalidad y aclaró que había renunciado a la original pero no ha aparecido ningún registro del trámite. Gu ha evadido la respuesta y el Gobierno chino no ha desvelado si la premió con una excepción. 

Aguas turbulentas

Gu navega en aguas turbulentas. En China, a pesar de la admiración desbocada, algunos la han tildado de privilegiada, no solo por su presunta doble nacionalidad sino por su febril actividad en redes sociales censuradas como Instagram. La derechona estadounidense más rancia la ha calificado de traidora y desagradecida al país que la vio nacer y formó como atleta. También ha subrayado el contraste de su locuacidad sobre el racismo contra negros y asiáticos en EEUU con su silencio sobre Xinjiang, Taiwan o Hong Kong. La polémica sobre Gu, ha aclarado un sociólogo, se debe a la perplejidad que causa una estadounidense convirtiéndose en china y no al revés. Gu ha dinamitado la secular creencia de que Occidente es superior a Oriente y, probablemente a su pesar, se ha erigido en un signo de los nuevos tiempos.   

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