MANGA BARCELONA

La fiebre del anime: ¿por qué el manga y la animación japonesa arrasan entre las niñas y los más jóvenes?

La nueva edición del Manga Barcelona arranca el viernes en plena explosión del género entre el público femenino

Anime

Anime / Manu Mitru

Laura Zapater

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El pasado lunes por la tarde, en muchas casas se vivió una agónica y desquiciada cuenta atrás. El Manga Barcelona había puesto sus entradas a la venta y una nueva generación de fans –caldeada durante el tiempo libre del confinamiento y llevada a la ebullición por el 'streaming' y las redes sociales– vivió el trance con angustiada (y justificada) desesperación: se agotaron en apenas unas horas. "Me puse la alarma a la hora en que salían a la venta y, cuando me conecté, ya tenía a 2.830 personas por delante. Qué nervios pasamos hasta conseguirlas", explica Miriam, madre de Ona, una fan de 8 años que podría sintetizar la nueva era de este fandom: son muchos, muy jóvenes y las niñas y chicas están abrazando el fenómeno como nunca. 

Que el manga (ilustraciones) y el anime (dibujos animados) están viviendo un momento infeccioso lo saben bien Clara, de 9 años, y Abril y Miquel, de 11, amigos de Barcelona que se han contagiado esta "gran pasión". Abril y Miquel empezaron a interesarse por el anime "al final del confinamiento" porque se había convertido en un recurrente tema de conversación "entre los amigos y también en internet". Y tanto hablaban del asunto que Clara acabó también curioseando en Netflix un género que los tres califican como "una especie de ventana a un mundo diferente, fascinante, sorprendente, exagerado, chocante y a la vez divertido", y que durante un rato hace que se olviden "absolutamente de todo".  

Miquel, Abril y Clara, tres amigos de Barcelona, evocan gestos de 'Dragon Ball'.

Miquel, Abril y Clara, con indumentaria del género, evocan gestos de 'Dragon Ball'. / Manu Mitru

"Es cierto que algunos, no todos, son violentos, pero todo es tan pasado de vueltas que la mayoría de las veces no puedes tomártelo en serio", afirman. La única objeción que Clara, la benjamina, le pondría al género (pero solo si fuera obligatorio) es que quizá le gustaría que hubiera "más chicas protagonistas" y "menos personajes en plan 'sexy'". No obstante, dice, le encanta el anime, replicar sus códigos secretos e incluso que la identifiquen como 'otaku'. ¿Saben? El viejo insulto es hoy un adjetivo con pedigrí entre fans.

El tiempo libre del confinamiento, el 'streaming', la mayor diversidad de contenidos y las redes sociales explican el fenómeno

"Yo no soy un 'otaku' extremo, soy solo 'otaku'", reivindica, por su parte, Josep Maria, de 13 años, al que le encanta el anime de acción. Aquí van unas líneas de información de servicio generacional: la palabra 'otaku', es cierto, tiene una tradición ominosa, sobre todo en Japón, al remitir a gente obsesivamente enfermiza que no sale de su habitación y es alérgica a un mínimo de higiene. Sin embargo, para los más jóvenes tan solo es sinónimo de "amor" por el género. "Lo que no nos gusta es que la gente diga que los 'otakus' son raros y no se duchan, porque no es verdad", especifica Abril, con cierta indignación.

Más allá de cuitas semánticas, tanto expertos como editoriales, tiendas especializadas y academias de dibujo confirman esta subida de la fiebre por el cómic japonés. El diagnóstico es unánime: cada vez se lee más manga y se mira más anime. De hecho, sus fogonazos están por todas partes. Basta con levantar la vista –y conocer algo de los códigos de esa sociedad secreta cada vez más 'mainstream'– para detectar gente vestida con 'merchandising' de 'Ataque a los Titanes', descubrir tiendas llenas de Funkos (muñequitos) de 'My Hero Academia' o toparse con 'posts' de 'Haikyuu!!' en el muro de Twitter.

