Opinión | ESPECIAL RESUMEN DEL AÑO

Emma Riverola

Emma Riverola

Escritora

El año del yoyó, arriba y abajo

Ya acaba este año de mareo: ahora bajan los contagios. Ahora suben. Previsiones económicas arriba. Previsiones abajo. Abrimos. Cerramos

Las enfermedades mentales son ya una pandemia invisible: el virus no nos hizo mejores, pero quizá acabe enseñándonos a cuidarnos mejor

salud mental

salud mental / Europa Press

Y la niña no deja de jugar. Arriba, abajo. Arriba, abajo. Suben las cifras de infectados, contenemos el aliento. Bajan y respiramos de nuevo. Esto se acaba, pensamos. Pero la niña sigue con el yoyó en la mano y nuestro ánimo acompaña su movimiento. Cada vez más cansados. Cada vez más extrañados de aquella vida que relegaba la posibilidad de una pandemia mundial a la ficción. Pero la vacuna funciona. Y este año ha estado marcado por su calendario particular. ¡Ya empiezan los mayores de 80 años! Se abre el cupo a los de 70. Ahora los de 60… ¿Y a ti cuándo te toca? ¿Mucha cola? ¿Y qué tal la reacción?... Así, hemos llegado a los niños y a la tercera dosis y al certificado covid. Ese pasaporte que sirve para abrir las pequeñas fronteras de una normalidad que no lo es. 

Empezamos el año con la vacunación de los más mayores. Semanas de desasosiego… En el barrio de mi prima ya están vacunando. Al vecino del tercero ya le han citado. He llamado siete veces al CAP y ni caso… Mientras, Donald Trump abandona la presidencia e inspira un esperpéntico ataque al Capitolio. La revuelta es la mejor metáfora de su mandato. Una fiesta de supremacistas, racistas, ultraderechistas y rebeldes de cualquier causa. Surrealismo puro en los días de la distopía. Joe Biden toma las riendas. Con él, Kamala Harris. La primera mujer vicepresidenta de EEUU y, también, la primera persona negra en conseguirlo. La esperanza empieza a cotizar al alza. ¡Ascendemos! Pero, claro, el yoyó no cesa. 

El virus no nos hizo mejores, pero quizáacabe enseñándonosa cuidarnos mejor

Llega la tercera ola, la vacunación aún va a ritmo lento y, entre disputas, como siempre, Catalunya va a las urnas. 14-F. El PSC gana, pero la mayoría independentista se impone. Hasél ingresa en prisión y el fuego se apodera de las calles. Se encienden las fogatas. Y se apagan. Arriba. Abajo. Isabel Díaz Ayuso adelanta elecciones y, ¡oh, sorpresa!, Pablo Iglesias abandona el Gobierno para presentarse a las elecciones madrileñas. Pero, en el año del yoyó –y en plena primavera– una caña en una terraza tira más que el miedo al fascismo. Ayuso roza la mayoría absoluta e Iglesias deja la política. De la tertulia vengo, a la tertulia voy.  

Entre eternas disputas y bloqueos, cómo no, Pere Aragonès es elegido ‘president’. La vacunación coge carrerilla. Los botellones funcionan como válvula de escape y se relajan las restricciones hasta el fin del toque de queda. El Barça femenino se encumbra y gana la Champions. El masculino cae en barrena. Messi se apea en pleno hundimiento. El indulto llega a los presos del ‘procés’, la figura de Puigdemont pierde ascendencia y el independentismo anda en su laberinto. Entre disputas, para variar, el plan de ampliación de El Prat se esfuma. Lo que no se disipa es la sensación de estafa al enfrentarnos a la factura de la luz. Niña, baja ya el yoyó. 

De la ley trans a la migración

La ley trans provoca grietas en el feminismo, la ultraderecha aplaude. En realidad, ese magma populista ultraconservador sigue encontrando el modo de aplaudir en los más variados puntos del planeta. También en Europa, desafiando los gobiernos o formando parte de ellos. La UE trata de superar su entumecimiento y reaccionar a los múltiples retos. Entre ellos, el drama de la migración. Cada vez más profundo, más hondo, perfilándose como el gran desafío del siglo. Afganos agolpados en el aeropuerto, desesperados por abandonar el país tomado por los talibanes. Menores lanzados contra la valla española alentados por el Gobierno marroquí. Migrantes exhaustos en las fronteras polacas y lituanas utilizados por Bielorrusia. Los mares convertidos en cementerios. La familia fallecida en el incendio de Barcelona… 

Y el yoyó que nos tiene mareados. Ahora bajan los contagios. Ahora suben. Previsiones económicas arriba. Previsiones abajo. Abrimos. Cerramos. Y la ansiedad, la depresión, el estrés y otras enfermedades mentales se convierten en la pandemia invisible. Ya acaba este año de mareo. El virus no nos hizo mejores, pero quizá acabe enseñándonos a cuidarnos mejor. ¿Y si pedimos a los Reyes Magos otro juguete para la niña?

Suscríbete para seguir leyendo