MEDIDA A DEBATE

"Atarnos es violencia": los pacientes de psiquiatría reclaman abolir una práctica que divide a los profesionales

No hay datos oficiales, pero algunos estudios apuntan a que la sujeción se da en un tercio de los ingresos y dura una media de 20 horas

Los pacientes exigen abolir una práctica que divide a los profesionales entre su reducción progresiva o su prohibición

Sujecion en psiquiatria

Sujecion en psiquiatria

Michele Catanzaro

Michele Catanzaro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En pleno siglo XXI, a una persona ingresada en una unidad psiquiátrica se le puede atar de manos, pies y cintura a una cama durante horas. Esa práctica, llamada contención mecánica, no es algo excepcional. Los departamentos de salud guardan celosamente los datos sobre su uso. Sin embargo, las pocas estadísticas disponibles y decenas de testimonios sugieren que es algo frecuente y que se aplica durante horas y días. La pandemia podría haber empeorado la situación.

La OMS vincula esta práctica con una lesión de los derechos humanos. Además, su uso aterra a los pacientes y los empuja a evitar las unidades psiquiátricas todo lo que pueden. A finales de la década pasada, varias iniciativas pusieron en la mesa la eliminación de la contención mecánica en España. Ese objetivo se ha alcanzado desde hace años en unidades psiquiátricas de otros países, que han desarrollado sistemas de acompañamiento alternativos y además cuentan con la prevención de una salud comunitaria fuerte.

División entre profesionales

Sin embargo, en los últimos años el tiempo parece haber transcurrido al revés. Europa está discutiendo un documento (el protocolo adicional al convenio de Oviedo) que podría blindar esa práctica. El comité impulsor de la estrategia de salud mental española se ha fracturado sobre este tema. La comisión catalana dedicada al asunto lleva meses sin reunirse. La ley de salud mental, propuesta actualmente por Podemos, pide avanzar hacia la abolición, pero no le pone fecha.

El primer problema para entender la contención mecánica es que no se sabe cuánto se usa. Los únicos datos disponibles, los de Navarra, indican que las contenciones representan un tercio de los ingresos y tienen una duración media de 20 horas. Además, el porcentaje ha subido del 30% al 37% entre 2019 y 2020. 

Contención mecánica en psiquiatría: la experiencia del Hospital de Terrassa

Contención mecánica en psiquiatría: la experiencia del Hospital de Terrassa. Lo explica Maite Sanz Osorio, subdirectora del ámbito de salud mental del CSTerrassa. /

En unidades comprometidas con reducir la contención, como la del Centre Sanitari de Terrassa, siguen registrando porcentajes del 14,6%, según datos de su directora, Maite Sanz. En Manresa habrían bajado hasta el 8-9%, según estimaciones del enfermero de salud mental José Miguel Ortiz. 

Los únicos datos disponibles, de Navarra, indican que en un tercio de los ingresos hay contenciones, con una duración de media de 20 horas

Jordi Blanch, director del plan de salud mental de la Generalitat, dice que se dejaron de recopilar indicadores en Catalunya en 2016, ante las evidencias de mejora. "No percibimos un exceso. Las cosas han cambiado muchísimo", afirma.

Sin datos de los hospitales

Ortiz, sin embargo, lamenta que el Institut Català de la Salut no exija que los hospitales comuniquen sus datos. "Haría falta muy poca voluntad para hacerlo y darlos a conocer. Hay muy poca transparencia", lamenta Francisco José Eiroa Orosa, investigador en Psicología de la Universitat de Barcelona y anteriormente paciente psiquiátrico.

El aislamiento de la pandemia ha empeorado la situación. El enfermero José Miguel Ortiz, que trabaja en Parc Sanitari de Sant Joan de Déu, relata que pacientes adultos llegaron a romper cerraduras por la angustia de estar encerrados en sus habitaciones sin poder ver a familiares o salir al aire libre. Entonces, se optó por aislarlos por alas, para que pudieran moverse un poco más. Tanto él como Sanz creen que es probable que las contenciones de la población ingresada hayan aumentado, también por la congelación de los programas de reducción de la contención.