‘Hechos diferenciales’

Está claro que la cultura 'otaku' no es algo nuevo en Occidente. El universo que creó Osamu Tezuka en Japón en los años 60 con el manga 'Astro boy' y el anime 'Jungle Emperor Leo' ya vivió un 'boom' en los años 90. Distintas generaciones, de la X a la Z, han crecido viendo series como 'Dr Slump', 'Dragon ball', 'Inuyasa', 'One Pice' o 'Doraemon', así como las películas del Studio Ghibli. El Manga Barcelona, que arranca el próximo viernes, lleva más de dos décadas celebrándose. Y las editoriales españolas publican mangas desde los años 90. ¿Qué hay entonces de nuevo?

Josep Maria cuenta que se hace listas de "los animes que quiere ver y los que no"

Josep Maria, de villano de Naruto, cuenta que hace listas con "los animes" que quiere ver y "los que no". / Ferran Nadeu

El consenso es que el género ha entrado en tromba en el gran público. Según una encuesta realizada en EEUU por la plataforma de anime en streaming Crunchyroll, solo el 6% de los nacidos entre mediados de los 90 y principios de los 2000 no sabía nada de anime, a diferencia de la generación anterior, en el que este porcentaje ascendía hasta el 27%.

"Quizá lo único que cambiaría un poco es que hubiera más chicas protagonistas y menos personajes en plan sexy", dice Clara

En la academia de dibujo Taure, del barrio de Gràcia, no barajan estadísticas, pero tienen bien tomada la temperatura al fenómeno. Hace apenas cinco años, solo el 10% de los alumnos recibían clases de manga, la mayoría adolescentes mayores y adultos. Hoy, este género concentra más entre el 60% y el 70% del alumnado, que es paritario y cuya media de edad, explica Joss Buruil, se ha rebajado de forma notable. "Ahora vienen niños y niñas a partir de los 7 u 8 años –añade–. De la noche a la mañana ha habido un 'boom brutal', el interés se ha disparado de forma exponencial, todo es manga-manga-manga". ¿Y las razones? "Creo que la pandemia fue el caldo de cultivo y que Netflix ha actuado como gran disparador".   

"Me gusta sobre todo el anime de acción, es una gran máquina de entretenimiento", apunta Josep Maria

También está influyendo, dicen los conocedores del ramo, que el contenido que llega a España es mucho más amplio que hace 20 años. Desde Norma Editorial afirman que el anime y el manga son ahora tan diversos en España como lo han sido siempre en Japón. "La oferta es tan extensa y tan diversificada que puede atraer a cualquier persona", explican desde la editorial. De hecho, en EEUU, la demanda de anime se ha incrementado el 31% solo en el último año, según Parrot Analytics.

Netflix y Crunchyroll

Clave en todo este hervidero ha sido el papel de plataformas de 'streaming' como Netflix y Crunchyroll –dedicada únicamente a la distribución de anime–, que han acercado centenares de series de todo tipo al público occidental. Con cinco millones de suscriptores en todo el mundo, Crunchyroll ofrece prácticamente todos los animes emitidos en Japón y los pone a la carta una hora después de su emisión.

Ona,

Ona, vestida de Charmander y con la espada de 'Kingdom hearts'. / El Periódico

Años atrás, los niños y jóvenes catalanes, por ejemplo, solo podían ver un puñado de ficciones japonesas en el Super 3 y el 3XL. Ahora, sin embargo, la ya de por sí vasta oferta se amplía a un abanico de páginas pirata que Oriol Estrada, responsable de Contenidos del Manga Barcelona, considera igual de claves para explicar esta nueva explosión. En algunas de ellas, los usuarios encuentran un extensísimo catálogo a coste cero, con rápidas traducciones. Vamos, que cualquiera con un dispositivo electrónico puede disfrutar de su anime favorito, aquel que no dan por la tele. 

Mayor diversificación

Precisamente la mayor diversificación de la oferta explica otro de los hechos diferenciales del momento: el mayor interés entre las niñas y chicas por las producciones japonesas, que, cabe decir, siempre han sido más amigables con el público femenino.

"Es todo tan exagerado que ni la violencia puedes tomártela en serio", afirma Miquel

"El cómic occidental no ha dado tradicionalmente la bienvenida a las chicas, cosa que sí hacía el manga", añade Estrada. Tanto desde Norma Editorial como desde las Galeries Maldà –la gran zona franca friqui de Barcelona– aseguran que la mitad de su clientela son mujeres o niñas. "Ahora hay una mayor y mejor representación femenina en las historias que nos llegan", cuenta Joaquín, dependiente en una de las tiendas.

