OCURRENCIAS CONSPIRANOICAS

Miguel Bosé, estrella pop con licencia para desbarrar

El cantante descoloca al denunciar la "gran mentira" del covid-19, urdida por las élites mundiales con cómplices como Pedro Sánchez

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Jordi Bianciotto

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La idea de que, cuando hablamos de estrellas pop, todo forma parte de la obra, tiene un exponente práctico en Miguel Bosé, una criatura que a través de la música ha multiplicado un aura que le vino dada desde la cuna y que se alimenta de todo lo que toca. Y de lo que dice, aunque pueda incluir episodios de descalabro como el que ha protagonizado estos días, al alertar vía Twitter de “la gran mentira” del covid-19 y acusar a Pedro Sánchez de complicidad con el plan de convertir a los humanos en “borregos” a través de vacunas portadoras de ‘nanobots’ controlables vía 5G.

Una ocurrencia digna de los más pintorescos blogs ‘conspiranoicos’ que nos recuerda que los artistas se relacionan a veces de un modo muy original con la realidad. Quizá por eso llegan a crear obras geniales o impredecibles. Miguel Bosé nació para ser distinto y, quizá, para rebelarse contra las explicaciones normales y corrientes con las que los demás tendemos a conformarnos. ¿Cómo esperar que fuera uno más, siendo su padre un señor torero como Luis Miguel Dominguín, y su madre la glamurosa actriz Lucía Bosé, y sabiendo que a su bautizo acudieron Luchino Visconti y Sofia Loren, y habiendo crecido llamando “abuelo” a Picasso y correteando junto a él en su mansión ‘La Californie’, en la Costa Azul?

Aquella noche en el Florida Park

El pintor le pagó sus primeras clases de ‘ballet’, pero el padre torero, al verlo en mallas rosas y haciendo gestos sospechosos, dijo que nanay. Pero el destino de Miguel estaba trazado, y tras unas estancias en Londres (danza con Lindsay Kemp, correrías con Amanda Lear), ahí estuvo el señor Dominguín, con su esposa Lucía, sentados ambos en primera fila de la sala Florida Park aquella noche de 1977 en que Miguel debutó en TVE, de la mano de José María Iñigo, cantando ‘Linda’ y alborotando a las quinceañeras del lugar.

Nació un fenómeno fan que Bosé explotó a conciencia (‘Super Superman’, ‘Creo en ti’, ‘Te amaré’) y al que tuvo la habilidad y la inteligencia de sobrevivir. Caso singular de éxito ‘teenager’ que deriva en una carrera de larga duración, espoleada con el impactante ‘Bandido’ (1984), el álbum de ‘Sevilla’ (y de un par de letras que escribió para él Peter Hammill, excantante del grupo art-rock británico Van Der Graaf Generator), y reforzada por lanzamientos como ‘Salamandra’ (1986), ‘Los chicos no lloran’ (1990)’ o ‘Bajo el signo de Caín’ (1993).

Álbumes de riesgo

Bosé influido por David Bowie y Peter Gabriel, construyendo poco a poco un pop adulto tan atento al gusto masivo como a las innovaciones. Hay que reconocerle su capacidad para combinar el gesto comercial oportuno (los duetos en sendas entregas de ‘Papito’, dianas en el 2007 y 2012) con los álbumes de riesgo, con texturas electrónicas y trazos de sofisticación: el camino que va de ‘Velvetina’ (2005) a ‘Cardio’ (2010), y de ahí a ‘Amo’ (2014).

Músicas cambiantes que, en el mundo de Bosé, han convivido con las noticias sobre su vida privada (los cuatro hijos con un vientre de alquiler, su ruptura con el escultor valenciano Nacho Palau tras 26 años de relación) y hasta con la formulación de alguna que otra teoría aventurada.

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