ENTREVISTA

Dani Rovira: “Promover la bondad es la actitud más punk que existe”

El actor regresa con 'Mediterráneo', primera película que rodó mientras se recuperaba del cáncer

En ella encarna al socorrista Gerard Canals, que en 2015 viajó a Lesbos junto a Óscar Camps

La cinta llega a los cines el 1 de octubre

Dani Rovira en San Sebastian

Dani Rovira en San Sebastian / Juan Herrero/Efe

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vuelve a los cines a bordo del primer largometraje que rodó mientras se recuperaba del cáncer. En ‘Mediterráneo’, el malagueño encarna al socorrista Gerard Canals, que en 2015 viajó a la isla griega Lesbos junto a Óscar Camps -interpretado en pantalla por Eduard Fernández-, para iniciar una labor humanitaria que aún hoy sigue en marcha: el rescate de aquellos que se lanzan al mar huyendo de conflictos armados y otras situaciones trágicas. La película llega a los cines el 1 de octubre.

Usted siempre ha sido una persona comprometida. ¿Se imagina viajando al otro extremo del Mediterráneo para trabajar junto a Óscar Camps y su equipo?

Lo cierto es que, desde que conozco a Óscar, él anda tratando de convencerme para que los acompañe en alguna de sus misiones marítimas. ¿Que si me veo capaz? Creo que sí. Seguramente sería una experiencia muy conmovedora para mí. No es que me dé miedo pero sí me impone cierto respeto la posibilidad de llegar a ser un estorbo en lugar de una ayuda. En el fondo yo soy un rostro conocido, y el valor que yo puedo aportar a las causas solidarias es usar esa fama para ejercer de altavoz. Es ni más ni menos lo que hicimos Clara Lago y yo cuando viajamos con la oenegé Save The Children a Bangladesh para dar a conocer el drama de los niños y niñas rohingya.

¿Siente que las figuras públicas como usted tienen la responsabilidad de ser solidarias?

No. Nadie está obligado a nada por el mero hecho de tener millones de seguidores en Instagram. Diré que, en mi caso, el trabajo que hago con Clara a través de la fundación Ochotumbao tiene mucho de romántico. La vida nos ha tratado tan bien que creemos que debemos de devolver algo. Soy una persona educada a partir de ciertos valores, muy empática y dotada de una manera muy concreta de entender el mundo. Creo que es importante tratar de transmitir bondad. ‘Bondad’ es una palabra algo cursi pero significa algo muy serio. Vivimos en un mundo tan envuelto de ruido, y tan capaz de caer en la más absoluta bajeza, que promover la bondad es la actitud más punk y rebelde que existe.

Dani Rovira y Clara Lago, en su viaje a Bangladesh con Save the Children.

Dani Rovira y Clara Lago, en su viaje a Bangladesh con Save the Children. / ARCHIVO

Del drama de los refugiados ya no se habla tanto en los medios, pero la herida sigue abierta. ¿Qué opina de la actitud de Europa frente a él, con sus fronteras cerradas y los discursos de odio al extranjero promovidos por las ultraderechas?

A decir verdad, no soy quién para hablar de política, y siento que si lo hago voy a ser malinterpretado. En todo caso, yo defiendo lo mismo que Open Arms y otras organizaciones humanitarias: que hay una ley universal, que es la ley del mar, según la que hay que rescatar a toda aquella persona que se esté ahogando y ponerla a salvo en tierra. Da igual de qué país sea, o de qué etnia o religión o sexo. Todo lo demás, digo, tiene que ver con intereses políticos en los que no me meto. ¿Hasta qué punto la economía y el poder priman sobre la ética, la moral y la dignidad humana? No me corresponde a mí responder a eso.

La ley del mar dice que hay que rescatar a toda aquella persona que se esté ahogando. Todo lo demás tiene que ver con intereses políticos

¿Y qué siente al comprobar cómo ese discurso de odio ha calado en España?

