André Leon Talley: ideólogo (y testigo de cargo) de la moda contemporánea

La única persona negra durante años en la primera fila de los desfiles recorre cinco décadas de la historia de la industria

'En las trincheras de la moda' muestra los entresijos de un mundo egolátrico en el que las traiciones se alternan con los halagos y el dinero se utiliza para honrar o humillar

Talley

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Anna Vallès

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Esta es la historia de cómo un hombre negro, nacido en una familia humilde del segregado sur de EEUU, alcanzó la cumbre mundial del periodismo de moda y se hizo amigo de Karl Lagerfeld y de Anna Wintour. El protagonista de esta trama, André Leon Talley, recorre en 'En las trincheras de la moda' (Ed. Superflua), que acaba de editarse en español, casi cinco décadas de la historia de la moda a través de los recuerdos del que durante muchos años fue la única persona de color en sentarse en primera fila de los desfiles. Sus dos metros de altura, su llamativo estilo indumentario y el hecho de ir siempre pegado a Anna Wintour, la 'capo di tutti' de 'Vogue Usa', le han convertido en uno de los personajes más visibles del periodismo de moda.

A los 12 años tenía el cuarto forrado con fotos de 'Vogue'. Reconocía a todos los cisnes de Truman Capote y sabía de quien era el vestido que habían llevado en cada evento. La moda se convirtió en su pasión.

1.La baza del estilo propio

Las revistas lo hicieron francófilo hasta el punto de graduarse en estudios franceses. Obtuvo una beca para la Universidad de Brown, donde cursó un master y el doctorado en literatura francesa. Cultivar su estilo, a pesar de su precaria economía, le dio muy buen resultado. Por un abrigo de almirante que adquirió en una tienda de segunda mano, se hizo famoso en la escuela de diseño, donde hizo amigos conectados con la industria de la moda.

Gracias a las cartas de recomendación de Diana Vreeland, de quien fue ayudante, entró a trabajar en el 'Interview' de Warhol

Gracias a ellos, aterrizó en el Museo Metropolitano de Nueva York como ayudante sin sueldo de la gran Diana Vreeland, quien reconoció en él a uno de los suyos y no escatimó en cartas de recomendación hasta que lo colocó en el 'Interview' de Andy Warhol. Para la revista, Talley entrevistó a Karl Lagerfeld, entonces director creativo de Chloe, en el Hotel Plaza de Nueva York. Allí nació una amistad que duraría décadas. Su vida social, gracias a Warhol, era tan intensa como su vida profesional y le permitió intimar con gente tan famosa como Halston, el matrimonio De la Renta, Manolo Blahnik o Bianca Jagger. Los sábados por la noche, compartía chupitos de vodka con Vreeland.

2.Puntual en la misa dominical

Su fulgurante ascensión parece increíble. También su facilidad para hacer amistades y para mantenerse limpio y virginal en un ambiente donde todos iban “hartos de coca y de polla”. Su educación y haber sobrevivido a los abusos que sufrió en la pubertad le mantenían a salvo. Nunca dejó de ir a misa los domingos.

Ocho meses más tarde consiguió plaza en el poderoso 'Woman's Wear Daily', el diario de la moda que publicaba el temible John Fairchild. “De él aprendí cómo captar lo que sucedía en los 360º a mi alrededor”. Fairchild le enseñó analizar la moda, no solo las prendas, tejidos y siluetas; también los accesorios, la pasarela, la música, las flores, el tono del pintalabios. Le enseñó la excelencia.

3.Corresponsal en París

Poco después le mandaron de corresponsal de 'WWD' en París, donde llegó justo a tiempo para los desfiles de la alta costura de enero de 1978. Sentado en primera fila del pase de YSL –el primer gran desfile de su vida– sintió la emoción de haber llegado donde quería. Su puesto y la amistad con Karl le abrieron todas las puertas.

En París formaba parte de la 'troupe' de Yves Saint Laurent, pero también compartía su tiempo con Lagerfeld, al que veía a diario

Sus días en París tuvieron un ritmo frenético que le afinó como cronista y editor, y le permitieron brillar en la esnob –y racista– sociedad parisina. Formaba parte de la 'troupe' de Yves, pero también compartía su tiempo con Lagerfeld, al que veía a diario. Como en Nueva York, se entregó a su nueva vida con una cierta ingenuidad y una inmensa prudencia. Pero las cosas se acabaron torciendo a causa de un falso rumor y Talley volvió a Nueva York para trabajar como 'freelance' para 'Interview', 'The New York Times' y 'Vogue'. También pasó un año en 'Ebony', el equivalente a 'Life' para la comunidad negra.

4.'Vogue' y Anna Wintour

En 1983 Grace Mirabella era la directora de 'Vogue' y le contrató como editor de noticias de moda. En el pasillo se cruzó con Anna Wintour, que acababa de ser nombrada directora creativa de la revista. No se conocían, aunque ambos sabían quién era el otro, y se cruzaron una sonrisa. Al volver a casa, le esperaba una nota de bienvenida de Anna. Aquel fue el inicio de una alianza que reinó en la moda durante las siguientes cuatro décadas. El estilo chispeante de Talley y la mano férrea de Wintour consiguieron la máquina perfecta. Ella al mando como directora de la revista y él como director creativo relanzaron un 'Vogue' americano que languidecía y lo elevaron al nivel de estrella que guía la moda que aún conserva.

"'Vogue' me proporcionó una gran vida; grandes momentos de plenitud. Vi lo mejor de la gente, así como lo peor cuando sienten que ya no les eres útil"

Las memorias de André Leon Talley muestran los entresijos de un mundo que es una batalla de egos, donde las traiciones alternan con los halagos y el dinero se utiliza caprichosamente para honrar o para humillar. Sorprende tanta candidez en un hombre de tanta envergadura, y su resistencia y cierta frialdad se revelan como antídoto para superar contratiempos. Creció soportando las humillaciones de su raza y posición, y se conjuró para ir siempre adelante. Le costó una bulimia persistente y nunca conoció el amor.

“Yo viví la época dorada del periodismo de moda -afirma-. 'Vogue' me proporcionó una gran vida; grandes momentos de plenitud. Vi lo mejor de la gente, así como lo peor cuando sienten que ya no les eres útil".

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