PROYECTO SOLIDARIO

Las mascarillas de los diseñadores

La Asociación de Creadores de Moda de España cose material sanitario de manera altruista. El sector lucha contra el covid-19 y por su supervivencia

zentauroepp53132167 ana200422190855

zentauroepp53132167 ana200422190855 / periodico

Noelia Sastre

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La moda es un potente ecosistema que aúna industria, innovación, tradición, cultura. Un sector que, como el resto, tendrá que adaptarse a la nueva normalidad, aunque aún no sepamos en qué consiste. Mientras lo descubrimos, ACME (<strong>Asociación de Creadores de Moda de España</strong>) colabora en la lucha contra el virus con la confección de mascarillas higiénicas, 70.000 de ellas donadas al hospital de Ifema y a Cáritas.

En este proyecto altruista están Devota & Lomba, Dolores Cortés o <strong>Ulises Mérida</strong>, que explican cómo ven el futuro de una industria que representa el 2,9% del PIB y da trabajo a 170.000 personas. Son creadores con trayectorias muy distintas que hoy comparten la misma preocupación: cómo será el mundo poscovid

"Cosemos mascarillas para mercados de abastos con un tejido que se puede lavar hasta cinco veces sin perder las propiedades", explica Modesto Lomba

«Colaboramos a través de la patronal y el Ministerio de Industria para contactar con talleres. Cosemos mascarillas para ayuntamientos e instituciones. También para mercados de abastos con un tejido de algodón ecológico fabricado en Catalunya, que se puede lavar hasta cinco veces sin que pierda las propiedades. El objetivo es poner a trabajar al sector, porque tardaremos meses en retomar nuestra actividad», señala <strong>Modesto Lomba</strong>, al frente de su firma desde 1986 y presidente de ACME, cuyos 74 socios suman 14.000 puntos de venta.

Entre los talleres que han adaptado su producción hay uno en Murcia de vestidos de comunión. O <strong>Fely Campo</strong>, en Salamanca, que sirve a hospitales, igual que <strong>Confecciones Hortensia</strong> en Coruña. «El coronavirus desenmascara la deslocalización: no somos capaces de abastecer con agilidad de mascarillas y batas, tan fácil para nosotros como hacer alcohol de romero para un químico. Salir a China o la India tiene estas consecuencias». 

Lomba sabe que la recuperación les llevará tiempo. «Hoy mismo comentaba Núria Sardá: ‘¿Cómo será en las tiendas?, ¿nos probamos una camisa y la dejamos para el siguiente cliente?’. Eso cuando resolvamos el caos económico, con toda la producción de verano servida».

Volver a fabricar en España

En el país que vio nacer al gigante Inditex, el presidente de ACME pide «que los grandes den un paso adelante para traer a España parte de la producción». Al diseñador le preocupa perder el talento de los pequeños y el conocimiento de los artesanos. «Por eso apelo a la conciencia individual: todos sabemos que una camisa de 20 euros no se hace en condiciones óptimas. Es el momento de reflexionar, de fomentar otro tipo de consumo, de volver a fabricar en España. La moda pronta no se va a ir, pero puede crear líneas producidas en nuestro mercado y que el consumidor lo sepa. Además, el Estado debe dejar de comprar al mejor postor. La globalización no puede seguir como la hemos conocido hasta ahora».

En el taller de <strong>Dolores Cortés</strong> han cosido 30.000 mascarillas en dos semanas con 12 rescatados del erte, de una plantilla de 75. «Cada uno aporta lo que puede. Nosotros cosiendo, otros donando tejido, gomas, logística… Ahora nos planteamos la fabricación pero debo ver costes, todavía no lo tengo claro porque hacemos moda de baño con máquinas muy especializadas», cuenta Dolores, que dirige la empresa de Vila-real (Castellón) fundada hace 65 años por su madre, a quien debemos el primer bañador elástico fabricado en España a mediados del siglo XX. «La crisis ha llegado en el peor momento, con el producto hecho, pagado y sin poder sacarlo a la venta. Dependemos del turismo, pero con hoteles y tiendas cerradas todo se complica. Tengo esperanza de aguantar, aunque nos ha pillado con dos naves recién compradas y paradas».

Comprar menos pero mejor

En cuanto a la deslocalización, tiene claro que «se debe replantear lo que durante muchos años se consideraba positivo. Incluso se aconsejaba salir fuera. Se necesita cambiar la mentalidad del consumidor, que la gente esté dispuesta a comprar menos pero mejor. Como empresaria, no creo que el Estado deba solucionarlo todo», insiste. «¿Cómo convencemos al público si en España no hay industria? Queda algún francotirador como yo, pero llevamos 30 años desmantelando la manufactura. Esta es una oportunidad: la guerra de precios la tenemos perdida. Hay que convencer con la calidad», subraya Dolores, médica de formación y creadora de los primeros bañadores para mujeres con mastectomía.

"Quizá esto sirva para valorar lo que tenemos al lado", apunta Ulises Mérida

<strong>Ulises Mérida</strong>, que trabaja con el taller de reinserción social APRAMP para donar 8.000 mascarillas, también está en la batalla de la supervivencia. «El momento es complejo para todos. En mi caso, la venta 'online' es muy minoritaria. Tenemos 150 prendas ya confeccionadas y sin servir. También hacemos ceremonia, pero las bodas se han caído. Soy pequeño y esto es muy duro. Me estoy planteando mi 'nueva normalidad', que será más lenta y no dependerá tanto de las presentaciones cada seis meses. Tendré que eliminar todo ese adorno, replegar y verlo como una evolución porque el futuro no será igual». 

Como el resto de diseñadores, Ulises apuesta por el mercado nacional, por educar a la población en el consumo responsable. «La 'fast fashion' está ahí porque el sistema lo demanda. El horario de mayor compra 'online' es de 8 a 10, cuando la gente llega a la oficina y se da un chute de consumo. Es un ritmo brutal. Quizá esto sirva para valorar lo que tenemos al lado».