Reciclaje

Este mercado de ropa de segunda mano es una fiesta

Nacido en un callejón de Poblenou, el Two Market ya es todo un fenómeno

ropa vintage

ropa vintage / Becca Mchaffie |Unsplash

Gemma Tramullas

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«Este lugar es agobiante, hay demasiada gente y la ropa no mola. Por favor, no publique nada». Es el ruego irónico de una joven que no quiere contribuir aún más al éxito del mercadillo 'Todo a 1 euro' de <strong>Two Market, </strong>que se celebra en la megataberna <strong>L' Ovella Negra</strong> del barrio de Poblenou de Barcelona. Ella y su amiga han venido expresamente desde Moià, que está a una hora en coche, y después de rebuscar mucho se han llevado, entre otras cosas, «¡un abrigo de Nueva York por 1 euro!». 

Bajo el lema 'Reutilizar es la mejor manera de reciclar', este popular mercadillo reúne cada primer domingo de mes entre 1.700 y 2.000 personas que pagan 1 euro por entrar a comprar. En estas fechas, el 23 y el 30 de diciembre también. El público es muy variado, pero cada vez hay más grupos de adolescentes y jóvenes que acuden atraídos tanto por el gancho de 'Todo a 1 euro' como por la filosofía del movimiento 'second hand'. 

Detrás de este fenómeno está Josep Puig, un arquitecto aficionado a la pintura que en el 2009 se quedó sin blanca por la crisis. «El Two Market nació en un callejón de Poblenou –rebobina mientras observa el caudal humano que entra y sale de la nave de la calle Zamora–. Un amigo me cedió una sala para pintar a cambio de que organizara un evento. Ni yo ni mis amigos teníamos un duro, así que monté un mercadillo de segunda mano».

«Los jóvenes
tienen integrado
el reciclaje
desde niños»,
afirma Josep Puig, impulsor del
Two Market

De la pura necesidad nació este <strong>Brick Lane</strong> barcelonés, en referencia al popular mercado del East End londinense. De hecho, el 'Todo a 1 euro' es una reminiscencia de la época en la que su impulsor iba a los Encants de las Glòries buscando viejos lienzos usados por 1 euro para pintar encima. En octubre se cumplieron 12 años del primer Two Market, que después pasó al Born y finalmente a L'Ovella Negra, que pone sus 2.000 metros cuadrados a disposición de un evento cuya filosofía comparte al cien por cien. 

¿Filosofía o bolsillo?

«Le he dado un giro para atraer al público joven, con publicidad en Instagram y una colaboración con el Carnet Jove –explica Puig–. Me encanta este público por el ambiente que crea y porque se expresa y se comunica de otra manera. Si entras en su hilo, esto corre como la pólvora». ¿Pero vienen por la filosofía o por el bolsillo? «Vienen por el 'Todo a 1 euro' y por el reciclaje, que ya tienen integrado desde niños».

La inmensa mayoría de los 100 puestos de ropa, bisutería, libros y cachivaches varios no son profesionales, sino personas que sacan su casa a la calle, como Mari Sola Gómez. «Me sabe mal vender mi ropa a 1 euro, pero sé que la gente la comprará –explica–. En cambio, vender una camiseta que me ha costado 25 euros por 10 va ser muy difícil. Quitando los gastos, aquí me saco unos 100 euros». 

Piezas únicas a precio irrisorio

Es la una del mediodía y en el interior de la nave retumba 'California Dreamin’' de The Mamas & The Papas. Entre la música, el aire cargado por el gentío y las cervezas en la barra, el ambiente no tiene nada que ver con las asépticas tiendas clónicas de los ejes comerciales que huelen a ambientador. Para los jóvenes que rebuscan en los puestos, venir aquí es como alargar la fiesta. 

La posibilidad de encontrar piezas únicas a un precio irrisorio, el buen rollo y la filosofía del reciclaje atraen a las nuevas generaciones. Que los jóvenes de hoy están más comprometidos con el medioambiente y los derechos humanos es algo que las grandes multinacionales de la 'fast fashion' detectaron en seguida. De ahí que las marcas saquen líneas de ropa «consciente» o «ecológica»,  que coloquen contenedores para recoger la ropa usada en sus tiendas o que inventen lemas como este de Zara: 'Queremos crear moda que sea 'Right to Wear': atractiva, ética y de calidad'.

Cambio del modelo

Con tan solo 20 años, Ignasi Eiriz se plantó en Daca (Bangladesh) para conocer de primera mano la situación en una de las capitales mundiales del textil, y con 21 ha lanzado la aplicación <strong>Ethical Time,</strong> que permite comprar ropa con verificación ética y sostenible. Para él, «las cosas no se cambian lanzando líneas eco». «Lo que hay que hacer –asegura– es un cambio estructural de la industria textil y del modelo económico».

Su reflexión va más allá de las grandes corporaciones y alcanza al sector de la ropa de segunda mano, que está experimentando un crecimiento mucho mayor que el de la ropa nueva. Ethical Time está a punto de iniciar una campaña para explicar que «la ropa de segunda mano no es más sostenible que la ropa nueva sostenible, porque el impacto de comprar a una pequeña marca de ropa sostenible es mucho mayor que hacerlo a las grandes redes de distribución de ropa de segunda mano».

Un presupuesto
muy limitado
no alcanza para
comprar ropa
nueva ética y
sostenible

«Buscar beneficio a partir de la ropa que ya no necesitamos para comprar otra no deja de ser consumismo», afirma Eiriz. Para él, la pregunta clave que acabaría definitivamente con el culto a lo nuevo y, por lo tanto, con el actual modelo económico depredador es: «¿Realmente necesito esta camiseta?». Y si la necesito, ¿dónde la compro para ser coherente con mis valores?

La plataforma Ethical Time recibe muchas visitas de jóvenes implicados en movimientos como <strong>Fridays for Future,</strong><strong> Extinction Rebellion</strong> o el veganismo. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de ellos tienen presupuestos limitadísimos que no les alcanzan para una camiseta con denominación de origen ética y sostenible.

El mercado funciona con las normas obligatorias y recomendadas para el covid-19, a saber, el uso de mascarilla para vendedores y público y puntos de gel hidroalcohólico en la entrada y distribuidos por las tiendas.

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