ENTREVISTA

Juan Luis Arsuaga: "En el futuro, querremos ser como Brad Pitt"

El paleontólogo se interroga sobre el porvenir de nuestra especie en 'Vida, la gran historia'

zentauroepp48382535 madrid  29 05 2019  el paleontologo juan luis arsuaga   foto190627130246

zentauroepp48382535 madrid 29 05 2019 el paleontologo juan luis arsuaga foto190627130246 / periodico

Juan Fernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Juan Luis Arsuaga es un personaje particularmente incómodo para ser entrevistado. No porque su conversación resulte vacua –pocas cuestiones son más interesantes y trascendentales que las que suelen ocupar su discurso–, ni porque no dé buenos titulares –es una máquina de soltar frases merecedoras de ser esculpidas en mármol–, sino porque pertenece a esa categoría de mentes preclaras que responden con más preguntas que las que se le lanzan. Al final, después de llevarte de excursión por un jardín de teorías, disertaciones y caminos perdidos alrededor del origen de la vida, las especies y la evolución, te mira y te dice: «¿A ti qué te parece?». Como si uno supiera lo que él simula ignorar.

Con esa actitud erudita y escéptica, acaba de reunir en un libro todo el conocimiento que hay acumulado acerca de por qué las cosas son como son, desde la conciencia humana al ala de una libélula, desde el fervor contagioso de un forofo del Barça en el Camp Nou al último avance en inteligencia artificial. Pero que nadie espere encontrar en 'Vida, la gran historia' (Destino) conclusiones cerradas. Acostumbrado a buscar respuestas enterradas en la tierra, el fuerte del paleontólogo es sembrar dudas entre los vivos.

¿Contar la historia de la vida no es una pretensión arrogante?

Arrogantes son los gurús que escriben libros para arreglarle la vida a la gente y decirle lo que tiene que pensar. Ah, no puedo con la epidemia de los libros de autoayuda. Yo busco justo lo contrario. Soy socrático, no respondo, hago preguntas. Cuento lo que la ciencia ha descubierto, y que luego cada uno opine lo que quiera. 

Mi objetivo es conocer su opinión, que se moje. Empecemos por algo sencillo: ¿la vida tiene sentido?

El sentido es un concepto que pertenece al campo de la metafísica, no es mi competencia, ésa no es una pregunta para un biólogo. Ni siquiera la ética es una pregunta válida para mí. La ciencia cuenta cómo son las cosas, no cómo deberían ser. ¿Es ético ser un parásito? Pues no lo sé, usted verá, pero en la naturaleza hay multitud de parásitos, y cumplen su función.

¿Cuál es la función de la vida?

El único objetivo de la vida es ocupar todos los nichos que hay en un ecosistema y seguir creando nuevas posibilidades de vida. A la vida solo le interesa expandirse, diversificarse, propagarse, abrirse camino. Es su tendencia natural, es la única lógica de la evolución, no hay otra, no existe ningún para qué. Ya sea una bacteria, una almeja, un crisantemo o un ser humano. Solo aspiran a ocuparlo todo.

¿Estaba llamada a tener las formas de expresión que conocemos?

Yo soy poco partidario del determinismo, creo que lo que vemos a nuestro alrededor fue más fruto del azar que de la necesidad. Se supone que la evolución ha ido generando seres cada vez más complejos, ¿pero qué diablos es la complejidad? ¿Somos más complejos nosotros que un geranio o un murciélago? El geranio hace la fotosíntesis, poca broma. Y el murciélago usa un sónar para orientarse en la oscuridad, que tampoco está mal. De joven leí un libro que me marcó, 'El azar y la necesidad', de Jacques Monod, que terminaba con una frase brutal: estamos solos ante un universo indiferente.

¿La suscribe?

Totalmente. Lo peor no es habitar un universo hostil, sino que este sea indiferente a nuestras preocupaciones. Lo otro, eso de que alguien ha escrito un guion para que el universo, el planeta y la vida evolucionen hasta llegar a nosotros, era demasiado bonito para ser real. 

Ya sabe, nos encantan los finales felices.

