PERFIL

Joaquin Phoenix: maestro del engaño

El actor, que apunta a Oscar por 'Joker', ha recibido el premio de honor del Festival de Toronto

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Nando Salvà

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Considerando lo distintivo que es su rostro –con la cicatriz en forma de hendidura en el labio superior, la sonrisa torcida, las cejas rotundas y el mentón considerable–, resulta especialmente notorio que Joaquin Phoenix se confirme una y otra vez como uno de los pocos actores vivos capaces de dejarse consumir completamente por sus personajes. Lo ha venido demostrando con cada una de sus películas pero nunca antes con tanta convicción como en 'Joker', en la piel de la más célebre némesis de Batman; es el papel por el que sin duda obtendrá su cuarta nominación al Oscar, y que el Festival de Toronto ha usado como excusa perfecta para premiarle este año en honor a una carrera que supera de largo las tres décadas.

La pérdida de peso que Phoenix experimentó para interpretar los orígenes del supervillano es tan dramática –unos 24 kilos– que, al verlo en pantalla, las clavículas dan la sensación de haberse rebelado y estar tratando de escapársele del cuerpo. A lo largo de la película, además, lo vemos sufrir ataques constantes de risa incontrolable, producto de la rara enfermedad que su personaje sufre. A veces adoptan la forma de una tos cortante y a veces la de histéricos alaridos; en ambos casos resultan increíblemente inquietantes, pero también dolorosamente conmovedores: es como si ese hombre, que tanto anhela hacer reír a quienes lo rodean, tratara involuntariamente de compensar su incapacidad para lograrlo. La interpretación es tan buena que hay que verla para creerla –'Joker' se estrena el 4 de octubre–, a pesar de que la capacidad única para encarnar a enfermos mentales es otro de los atributos que Phoenix lleva tiempo dejando claros.

¿De dónde proviene ese don? Quizá tenga que ver con una historia personal llena de traumas en potencia. Después de todo, recordemos, Phoenix nació en Puerto Rico en el seno de la secta Niños de Dios –sus padres salieron de ella cuando él tenía 3 años–, y fue él quien llamó a la policía al ver a su hermano mayor, el actor e icono trágico River Phoenix, morir de una sobredosis a las puertas de un club nocturno de Los Ángeles. 

Inquietante y pecador

Después de aquella tragedia, Joaquin pareció asumir una identidad perfectamente opuesta a la de River: un Phoenix inquietante y pecador en lugar de uno seductor y angelical, un Phoenix con el rostro imperfecto, dispuesto a engordar y envejecer y a parecer un muerto en vida por un papel. Y, en el proceso, se convirtió en el mejor intérprete de su generación, de largo.

Se ha granjeado
una fama de
esquivo y huraño
que no solo no
ha dañado su
carrera sino
que le ha
dado alas

También se granjeó una reputación de individuo esquivo y huraño que no solo no ha dañado su carrera sino que le ha dado alas. A los 25 años obtuvo su primera nominación al Oscar dando vida al malcriado emperador Cómodo en 'Gladiator' (2000), y en el 2005 obtuvo la segunda gracias al 'biopic' 'En la cuerda floja', en el que encarnó a Johnny Cash e interpretó sus canciones. En 'Puro vicio' (2014), se reveló como un maestro del 'slapstick', y gracias a 'En realidad, nunca estuviste aquí' (2017), encarnando a un hombre irreparablemente dañado que se dedica a rescatar niñas de la prostitución infantil a martillazos, ganó el premio al mejor actor en Cannes. Pero su trabajo más celebrado –al menos hasta que 'Joker' se presentó en la Mostra de Venecia, donde obtuvo el León de Oro a la mejor película gracias a la interpretación que le da su razón de ser– es el que llevó a cabo en 'The Master' (2012): una bestia feroz que destroza retretes, bebe cócteles mezclados con keroseno y copula como un poseso con las mujeres de arena que esculpe en la playa. 

La aptitud de Phoenix para reinventarse ante nuestra mirada es tal que, de algún modo, hasta se las arregló para convencer al mundo no solo de que se retiraba para convertirse en rapero, sino de que había perdido el juicio; lo hizo con el falso documental 'I’m still here' (2010), que en realidad es menos una película que un gran engaño. ¿Y qué es el Joker después de todo, si no un maestro del engaño y la impostura que además, no lo olvidemos, está completamente loco? Que actor y personaje acabaran encontrándose, y poniendo Hollywood patas arriba al hacerlo, era solo cuestión de tiempo.