"La izquierda debe redescubrir la palabra 'redistribución'"

Elly Schlein se ha convertido en la estrella emergente de la izquierda italiana

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Irene Savio

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Elena Ethel, 'Elly', Schlein se acomoda delante de una pared naranja por la que pide disculpas, sonríe de oreja a oreja, y sigue hablando sin perder un minuto. Tiene una conversación ágil, los ojos marrones y atentos, expulsa un mar de ideas, aclaraciones, reafirmaciones. Un océano de palabras que suelta sin perder el hilo –y regresando a él, cuando la interlocutora la distrae y ella quiere insistir en reafirmar su pensamiento–, con respuestas muy breves o muy largas, según el momento, y con la energía de una joven líder en construcción. El suyo se ha convertido hoy en uno de los nombres que más se oyen en Italia. Y no solo porque en enero pasado se convirtió en la política más votada de la región de Emilia-Romaña –de la que hoy es vicepresidenta–, una región 'roja' que entonces la ultraderechista Liga intentaba arrebatar a la izquierda. También porque, en un momento en el que la política italiana gira en torno al centrismo, ella expresa el sentir del ala más izquierdista, feminista y ecologista, que no teme el conflicto para hacerse un hueco.

Acaba de ser portada de un influyente semanario italiano y la describen como la nueva estrella de la izquierda italiana. ¿Se siente así? 

No. Me siento una persona de una generación que tiene la necesidad de encontrar formas de movilización y que quiere volver a conectar [la política] con sus representados. Venimos de décadas en las que ha prevalecido la cultura del hombre solo al mando, también en la izquierda, y creo que es un modelo erróneo. Yo defiendo un modelo plural, que libere las energías reprimidas de tantos ciudadanos que se han movilizado en los últimos años sobre temas cruciales para el futuro. Necesitamos procesos que involucren a la colectividad, mucho más que listas de nombres. 

Coincidirá en que hay interpretaciones variadas sobre la histórica división izquierda-derecha. ¿Qué es ser hoy de izquierdas?

Es un buena pregunta pero, pues… Diría que es casi una pregunta filosófica. 

¿Tiene una respuesta breve?

Lo intentaré. La división entre la izquierda y la derecha todavía existe y quien diga que no es así es porque lo observa desde un ángulo de derechas. Pero también le digo que el tema crucial son las desigualdades. La izquierda debe batallar en contra de las desigualdades de género, las desigualdades entre los territorios, las desigualdades económicas y sociales. De hecho, lo que le ha faltado a la izquierda ha sido precisamente eso, una falta de capacidad de interpretación de los cambios que han ocurrido, toda la transformación climática, demográfica y tecnológica.

¿Y, en la práctica, la izquierda qué políticas debe aplicar?

La palabra clave es 'redistribución'. Es un término que la izquierda debe redescubrir. Para evitar que la riqueza, el conocimiento y el poder se concentren cada vez más en manos de unos pocos. Deberíamos fijarnos en el informe de Oxfam que nos cuenta que hay 26 personas en el mundo que poseen más dinero que los 3.800 millones que constituyen la mitad de la humanidad. En este sentido, me indigna que estemos dejando el internacionalismo a los nacionalistas.

"El informe de
Oxfam nos cuenta
que hay 26
personas en el
mundo que
poseen más dinero
que los 3.800 
millones que suman
la mitad de la
humanidad"

¿Qué quiere decir?

Si uno observa las fuerzas nacionalistas europeas y globales, se da cuenta que se están moviendo juntas, tienen el mismo discurso, usan las mismas herramientas y señalan a los mismos enemigos, que esencialmente son migrantes, mujeres y el colectivo LGBT. Ese es el hilo que une [el primer ministro húngaro, Viktor] Orbán a los 'puertos cerrados' de [el líder de la Liga, Matteo] Salvini, a las luchas de Vox, a [el líder del partido del brexit, Nigel] Farage y a la ultranacionalista francesa Marine Le Pen.

Algunos dirigentes progresistas tampoco lo han hecho del todo bien. Barak Obama apoyó políticas migratorias restrictivas, había prometido poner fin a guerras y estuvo más tiempo en guerra que Bush… 

La expectación por Obama era tan alta que, mire, lo dije el día después de su victoria: era inevitable que al menos en parte hubiese una traición. Es evidente que sobre algunos temas no se logró una repercusión suficiente. [EEUU] Logró remontar económicamente dejando atrás la crisis [iniciada en el 2008], pero los beneficios de aquellas políticas no fueron suficientemente redistribuidos en la población. Así llegó [el actual presidente, Donald] Trump a los excluidos de la globalización que, paradójicamente, votaron a una figura que es representación y símbolo de la explotación.  

