ENTREVISTA

Michel Foucher: "La intención de China es desafiar el orden internacional liberal"

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Rossend Domènech

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Geográfo, diplomático de largo recorrido, catedrático de geopolítica aplicada del<strong> Colegio de Estudios Mundiales de París</strong>, asesor gubernamental y gran conocedor de China, ofrece su interpretación sobre el papel que va a jugar, más pronto que tarde, este gigante en el tablero mundial. 

En nuestras ciudades, no pasa día en que un bar, un restaurante, una tienda... no sea comprado por un ciudadano chino. ¿Diría que nos están invadiendo de forma silenciosa? 

El pasado dos de febrero se celebró el nuevo año lunar chino en los barrios de Chinatown de 43 grandes ciudades. Constituyen el mapa de una diáspora china de casi 50 millones de personas. En Europa, son dos millones: 660.000 en Francia, 46.000 en Gran Bretaña, 200.000 en España… Estas personas forman una red y están vinculadas entre ellas y movilizadas en el ámbito de una estategia general orquestada desde Pekín.

¿Quién gestiona esta red?

Básicamente, se alimenta de la actividad de los <strong>Institutos Confucio,</strong> que tienen como objetivo dar a conocer a China y difundir su idioma en el mundo. 

Además del gran número de ciudadanos chinos residentes en nuestros países, cada año aumenta el número de turistas procedentes de China que visitan Europa.

Sí. Es el segundo factor de visibilidad de China. Con casi 2,8 millones de visados Shengen en el 2018, los chinos son el segundo colectivo turístico en los países de la Unión Europea, después de Rusia y antes de India.

Estamos asistiendo a un pulso entre Estados Unidos y China que es económico, pero que nos acaba afectando a todos. 

Estamos asistiendo, efectivamente, en directo al ascenso de una potencia, en la que se conjugan el poder económico y la determinación política. La economía de esta gran potencia ya representa tres veces la de Japón, cinco veces la de India, ocho veces la de Rusia y el equivalente a la de toda la Unión Europea. Y puede alcanzar el nivel norteamericano en el 2024.

¿Hay una estrategia detrás de este nacimiento de una nueva gran potencia?

En el ámbito económico, China trata de ganar terreno en todas partes, empezando por la UE, primer mercado del mundo, invirtiendo en los sectores industriales y económicos de naturaleza estratégica. En el ámbito político, quiere estar presente. La diplomacia china es hábil en crear modelos de relaciones internacionales y foros que ofrecen un marco para la difusión de sus puntos de vista. En el pasado, China trataba de marginar internacionalmente a Taiwán, mientras que actualmente el objetivo es más ambicioso: transformarse en la primera potencia económica y tecnológica, pero también en un punto de referencia, con sus propias normas, estándares, agencias de calificación (financiera), clasificaciones alternativas (a las occidentales), como la de Shangái para las universidades. 

¿Cree que en un futuro próximo, la globalización, ahora controlada por Occidente, lo será por China?

La ambición de los líderes chinos es efectivamente subir al primer rango del mundo. Este «sueño chino» quiere devolver al país su grandeza imperial, perdida a causa de los occidentales. El horizonte ha sido fijado por el presidente Xi Jinping para el 2049, fecha del centenario de la fundación de la República popular. Estamos al final del bajo perfil mantenido por China.

¿Y el papel de Estados Unidos? 

No creo que haya una verdadera confrontación con Estados Unidos, país del que China tiene absoluta necesidad: mercado, formación de estudiantes e investigadores, acceso a tecnologías, el dólar como moneda de reserva y también como modelo a seguir. Existe una fascinación china por Estados Unidos, porque este viejo país se pregunta cómo una nación con una historia tan corta ha podido transformarse en la primera potencia del mundo. Para la burguesía china, Estados Unidos constituye también un posible refugio (capitales y familia). Estamos, pues, en una situación de codependencia, que limita los riesgos de una confrontación. Sin embargo, es cierto que China rivaliza con Estados Unidos en tanto que potencia. La guerra comercial lanzada por Donald Trump provocará una disminución de esta dependencia recíproca, y será más rápida de lo que habían previsto los chinos.

¿Hasta dónde quiere llegar China con su expansión? 

La reflexión que hace China es la siguiente: «El mundo se ha construido sin nosotros» después de 1945. Fue asociada al Consejo de Seguridad de la ONU por decisión de Roosevelt para equilibrar a la URSS y, hasta los años 2000, se contentaba con alinearse con las decisiones rusas en la ONU. Ahora ya no es así. La intención de China es desafiar el orden internacional liberal en todos sus aspectos. 