"Probé con 'My hero academia' y ahí empezó mi gran amor por el anime; cuando lo miro me olvido de todo", explica Abril García

Pulverizando clichés, Mònica Rex, miembro de ACDCómic y redactora de la web especializada 'Zona Negativa', asegura que donde más ha aprendido de "igualdad y feminismo" ha sido con el cómic japonés. "Lo bueno y lo malo del género es que en él hay de todo". Es cierto, dice, que existen ficciones que utilizan a las mujeres como cebo –ahí están, si no, todos esos animes que muestran personajes femeninos sexualizados y carentes de personalidad para llamar la atención de los adolescentes varones–, pero también se trata de un género en el que las niñas pueden encontrar personajes femeninos ricos, complejos y bien construidos con los que se pueden identificar. 

"Me encanta 'Pokémon' y me hace ilusión ir con mi familia al Manga Barcelona", explica Ona

Además, explica la especialista, en los últimos años ha habido un gran "esfuerzo editorial" por enriquecer y diversificar contenidos siguiendo la máxima de que "hay un manga para cada persona" -desde costumbristas e históricos hasta de terror, de institutos, ciencia ficción o autobiográficos-, y el público más joven ha encontrado en el anime un entretenimiento que "no es infantil pero tampoco adulto", en el que se explican historias emocionales y dramáticas, con conflictos generacionales, historias de superación y trasfondos complejos "que les hacen sentir mayores".

"Las niñas encuentran personajes femeninos ricos y bien construidos con los que se pueden identificar", afirma la especialista Mònica Rex 

Y luego, claro, está el factor estético. Anime y manga tienen una estética muy diferenciada y altamente viralizable, que, más allá de los disfraces, también prende en la indumentaria y los peinados. El estilo de dibujo, las viñetas y las secuencias de los animes son muy llamativos y atractivos. Por eso no resulta extraño que 'fan arts' (aportaciones creativas de los seguidores alrededor de una serie o personaje) en Twitter e Instagram cuenten decenas de miles de 'likes' y que 'edits' (vídeos que hacen los usuarios) en TikTok tengan millones de visualizaciones y 'me gusta'. Sí, las redes sociales se han convertido en un gran aliado y en un fabuloso amplificador publicitario. 

El factor redes sociales

En TikTok, precisamente, el hashtag #anime cuenta con, atención, 549 mil millones de visualizaciones. Y títulos de furiosa popularidad como #haikyuu, #myheroacademia, #attackontitan y #demonslayer registran una media de 34 mil millones de clics. Además, aunque no sea tan masivo, en redes sociales como Tumblr o Reddit hay a diario discusiones, debates y contenido creado por los fans sobre los nuevos capítulos de la mayoría de títulos. Oriol Estrada apunta que para que un anime destaque por encima de otros, tiene que hablarse de él en redes sociales y que los fans creen desde memes a debates. "Las tendencias se forjan en las redes sociales y, hoy día, hasta los más pequeños les echan un vistazo", explica.

Los mangas se consumen rápidamente y son muy visuales, además de económicos. Es por ello que, según Norma Editorial, son tan atractivos para los pequeños, hasta el punto de que a veces se convierten en el único producto literario que consumen por placer. Para Rafel Sabater, de la tienda Sabadell Comics, la fascinación del género se debe a que "siempre ha sido mucho más transgresor que los cómics de superhéroes estadounidenses, los de Tintín o los de Astérix". Además, apunta Estrada, los mangas y animes enganchan porque, al fin y al cabo, "los contenidos, con estéticas e historias definidas, se diseñan para que gusten". ¿Quieren una curiosidad? Si alguna vez se han preguntado por qué los personajes de los géneros más populares japoneses presentan unos rasgos faciales tan deslocalizados y estandarizados, aquí tienen una respuesta. "Seguramente los dibujan así para llegar a más públicos fuera de Japón –afirma Mònica Rex–. Siempre han sido muy buenos con el 'marketing'". 

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