Laura Mañá: al rescate de mujeres que abrieron caminos

La directora recupera, para la televisión, la historia de Federica Montseny, tras haber contado las de Clara Campoamor y Concepción Arenal y antes de recrear la de Neus Català

zentauroepp55605156 valencia 26 10 2020  m s peri dico  rodaje de  federica mont201109193811

zentauroepp55605156 valencia 26 10 2020 m s peri dico rodaje de federica mont201109193811 / periodico

Nacho Herrero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cambiaron España, lucharon por los derechos de las mujeres y salpican el callejero pero sus logros son (o eran) desconocidos para el gran público. Clara Campoamor, Concepción Arenal y Federica Montseny comparten muchas cosas, entre ellas haber sido rescatadas del olvido como películas para televisión por la directora Laura Mañá (Barcelona 1968). Del anonimato de una placa sin historia que la explique, a las pantallas en horario de máxima audiencia. Y habrá más.

«Obviamente no es casualidad. Buena parte de mi trayectoria la he dedicado a intentar recuperar personajes femeninos que han cambiado la historia de nuestro país y que han sido olvidadas por el hecho de ser mujeres. La historia está en deuda con las mujeres y yo intento corregirlo», cuenta a EL PERIÓDICO.

A Mañá le da rabia que a mujeres notables se las conozca solo por las calles pero más aún loque sucede con los libros de texto. «El nombre de todas estas mujeres les suena a muchas personas, pero porque es el de una plaza o de un ambulatorio no por la historia que hay detrás o por sus logros, que no aparecen en la mayoría de libros de texto. Creo que deberíamos reescribirlos», afirma convencida.

Batalla por el voto femenino

Mientras los que mandan se lo piensan, ella va haciendo camino, rescatando esas vidas y divulgándolas. Recuperó la dura batalla de Campoamor por el voto femenino a principios de los años 30, que se convirtió en el 2012 en la segunda película española más vista en TVE con casi 2,7 millones de espectadores. Mucha gente que ahora ya sabe por qué Campoamor merece calles, plazas, colegios y homenajes de Google. Algo parecido a lo que pasó con la pionera Arenal, porque casi otros dos millones conocieron, solo en su estreno, su lucha por la dignidad en las condiciones de vida en las cárceles de finales del siglo XIX.

Ahora, Mañá se ha propuesto explicar cómo y por qué una joven líder anarquista acabó siendo la primera mujer ministra en España y una de las primeras en Europa con una película que se emitirá en TV-3 y À Punt. Una política que, como responsable de Sanidad y Asistencia Social, planeó, por ejemplo, unos «liberatorios de prostitución» e incluso puso en marcha un pionero proyecto de ley del aborto que causó grietas en el propio Gobierno de la Segunda República.

Como Campoamor siendo, junto a Margarita Nelken y Victoria Kent, una de las primeras mujeres diputadas en España en 1931, Montseny rompió moldes al entrar en el Ejecutivo. Lo hizo en plena guerra civil, entre noviembre de 1936 y mayo de 1937. «Fue una revolución. Se trata de mujeres que tuvieron que hacer malabares para ocupar espacios y puestos que eran masculinos», señala Mañá, que recuerda que Arenal «se disfrazaba de hombre para poder estudiar».

Contra su ideología

«Lo que más me ha llamado la atención de la historia de Federica es que tuvo que tomar decisiones muy difíciles pensando en un bien común a largo plazo. Ella que era una líder anarquista, que llenaba plazas en sus mítines, fue ministra de un gobierno, algo que iba contra su ideología y contra lo que pensaban muchos de sus compañeros. Su historia es políticamente muy contemporánea», reflexiona entre escena y escena del rodaje de 'Federica Montseny, la dona que parla', que se desarrolla estas semanas en València.

Tanto la sufragista como la ministra compartían cierta aversión al término feminista. «Renegaban porque las connotaciones eran diferentes a las que hay ahora, cuando feminismo se entiende como una equivalencia, una igualdad de derechos», apunta la directora. «Ellas luchaban por esos derechos y si no querían utilizar esa palabra era porque para ellas era una cuestión de derechos de las personas pero sin ellas las mujeres no tendrían las oportunidades que tienen», añade. «Al final, ambas defendían la dignidad de las mujeres intentando mejorar sus condiciones de vida», resume.

Mientras ultima este rodaje, Laura Mañá ya piensa en el próximo proyecto: que dedicará a Neus Català. De nuevo una mujer, de nuevo una exiliada tras la guerra civil y, en su caso, entre otras muchas cosas, superviviente del campo de concentración nazi de Ravensbrück. «Hay muchas más mujeres como ellas, pero los campos de concentración de mujeres es algo de lo que se ha hablado muy poco hasta ahora», concluye.

Suscríbete para seguir leyendo