Sucede en España y otras muchas partes del mundo. Se imponen el odio y la propaganda fácil. Y eso da bastante miedo porque no es nuevo, y ya sabemos a qué condujo cuando sucedió hace algunas décadas. La mayoría de nosotros siempre hemos pensado que algo como aquello no podría volver a suceder pero quizá estemos equivocados. En España nunca habíamos tenido un Gobierno tan progresista como el de ahora, pero tampoco había existido nunca una oposición tan extrema. Estamos rodeados de gente que busca el diálogo y el consenso, pero hay tanto ruido a su alrededor que no se les oye. Es necesario que estimulemos la mirada crítica y el discurso sosegado, porque hay muchas personas vulnerables y que lo pasan muy mal, y que a causa de ello se agarran a un clavo ardiendo. Y cuando viene alguien y les dice que los malos son los de fuera, y que nos van a quitar lo que es nuestro, se lo creen. No sé, creo que es obvio que nadie se lanza al mar con lo puesto por gusto. 

El rodaje de ‘Mediterráneo’ se vio afectado tanto por la pandemia como por el linfoma de Hodgkin que se le diagnosticó poco después del inicio del confinamiento.

Dado que la pandemia provocó el retraso del rodaje, pude recuperarme a tiempo para participar en la película. No quiero ser frívolo, pero lo cierto es que yo he podido hacer ‘Mediterráneo’ gracias a la pandemia. 

En España y otras partes del mundo se imponen el odio y la propaganda fácil. Y eso da bastante miedo porque no es nuevo, y ya sabemos a qué condujo décadas atrás 

Desde que descubrió su enfermedad, ha hablado de ella sin reparos, ¿por qué?

Desde el principio me di cuenta de que si hablaba de ello con franqueza y sin dramatismos ni sensiblería, desde el humor pero sin ser frívolo, mi testimonio podía ayudar a mucha gente a perder el pudor y el pánico a la enfermedad, que después de todo es algo que le puede suceder a cualquiera. Para mí la recuperación ha sido un proceso muy extraño. La viví en paralelo a una pandemia mundial y durante los primeros tres meses, como el mundo entero se paró, no tuve la sensación de que se hubiera parado solo para mí. Las etapas posteriores, eso sí, fueron más duras a nivel emocional. En todo caso, es importante aprender de todo lo que la vida te pone por delante.

¿Qué ha aprendido usted?

Obviamente ahora lo valoro todo muchísimo más. He aprendido a vivir en el ahora más absoluto y limitándome a hacer las previsiones más pequeñas e imprescindibles; que haya café en casa a la hora del desayuno, por ejemplo. Por lo demás, insisto, trato de disfrutar al máximo de cada momento, porque cualquier día de viento te puede caer una maceta en la cabeza y se acabó.

Desde el principio, comprendí que si hablaba de ella con franqueza y sin dramatismos, podía ayudar a mucha gente a perder el pudor y el pánico a la enfermedad 

El tópico es cierto, pues. La enfermedad reconfigura nuestras prioridades...

Inevitablemente. Hace que te des cuenta de que somos unos privilegiados por el mero hecho de estar vivos. El universo es una puñetera casualidad aleatoria. Tú y yo podríamos haber sido un protozoo, o un trozo de roca que orbita el satélite Titán. En lugar de eso, formamos parte de una de una especie maravillosa, el ser humano. Y encima en una época que, digan lo que digan, está de puta madre. 

Las dos películas que ha rodado con el director Marcel Barrena, ‘100 metros’ (2016) y ahora ‘Mediterráneo’, son las más alejadas del ámbito de la comedia de su filmografía. ¿Siente que el cine destinado a hacer reír se infravalora?

Yo nunca he representado ‘Hamlet’ ni ‘Calígula’, sino que he pasado años y años subiéndome a un escenario para hacer reír a cientos de personas. Y jamás he compartido esa opinión según la que un actor de comedia no es un verdadero actor hasta que hace un drama. Disfruto con lo que hago, independientemente del género. Quizá las comedias no vayan a festivales, pero son importantes para la taquilla, y para mí lo más importante siempre es el público. ¿Qué sentido tendría mi trabajo si lo hiciera para ganar premios y no para llegar a la gente?

Suscríbete para seguir leyendo