'MUERTE' Y RESURRECCIÓN DE UN CREADOR ÚNICO

John Galliano: el rey ha vuelto

El diseñador de moda, que esta semana cumple 60 años, vive un momento dulce en su carrera una década después de que Dior lo despidiera por sus adicciones y excesos

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Anna Vallès

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«'The King is gone'», rezaba el cartel que sostenía una fan al salir del triste desfile que cerró la etapa de John Galliano como diseñador de la Maison Dior. Era febrero del 2011, y acababa de ser «suspendido» de sus funciones como director creativo de la casa, por pelearse borracho y drogado en un bar y lanzar insultos racistas y antisemitas a la pareja de la mesa del lado. Poco después fue despedido, de Dior y de su propia marca, cuando se destaparon vídeos y testimonios de otras broncas parecidas en las que había llegado a declarar su amor por Hitler. 

Pero el rey ya hacía tiempo que se había ido. John Galliano, el romántico, chispeante y genial creador que escondía a un hombre tímido, obsesivo e insomne, hacía mucho que se había refugiado en una triple adicción: los barbitúricos, el alcohol y los somníferos, para conseguir llevar a la excelencia las no menos de 10 colecciones que sus compromisos con Dior y con Galliano le exigían. El rey se fue agobiando. Tenia ataques de ansiedad y de pánico y una corte que le dejó solo ante sus miserias. 

Hijo de un fontanero

John Galliano (Gibraltar, 1960) es hijo de una española de la Línea de la Concepción y de un fontanero inglés. Vivió en Gibraltar hasta que se mudaron a Londres cuando John tenía 7 años. 

Fue un buen estudiante que cuando terminó su bachillerato ya había descubierto su pasión por el arte. Mientras trabajaba como dependiente en el Topshop de Oxford Circus, pensando en ser ilustrador, se matriculó en una escuela de diseño en Whitechapel. Allí detectaron su talento y le orientaron hacia la prestigiosa St Martins School of Arts donde brilló como una estrella mientras aprendía parte del oficio. También pasó por el National Theatre como ayudante de camerino, y por Saville Road, la cuna de la sastrería inglesa; ambas experiencias fueron definitivas en su aprendizaje y marcaron su futuro como creador.

Desde su primer desfile, el de fin de curso de la Saint Martins, Galliano mostró las artes de su magia. Las mismas que habían de urdir un estilo tan personal como brillante y rompedor: su pasión historicista –en particular, el siglo XVIII–, su romanticismo, su exceso, su delicadeza, su obsesión por los detalles y su talento para el espectáculo. Presentó sus armas y apabulló. Browns, la tienda más importante de Londres en aquel momento, compró la colección entera.

Ha podido
desplegar de
nuevo su gran
creatividad y ha
madurado su
talento en
Maison Margiela

El estilo de Galliano se alimenta de fantasía, de imaginación, de un exceso de ideas extravagantes que agita para crear algo asombroso. Sus temas históricos, el orientalismo, la deconstrucción de la sastrería, los vagabundos, la Belle Époque, los amish, la ropa interior victoriana; las Pocahontas, geishas, damas desbocadas, filibusteras, vírgenes en peligro, prostitutas y 'demi-mondaines'. Los ambientes. Delicadezas punk trabajadas hasta la obsesión, que dejaban sin aliento por su belleza y su exceso. 

Su carrera hasta llegar a Dior no fue fácil, su marca, John Galliano, quebró tres veces en 10 años y siempre tuvo problemas de financiación. Sus maravillosas prendas dejaban sin aliento, pero no se vendían. 

Drogas y alcohol

En su libro 'Dioses y Reyes' (Superflua), la periodista Dana Thomas revisa su carrera y la de Alexander McQueen y destapa las cartas que llevaron a ambos a tener rutilantes carreras que cayeron como estrellas fugaces. McQueen pagó con su vida, Galliano fue apartado. Los consumió el brillo de su propio genio, su afán perfeccionista y el exceso de trabajo. Las drogas y el alcohol fueron su alivio ante la presión de una industria que en 10 años pisó el acelerador al límite hasta llegar a lo que es ahora: un negocio global.

La moda de lujo ha mutado en dos décadas. De ser un reducido microcosmos de exquisitez y artesanía, a un campo de batalla donde los ejecutivos se baten por sumar a su imperio una nueva marca a la que exprimir. A las colecciones de 'pret à porter' y alta costura, se añaden 'resort' y crucero, pre-colecciones, y líneas de accesorios y cosmética para llegar al publico masivo y aumentar sus beneficios. 

Crisis depresivas y abusos

Los diseñadores caen como moscas en crisis depresivas y abusos de todo tipo de sustancias para mantener su músculo innovador y su puesto de trabajo. Y ahora que las marcas ya son mundialmente conocidas, cuando el creador se avería ya ni siquiera necesitan un recambio: ruedan solas, con equipos bien entrenados mientras van soltando bolsos y pintalabios con logotipos fulgurantes.

Para John Galliano la rehabilitación llegó en octubre del 2014, de la mano de Renzo Rosso, un valiente –su compañía se llama Only the Braves– que ofreció a Galliano la dirección creativa de Maison Martin Margiela. Allí John Galliano rehabilitó su creatividad y maduró su talento. 'S.W.A.L.K.' y 'S.W.A.L.K.II', dos piezas digitales que documentan cómo se crearon las dos últimas colecciones de la línea Artisanal –la costura de Margiela– han asombrado una vez más por su visión. El rey ha vuelto. Y, el próximo sábado 28 de noviembre, cumple 60 años. 

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