CONSOLIDACIÓN BANCARIA

Historia sentimental de La Caixa

El canje del dinero de la República, las bibliotecas, los pisos de alquiler módico, el fútbol en catalán... Repasamos las iniciativas que el imaginario popular vincula a la entidad

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Joan Maria Solà

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La reciente fusión de Caixabank y Bankia ha creado una cierta inquietud, no en vano el banco forma parte consustancial del conglomerado de La Caixa y su trayectoria futura preocupa al ciudadano.

De hecho, los más de 100 años en que La Caixa ha sido la primera institución financiera en Catalunya, junto con singulares actuaciones culturales y sociales en el principado y las islas, han conformado en la sociedad catalana un cierto sentido de pertenencia, se la ha tenido como cosa propia. Este hecho determina los temores de que cualquier cambio pueda ser perjudicial para esta trayectoria, en especial de cara a la Fundació 'La Caixa'.

Un repaso a la historia de acciones y actuaciones en la relación de La Caixa con Catalunya nos pueden ilustrar de las razones de este sentimiento .

Francesc Moragas, dinamismo e innovación

El fundador de La Caixa, Francesc Moragas, con su obra fundamental que es La Caixa de Pensions, sentó las bases de una verdadera transformación de unas instituciones benéficas, como eran las 'caixes d’estalvi' de principios del siglo XX, hacia unas entidades que, aún conservando aquel carácter, las va enfocando hacia una vertiente más social, a la vez que iniciaba un camino de gran dinamismo en los planteamientos económicos y financieros de las mismas.

Moragas imprime a La Caixa una personalidad que la sitúa pronto al frente de las Cajas de Ahorro españolas 

En este sentido, la trayectoria seguida por La Caixa de Pensions desde su fundación en 1904, es bien elocuente; Moragas le imprimió una fuerte personalidad, algo que la hace destacar rápidamente dentro del conjunto de cajas de ahorro españolas. La aplicación imaginativa de nuevas fórmulas de tratamiento administrativo del ahorro, la creatividad con la implantación de nuevas operaciones tanto activas como pasivas, junto con una cuidadosa política inversora y, sobre todo, una clara visión de las posibilidades que daba la expansión, dieron a La Caixa un gran prestigio y la situaron en pocos años como la primera caja de ahorro española y a nivel de muchos grandes bancos de ámbito nacional.

Esta clara visión de llenar un vacío existente a nivel territorial condujo a un proceso de rápido crecimiento, creando una amplia red de oficinas en toda Catalunya inicialmente y en las islas Baleares seguidamente. Moragas, con gran visión de futuro, se lanzó a la apertura de oficinas en toda Catalunya, además, resolviendo problemas en pequeñas entidades de Baleares, las incorporó a la amplia red de oficinas de La Caixa.

Con singulares innovaciones técnicas en la gestión (formación, nuevas operaciones y una cuidada administración) y con gran dinamismo llevó La Caixa a la posición líder dentro del conjunto de cajas de todo el Estado.

La Obra Social de La Caixa a partir de los años 20

Moragas, siguiendo el ejemplo de la Cariplo italiana, dio plena carta de naturaleza a la obligatoriedad de destinar fondos a la Obra Social. De hecho, hasta el Estatuto de las Cajas de Ahorro de 1933, el destino a obra social del excedente de las cajas, no fue obligatorio. Moragas se adelantó nueve años a la normativa oficial.

Se deben destacar las dos líneas fundamentales de la Obra Social de aquellos años, la sanidad y la cultura, haciéndose eco de las necesidades de la sociedad. En el caso de la sanidad, las clínicas destinadas a al 'Instituto de la mujer que trabaja' y, en especial, a la lucha contra la tuberculosis, son una muestra fehaciente.

El Instituto antituberculoso y el sanatorio de Torrebonica salvaron muchas vidas en aquellos años en que la tuberculosis fue un gravísimo problema sanitario para la población.

La creación de bibliotecas por todo el territorio catalán y balear llevó la cultura a los lugares más alejados

En cuando a la cultura, la creación de bibliotecas a lo largo del territorio catalán y balear llevó la cultura a los lugares más alejados. Más de 100 bibliotecas son una muestra de la dedicación de La Caixa a la cultura. La mayor parte de ellas constituyeron la primera biblioteca de la población, como es el caso de las de Vielha y Les en el Val d’Aran en el lejano año 1927, o bien la de Andorra en 1935.

Como hecho anecdótico, en cada biblioteca figuraba en lugar preferente la 'Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana', editada por Espasa Calpe. Instrumento que en aquellos años era el equivalente a los buscadores actuales de Google o los contenidos de Wikipedia, que seguro que eran bien recibidos y consultados por los usuarios de las bibliotecas.