"No creo que
haya una
verdadera
confrontación
con Estados
Unidos, país
del que China
tiene absoluta
necesidad"

¿Cómo lo piensa hacer?

Está creando nuevas instituciones, como el banco asiático de inversiones para las infraestructuras (Shangái), competidor del Banco Mundial bajo control americano. Contesta la presencia militar americana en Asia oriental. Desarrolla su capacidad militar, principalmente su Armada, que bota 120 naves cada cuatro años. Tiene el proyecto de organizar Eurasia, conectando por vías ferroviarias y cables dos polos, China y Europa. Sigue una política de invitación sistemática de jefes de Estado, líderes políticos, alcaldes... En fin, y sobre todo en los países en desarrollo, difunde su modelo de crecimiento, la «solución china», que no incluye las preocupaciones sobre los derechos humanos o la democracia. Hay, pues, una estrategia de conjunto.

Dígame, ¿con relación a Europa, está interesada por igual en todos los países?

La próspera UE, con una economía avanzada, es a la vez un 'partner' útil como objetivo y como contrapeso de Estados Unidos en un escenario multipolar. Las firmas chinas hacen sus compras: Volvo Cars, Pirelli, Club Med, Lanvin, pero también Kuka (robótica), Krauss Maffei (maquinaria y motores) y recientemente Vossloh, industria alemana de tecnología ferroviaria. La mitad de sus inversiones están concentradas en tres países: Alemania, Francia y Gran Bretaña. Italia ha sido el primer gran país europeo que ha firmado a principios del 2019 un protocolo sobre la inciativa de crear «un cinturón, una vía» (la nueva ruta de la seda). Después sigue Grecia (puerto de contenedores del Pireo), Hungría, Polonia (por donde trancurren los convoyes ferroviarios entre China y Duisburg) y Portugal (electricidad). En Italia, los puertos de Trieste y Génova son objetivos para el acceso a los mercados europeos.

¿Y la Unión Europea cómo ve estos movimientos?

Después de largo tiempo infravalorando el activismo chino, la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos han considerado recientemente que el 'partenariado' chino es una competencia económica a la búsqueda de un liderazgo tecnológico y un rival sistémico que promueve modelos alternativos de gobernanza. 

Una primera potencia económica y política del mundo tiene sus aliados, como sucede con Estados Unidos. ¿China los tiene?

China no tiene aliados, pero está en condiciones de crear un círculo de países amigos, algunos de los cuales son aliados de Estados Unidos (Corea del Sur, Tailandia o Etiopía, por ejemplo). A largo plazo, podemos imaginar la formación de dos bloques, uno en torno a Estados Unidos y un conjunto indo-pacífico (EEUU, Japón, Corea del Sur, Singapur, Australia, India y Francia/Gran Bretaña) contra un bloque animado por China (y quizás Rusia). Si la tensión se agrava con Estados Unidos, cada país estaría obligado a elegir: existe ya la política americana sobre la red 5G. China busca promover otra globalización, favorable a sus intereses.

"El 'sueño chino'
quiere devolver
al país su
grandeza
imperial. El
horizonte ha
sido fijado por
el presidente
Xi Jinping para
el 2049"

¿Nuestros nietos hablarán el chino, como sucede ahora con el inglés ? ¿En la Europa del futuro sucederá lo mismo que acaeció con los valores y la cultura estadounidenses?

No creo que el mandarín sustituya al anglo-americano como idioma global. El 'anglobal' es la lengua de la mundalización, del comercio internacional, de la medicina y de la tecnología. Pero al mismo tiempo es verdad que, sobre todo para los europeos, es el 'idioma del maestro'. Con el posible 'brexit', ¿deberemos seguir hablando inglés? Veo un gran futuro para idiomas como el español (en América del Norte) y el francés (en Europa y África).

¿La actual expansión china comportará también la de un modelo sociopolítico chino?

Efectivamente, existe el riesgo,  aunque la toma de conciencia en curso sobre la crisis climática y las tensiones comerciales conducirán hacia una desmundialización. O más bien a la formación de conjuntos económicos y logísticos más regionales. Por lo tanto, no estoy convencido de que la victoria del modelo chino sea ineludible. Sin embargo, en Europa tenemos que realizar un esfuerzo para la comprensión de la estrategia china y ponernos de acuerdo sobre la respuesta a dar.

Datos biográficos

Es catedrático de Geografía, doctor en Letras y Ciencias Humanas. Ha sido profesor en la Universidad Lumière-Lyon 2 y ocupa la cátedra de geopolítica aplicada en el Colegio de Estudios Mundiales de París.