¿Se siente cercana a Alexandría Ocasio-Cortez [la congresista que ha intentado empujar al Partido Demócrata estadounidense hacia la izquierda]?

Sí, veo puntos en común con ella y con Rashida Tlaib [congresista y defensora de la causa palestina]. También ahí veo un esfuerzo para llevar adelante un modelo más colectivo, para cambiar cómo se gestiona el poder.

¿Qué le parece el plan de recuperación de la Unión Europea?

No era algo obvio que fuera aprobado y es un primer paso adelante. Pero, le digo también que los egoísmos nacionales han rebajado el plan inicial de la Comisión Europea. Un ejemplo es el Just Transition Fund, que debe acompañar la reconversión ecológica de las empresas para que la carga no recaiga en los trabajadores. Inicialmente se iban a destinar 40.000 millones de euros a este fondo, pero finalmente se cerró en 10.000 millones. Está claro que esto no me hace feliz, pero sí me hace feliz que [el plan en su conjunto] haya salido adelante. […] Por nuestra parte, aquí en la Emilia-Romaña, estamos trabajando para la descarbonización de la región antes del 2050 y la transición a las energías renovables antes del 2035. 

Se ha dicho que, durante esta pandemia, los italianos han encontrado una nueva cohesión mientras otros países se polarizaban. ¿Ve así a su país?

En la primera fase, hubo mucha responsabilidad por parte de la ciudadanía, cuando la política supo producir mensajes claros y transversales. Ahora el desafío está en mantener el contacto con todas esos invisibles que han estado en el foco durante la pandemia: los falsos autónomos, los trabajadores precarios, los inmigrantes explotados en los campos… Puede surgir una nueva conciencia colectiva, aunque todavía es pronto para un análisis definitivo. 

¿Europa se ha vuelto racista?

[Suspira] Mire, Europa se ha encerrado en una fortaleza, por la incapacidad de los gobiernos europeos de comprender que, ante de un desafío común, había que dar una respuesta compartida. Europa ha traicionado sus propio valores, ese principio de solidaridad con el que se fundó. Es así. La derecha se construyó su discurso achacándole la culpa al otro, al recién llegado, y la izquierda se quedó callada. Pero no te salvas con el silencio. Y hoy, si miro a Europa, veo la contradicción de los paraísos fiscales sin palmeras, la de aquellos países europeos que, pensando ser más listos, han usurpado recursos fundamentales. 

"Europa ha
traicionado sus
propios valores,
ese principio de
solidaridad con
el que se fundó.
La derecha se
se construyó,
echándole la culpa
al recién llegado,
y la izquierda se
quedó callada"

¿Está hablando de Holanda? 

No solo de Holanda. De Chipre, Malta, Luxemburgo, de Irlanda. En Irlanda una conocida multinacional llegó a tener un tipo arancelario del 0,005%, mientras que en Italia la carga de impuestos sobre un trabajador supera el 40%. Me gustaría que estos soberanistas autóctonos les explicasen a sus electores que, cuando defienden la soberanía nacional, también están defendiendo el derecho de Irlanda a seguir hurtando recursos a los jóvenes precarios de su país. 

Ahora acaba de arder el campo de Moria, en Lesbos.

Es una vergüenza. Por eso pienso que seríamos más fuertes para llevar adelante nuestras luchas con un frente ecologista y progresista europeo que se refuerce con batallas comunes. 

¿Cómo?

La experiencia me ha enseñado. Muchas batallas las he compartido con [el eurodiputado de Catalunya en Comú  y vicepresidente de Los Verdes en el Parlamento Europeo] Ernest Urtasun. [La alcaldesa de Barcelona] Ada Colau nos ha explicado mejor que nadie que el tema de la vivienda es una cuestión crucial porque toca derechos fundamentales. También trabajé con Iratxe García y he compartido luchas con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Aquí, en la Emilia-Romaña, hemos logrado, por ejemplo, lanzar un fondo [de 15 millones de euros] para ayudar a personas que han sufrido caídas de ingresos por el covid y viven en casas alquiladas. Estamos buscando soluciones a distintos problemas.

Una última pregunta. Italia nunca ha tenido una primera ministra. ¿Le gustaría serlo usted?

Uhmmm... Solo le digo que considero un problema la baja representatividad de las mujeres en todas la instituciones. 

Datos biográficos

Hija de dos catedráticos – el padre es estadounidense y la madre, italiana–, nació en Lugano en 1985 y se trasladó a los 19 años a Bolonia para empezar sus estudios universitarios.  Fue cuando  se inició en la política.

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