Mancomunitat, República y el Estatut de 1933

En los años 30, es de destacar la plena colaboración de La Caixa, inicialmente con la Mancomunitat de Catalunya y posteriormente con la Generalitat republicana. Moragas, amigo personal de Enric Prat de la Riba y de los hombres que impulsaron la Mancomunitat, participó en esta institución, ayudando financieramente a su obra. Importantes créditos de La Caixa de Pensions sirvieron para la construcción de obras tan emblemáticas como la Maternitat de Les Corts o L’Escola Industrial de la calle de Urgell de Barcelona. Posteriormente, de cara a la Generalitat, participó como miembro en la Comisión Mixta de Traspasos Estado-Generalitat y fue La Caixa la primera entidad financiadora del ente autonómico. Hay que decir que todas las operaciones crediticias mencionadas fueron realizadas bajo la más estricta ortodoxia financiera.

Mediante un crédito de La Caixa, el erario público compró la colección de arte Plandiura, embrión del MNAC

También de esta época hay que destacar el importante crédito concedido por La Caixa a la Junta de Museos en 1932, financiación que permitió comprar la importante colección de arte de Lluís Plandiura y que de hecho fue la base inicial del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).

Asimismo, fue claro el posicionamiento de La Caixa ante la República y, con la aprobación del Estatut, en 1933, declaró, solemnemente, el catalán como el idioma oficial de La Caixa.

La Caixa durante la guerra civil

A pesar del desorden y el caos de la guerra y la revolución social, La Caixa se mantuvo funcionando todo el periodo bélico y salió prácticamente indemne al finalizar la contienda civil, ya que, como dicen Jordi Nadal y Carles Sudrià, en su libro 'Història de La Caixa de Pensions': "En conjunto la guerra dañó, pero no rompió el edificio social y económico construido durante los 30 años precedentes. La fortaleza adquirida en el curso de esta treintena y las cautelas de una gestión tan prudente como vigilante salvaron un patrimonio popular que la borrasca había puesto de todos modos en gravísimo peligro".

Finalizada la guerra, debido a su posicionamiento de neutralidad y bajo la acusación de catalanidad, La Caixa sufrió un calvario de destituciones que afectó tanto a todo el consejo como al director general, con la incoación de un consejo de guerra a este último. Más de 100 empleados sufrieron represalias por sus ideas políticas y por sus actuaciones en defensa de La Caixa.

Una parte de La Caixa, concretamente la de las islas de Mallorca e Eivissa, quedó dentro del área del ejército sublevado. Aquí, La Caixa sufrió graves problemas al ser considerada entidad enemiga de la nueva situación política.

La posguerra, el desbloqueo de la moneda y el 'corralito'

El nombramiento del consejo y la dirección general con personas totalmente fieles al 'nuevo Estado', conformaron la línea seguida en aquellos años.

Hay que destacar en este periodo, el proceso de desbloqueo del dinero, que fue una clara y positiva respuesta de La Caixa a las necesidades de la gente.

Así, cuando acabó la guerra, el dinero republicano perdió buena parte de su valor, y el dinero depositado en La Caixa quedó bloqueado. El del desbloqueo fue un sistema muy complicado. Pretendía desvalorizarlo de acuerdo con una estimación del diferencial de inflación entre el dinero de la zona republicana y la franquista, teniendo en cuenta la fecha en que había sido ingresado. Se penalizó mucho a la gente, ya que las tasas estimadas de inflación estaban fuera de lugar y eso quiere decir que a la clientela se le desvalorizó mucho el dinero: en algunos casos más del 50%.

Ha quedado el sentimiento popular de que fue la única institución que desbloqueó el dinero republicano

Se ha hablado mucho de que La Caixa devolvió el dinero al final de la guerra. El proceso del desbloqueo fue largo y oneroso. Llegaron a salir 30 circulares explicando la normativa. Se tuvo que seleccionar a gente para ayudar, incluso los sábados por la tarde, lo que supuso un par de años de trabajo. La Caixa no devolvió el dinero inmediatamente. Legalmente no podía, sino que creó un método para acelerar el proceso: dio créditos personales con garantía del dinero bloqueado, ya que hasta que no estaba todo calculado no se podía disponer de él. Gracias a esta medida, ha quedado el sentimiento popular de que La Caixa fue la única entidad financiera que respondió a los problemas del 'corralito'. Y de hecho así fue.

La conservación del prestigio en la dictadura

En este largo periodo, La Caixa siguió manteniendo su prestigio a pesar de la política económica del régimen, orientada a un fuerte drenaje de fondos hacia inversiones estatales fuera de Catalunya (inversiones obligatorias y construcción de viviendas en Madrid, barrio de la Concepción y Orcasitas).

Prestigio consolidado tanto por la fuerte inversión en viviendas de alquiler como la apuesta por ser la primera entidad desarrollando las innovadoras aplicaciones informáticas en el tratamiento de sus operaciones.

