Debra Katz, la abogada del #MeToo

Defiende a Angela Turner Wilson y Virginia Wulf en la causa contra Plácido Domingo

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Ricardo Mir de Francia

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El proceso de nominación de Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo de Estados Unidos fue una de las primeras pruebas de fuego del movimiento #MeToo. Y también una de sus escenificaciones más dramáticas. El 27 de septiembre del 2018 millones de personas siguieron emocionadas por televisión el testimonio de la profesora Christine Blasey Ford en el Senado, en el que acusó al magistrado de haber intentado violarla durante una fiesta cuando ambos eran adolescentes.

Cerca de ella, otra mujer de pelo corto y tez morena tomaba notas y le susurraba al oído. No era otra que Debra Katz, una de las abogadas más respetadas y temidas de Washington por su trabajo contra el acoso sexual, las libertades civiles y la discriminación laboral, y la letrada de Angela Turner Wilson Virginia Wulf en la causa contra Plácido Domingo

Heridas profundas

Katz ha sido bautizada como la abogada del #MeToo, pero lo cierto es que lleva tres décadas haciendo el mismo trabajo. "El acoso deja heridas muy profundas", le contó a la revista 'Washingtonian'. "Hace que se cuestionen su valía, daña su amor propio y es una de las mayores indignidades que la gente experimenta en el lugar de trabajo".

"El acoso hace que las víctimas cuestionen su valía y dañan su amor propio", dice

En uno de sus primeros casos de envergadura, recién salida de la Universidad de Wisconsin, participó en la defensa de una empleada bancaria que denunció haber sido acosada en el trabajo. El litigio llegó hasta el Supremo y sirvió para que por primera vez se reconociera el acoso sexual como una forma de discriminación laboral.  

Desde entonces esta neoyorkina de 61 años, criada en una familia judía de Long Island, ha ido acumulando casos sonados. Defendió a una de las gestoras del emporio de Mike Isabella, que acusó al chef de haberla agredido y hostigado sexualmente, un caso que hundió al cocinero y le abocó a la bancarrota.

Las historias de su familia sobre el Holocausto la decidieron a "plantar cara a la injusticia"

También representó a Irwin Reiter, un alto ejecutivo de la Weinstein Company, quien detalló cómo el depredador sexual intimidaba a sus víctimas para comprar su silencio. O a las mujeres que denunciaron al entonces fiscal general de Nueva York, el demócrata Eric Schneiderman, por haberlas maltratado físicamente tras involucrarse románticamente con ellas, lo que acabó motivando su dimisión. 

Katz ha contado alguna vez que su celo por la justicia lo mamó en casa escuchando las historias de su familia sobre el Holocausto. "Desde muy temprana edad, esa fue para mí la lección definitiva. Tienes que plantarte ante la injusticia, tienes que alzar la voz". Pero no siempre fue un camino fácil. Durante el proceso de nominación de Kavanaugh, el universo mediático conservador la acusó de comportarse con parcialidad tras constatarse que había donado a causas demócratas y apoyado a Hillary Clinton. Como respuesta, se limitó a esgrimir su currículum.