Los profesionales estiman que las contenciones pueden haber aumentado por el aislamiento de la pandemia y la congelación de los programas de reducción de esta práctica

La OMS cree que la contención mecánica debería ser algo extraordinario, y no algo integrado a la práctica psiquiátrica habitual. También la convención de la ONU sobre las personas con discapacidad de 2006 prioriza los derechos humanos. 

Ante estos posicionamientos, el Convenio de Oviedo sobre Derechos Humanos y Biomedicina se había quedado desfasado, relata Nel González, presidente de la Confederación de Salud Mental de España. Sin embargo, el Consejo de Europa está trabajando con un borrador de protocolo adicional a ese convenio que podría volver a dar carta de naturaleza a las contenciones mecánicas. De momento, las organizaciones contrarias han logrado posponer la discusión del protocolo adicional hasta el otoño.

Australia, Finlandia, Noruega y Reino Unido tienen programas avanzados de reducción; mientras que en un hospital suizo no se hacen contenciones desde 2015

Sin embargo, esta no es la única señal alarmante. Una propuesta no de ley que se aprobó en 2018 en el Congreso para recoger datos y abordar la cuestión de la contención mecánica permanece desde entonces en un cajón. Mientras tanto, la estrategia española de salud mental ha pasado por una grave crisis en la primavera de 2020. 

Señales alarmantes

Primero, algunas asociaciones importantes, como la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), rechazaron firmar el borrador de la estrategia. Luego, el comité interdisciplinario que lo había redactado se desintegró con una serie de dimisiones. "Yo habría querido incluir la prohibición de la contención, pero accedí a que se hablara de ir hacia la eliminación, estableciendo un plazo", relata Begoña Bevia, enfermera e integrante del comité. Eso no fue suficiente y ahora otro comité se ha constituido para volver a empezar el trabajo. 

Una propuesta no de ley aprobada en 2018 para abordar la cuestión permanece en un cajón y, en Catalunya, un grupo de trabajo dedicado a este asunto lleva meses sin reunirse

En Catalunya, el grupo de trabajo dedicado a este asunto lleva meses sin reunirse. Sanz explica que la pandemia ha dificultado recoger las evidencias necesarias para avanzar. Cada hospital cuenta con sus protocolos. Blanch asegura que el Departament de Salut trabaja en un borrador de buenas prácticas que va en la línea de la reducción y que debería estar a punto a finales de año. 

Pero los pacientes no quieren esperar más. "Llegamos tardísimo. Hay que erradicar, no reducir. Nadie se plantea que una operación de un hospital se pueda hacer sin anestesia. El mínimo para alguien que sufre es no atarlo a una cama", afirma Marta, paciente y activista de Madrid. "La gente se hace sus necesidades encima. Vomita. Sin una palabra de un terapeuta. Así durante horas y días. Eso no es terapéutico. Cuando pasas por eso llegas a evitar explicarle cosas al psiquiatra por miedo a volver a lo mismo", relata Sandro, activista de Navarra con diagnóstico psiquiátrico. 

Pacientes en lucha

A ese riesgo generalizado se añade el de sufrir daños físicos. El caso más chocante (actualmente judicializado) fue la muerte de Andreas Fernández, una paciente asturiana, después de días de contención mecánica. "Pintan a las personas ingresadas como un riesgo, pero a menudo son ellas los que están en riesgo", afirma Edgar, paciente y activista de Barcelona. 

"Llegamos tardísimo, hay que erradicar, no reducir: el mínimo para alguien que sufre es no atarlo a una cama", afirma Marta, paciente y activista

Marina Díaz Marsá, vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, por su parte, rechaza la eliminación de las contenciones mecánicas. "Queremos que haya el menor número de contenciones posible, pero hay situaciones límites con riesgos graves de suicidio y de agresión en las que la aproximación es imposible", afirma. "También es desagradable entrar en la UCI, que te quiten un riñón o que te hagan diálisis o un cateterismo. Pero salvan vidas. Y una sujeción puede salvar vidas", asegura.