En 1976, La Caixa disponía de un parque de 24.500 viviendas, de las que el 80% eran de renta regulada

En cuanto a la inversión en viviendas, en 1976 La Caixa disponía de un parque de 24.500 viviendas de las que un 80% eran de renta regulada. Tanto para el alquiler como para el pequeño crédito hipotecario, la apuesta de La Caixa en relación a la vivienda fue muy importante y recibió un amplio reconocimiento.

En relación a la aplicación de las nuevas tecnologías en el tratamiento de la información, hay que decir que ya a inicios de los años 60, llegó a La Caixa el primer gran ordenador, el mítico IBM 1410, uno de los primeros existentes en España, convirtiéndose la institución en la entidad pionera en aplicaciones informáticas.

La Caixa durante la transición democrática

A partir de 1976, con la campaña La nostra història és la de Catalunya, La Caixa quiere posicionarse dentro del ámbito catalán más dinámico. Hay que destacar el lanzamiento de las '100 mejores obras de la cultura catalana', los diccionarios de Joan Corominas: el 'Diccionari Etimològic de la Llengua Catalana' y el 'Onomasticon Catalònia', ambos promovidos por Max Cahner, y en especial, una fuerte apuesta por dinamizar la acción cultural popular con acciones como el Pla d’Acció Cultural, La Caixa a les Escoles, Culturalia, etc.

Unas cuantas cifras nos acercarán al esfuerzo hecho aquellos años en el plano de la cultura, teniendo en cuenta que se partía prácticamente de cero.

Así, las dos colecciones de las mejores obras de la cultura catalana y la cultura universal, bajo el lema 'Els llibres que no vàrem poder llegir a l’escola', llegaron a la edición en conjunto de 850.000 ejemplares. El patrocinio por parte de La Caixa de esta acción promovida por Castellet y Molas, con el empuje de Romà Cuyàs desde Edicions 62, fue realmente importante.

Eco tuvo también el reparto gratuito de libros con motivo de la fiesta de Sant Jordi, así en el día del 1977 las oficinas distribuyeron un total de 700.000 libros, cifra ampliamente superada el año siguiente en el que se alcanzaron 1.200.000 libros.

Fue paradigmático el lanzamiento de las retransmisiones del fútbol en catalán de Joaquim Maria Puyal

Importante fue el Pla d’Acció Cultural (PAC), ya que La Caixa estuvo atenta a que, con la llegada de los nuevos Ayuntamientos democráticos a partir de 1978, apareció una muy fuerte demanda de actividades culturales, rompiendo el gris anterior del franquismo.

El PAC pilotado por la Associació del Personal de La Caixa y financiado por la propia Caixa, con la participación de las entidades culturales de todo el país, desarrolló una tarea seguramente poco conocida, pero fundamental en el levantamiento cultural de Catalunya y Baleares, una vez finalizada la dictadura.

El resumen global de la acción cultural de las actividades del PAC explica por sí solo la importancia que tuvo. Así, en cifras globales, la participación fue la siguiente: 1.525 entidades colaboradoras, 570 asociados y empleados de La Caixa adheridos,  659 grupos de teatro, 395 corales y orfeones, 246 grupos musicales y 44 'esbarts' y grupos de danza. Es de destacar que la aportación económica de La Caixa al PAC, superó largamente los 700 millones de las antiguas pesetas.

En resumen, todo un conjunto amplio de patrocinios iban en la línea de los nuevos aires de la catalanidad y la cultura que se respiraba, acercando La Caixa a los movimientos de cambio y libertad. Fue paradigmático el lanzamiento de las retransmisiones de Joaquim Maria Puyal del fútbol en catalán, ya que era la primera vez, en 35 años, que se escuchaba la locución radiada de un acto deportivo en catalán

Además, la plena aceptación popular del nuevo símbolo corporativo, extraído de un tapiz de Joan Miró, es una prueba más del arraigo, en este caso catalán-balear.

La Fundació Bancaria 'La Caixa' y Caixabank

En Catalunya y en España, como dice el catedrático Carles Sudrià, la desaparición de las cajas de ahorro ha sido una "gravísima y trascendente pérdida de capital social".

Este patrimonio común de los ciudadanos, consolidado a lo largo de los años, está formado por la importante cartera de valores de Criteria, y de hecho, no quedó disminuido con la creación del banco. El 'holding' Criteria, junto con el 40% de las acciones del banco, se convierte en el apoyo económico de la Fundació Bancaria, lo que ha permitido disponer de una de las fundaciones más importantes del mundo.

Hay que confiar en que los cambios que se pueden producir en la transformación de Caixabank no afecten a la trayectoria de la fundación. No obstante, es lógico pensar en el poder de las presiones políticas, como ocurrió recientemente con el traslado de la sede social del banco fuera de Catalunya, de hecho obligado por las presiones económicas del Estado central. En el caso de la sede de la fundación bancaria las razones de su traslado son de más difícil explicación.

Por otra parte, aunque es un hecho lejano, la pérdida de carácter vasco del Banco de Bilbao, a partir de la absorción de Argentaria, no invitan al optimismo.

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