"Queremos que haya el menor número de contenciones posible, pero hay situaciones límites en las que salvan vidas", afirma Marina Díaz Marsá, vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica

Según Díaz Marsá, el punto clave es la formación del personal en técnicas de manejo de la situación, especialmente el que traslada y acoge a los pacientes psiquiátricos. Sin embargo, la rotación del personal en las plantas psiquiátricas es una queja recurrente entre los expertos. 

Reducir o prohibir

El debate más candente es precisamente entre reducir la contención o prohibirla. "No queremos atar a las personas. He visto a personal salir de contenciones llorando de impotencia. No encontrarás a un profesional que esté a favor. Nos mueve la finalidad de la reducción. Pero creemos que llegar al cero absoluto será imposible", afirma Sanz. 

Ortiz, al contrario, no vería mal la prohibición. "Si te obligan a buscar otras vías, tendrás que cambiar y buscar los recursos necesarios», afirma. "La alternativa a maltratar es no maltratar y eso te abre muchas puertas, si las quieres abrir", afirma Marta. 

El debate más candente ahora mismo es entre reducir el número de contenciones o directamente prohibirlas

Países como Australia, Finlandia, Noruega o Reino Unido tienen programas avanzados de reducción. Sin embargo, uno de los ejemplos de referencia está en el hospital cantonal de Tesino, Suiza, donde no se hacen contenciones desde 2015. "Cuando una persona está mal, lo que prevalece es el miedo. El aislamiento y la contención lo aumentan», explica Thomas Emmenegger, director de esa unidad hasta hace poco. "Una crisis suele durar dos horas, algunas más, algunas menos. Nos organizamos para que durante ese tiempo el trabajo de la unidad se modifique, priorizando que haya una o dos personas al lado del paciente". Según Emmenegger, es fundamental tener personal especializado y tiempo. Pero eso, dice, no es mucho más caro ni más estresante que llevar a cabo contenciones mecánicas. 

 "Cuando una persona está mal, prevalece es el miedo. El aislamiento y la contención lo aumentan", dice Thomas Emmenegger, director de la unidad psiquiátrica suiza donde no se ata a nadie desde 2015

Tanto Sanz como Ortiz trabajan en proyectos que van en la misma línea, como la iniciativa 'Norma Libera-Care'. Emmenegger apunta a otro factor importante, que es el componente social de la enfermedad mental: pobreza, soledad, etcétera. De allí la relevancia de la prevención en salud comunitaria. 

Varios de los expertos consultados apuntan a la falta de recursos acentuada por la crisis y los recortes en salud. "Es necesario invertir en salud mental: incrementar la ratio de profesionales, la prevención e intervención precoz, el poder acompañar a la persona incluso en caso de necesidad las 24 horas del día o adecuar los espacios, detalla Sanz. 

Blanch admite que una mejor ratio ayudaría pero cree que un acompañamiento personal durante horas es insostenible. "No todo se arregla con más enfermería en los hospitales", apunta. Eiroa considera que la cuestión de los recursos es una excusa. "La contención mecánica es más barata desde el punto de vista del jefe de servicio. Pero para la sociedad es más cara, por el trauma de los supervivientes o los daños físicos sufridos por las personas implicadas", afirma. Las contenciones dejan un reguero de recuerdos traumáticos. A Jonathan, de Murcia, le ataron porque llamó a gritos sus familiares para que alargaran una visita muy fugaz. "Es una sensación de ahogo, de vértigo, de caos mental extremo. Algo que puede empeorar tu agitación", recuerda. "Lo que me habría ayudado en ese momento hubiera sido un diálogo abierto para desahogarme y expresar mi malestar. No recurrir a la violencia, porque eso es matar a una persona en vida", concluye.

Suscríbete para seguir leyendo