Pues siento decepcionarle, pero en la evolución no existe ningún guion, no hay ningún para qué. La vida es ciega, va a tientas, es una continua prueba y error. Pero no se para nunca, está todo el tiempo inventando, va probando continuamente nuevas formas de expresión. La vida no busca, pero encuentra.  

"La vida es ciega,
va a tientas, es
una continua
prueba y error.
Pero, no se para
nunca, está todo
el tiempo
inventando"

¿Tenemos ya claro por qué surgió cuando surgió?

Lo llamativo de la vida es lo pronto que surgió. Solo pudo hacerlo hace 4.000 años. Antes era imposible, porque este planeta era un infierno. No paraban de caer meteoritos, la temperatura era altísima y no había agua. Pero ese ambiente hostil se fue estabilizando y hace 3.800 millones de años se dieron las condiciones necesarias para que surgiera la vida. Y tan pronto como pudo surgir, surgió. Curioso, ¿verdad?

¿Lo sabemos todo acerca de ese momento?

Conocemos los factores que hicieron que la vida surgiera, pero aún no hemos sido capaces de crearla en el laboratorio. Luego no será tan fácil. Por eso, cuando oigo a algunos decir que la vida tenía que producirse sí o sí, siempre respondo: ah, pues muy bien, créala tú aquí ahora, que te veamos.

¿Hay más vida en el universo?

Estoy convencido de que antes de 10 años habremos encontrado planetas con condiciones adecuadas para que en ellas se dé la vida. Hablo de vida simple. Vida compleja ya es otro cantar.

Hábleme de los humanos. Si mañana desapareciéramos todos, ¿los simios volverían a evolucionar hasta dar a luz a nuevos 'homo sapiens'?

A los chimpancés no los veo muy por la labor, no cooperan entre ellos, y eso fue lo que nos hizo humanos. Solo hay consciencia cuando existe un tú y un yo. Una vaca tiene un mundo subjetivo. Siente, padece y tiene emociones, pero no distingue entre el tú y el yo. Entre otros motivos, porque para comer hierba no lo necesita. 

¿Entonces la conciencia surgió porque la necesitábamos?

Sí, la conciencia es adaptativa. En realidad, en la evolución todo es adaptación. A una vaca no le sirve de nada ser consciente de su yo, pero a un delfín sí, porque vive en sociedad, le interesa para sobrevivir. Los delfines son tan listos porque viven en grupos y compiten con otros grupos. No basta con vivir en grupo, hay que competir. Lo que nos hizo humanos fue la política, la necesidad de entendernos con el otro y poder manipularle. La conciencia surgió porque era útil. 

¿Qué utilidad evolutiva tiene el sentimiento religioso que hemos albergado durante siglos?

La mente humana necesita explicaciones, y dios era la explicación a lo que no se entendía. Por otro lado, las religiones sirvieron para crear identidades simbólicas, y ese es el gran avance de la civilización humana: hemos logrado que la identidad simbólica rebase los límites de la identidad biológica. En las manadas, los animales están emparentados por vínculos genéticos, pero nosotros creamos grupos con individuos a los que no nos une la sangre, sino ser de un mismo club de fútbol o seguir a un mismo cantante. 

¿Yo estaba programado para conocer a mi mujer y tener a mi hijo? ¿Hasta qué punto soy esclavo de mis genes?

Hasta la llegada del homo sapiens, la única misión de un ser vivo era reproducirse y traspasar sus genes a la siguiente generación. Pero nosotros tenemos consciencia y podemos decidir no tener hijos, o ir a guerras y luchar contra hermanos, o dar la vida por hijos ajenos. Esto no estaba previsto en el diseño humano y es fruto también de la identidad simbólica. Nos hemos liberado de la esclavitud de los genes.

"Lo que nos hizo
humanos en su
momento fue la
política, la
necesidad de
entendernos
con el otro y
manipularle"

Es crítico con las altas expectativas que algunos tienen puestas en la inteligencia artificial.

Critico que se quiera equiparar a los robots con los seres vivos. Los animales no pueden razonar, pero tienen sensibilidad y emociones, lo cual conlleva implicaciones éticas en nuestra relación con ellos. Sin embargo, las máquinas no sienten, ni sentirán nunca. Un animal, cuando no come, siente hambre y se deprime. Una máquina te dice que se le acaba la batería y se apaga, pero no siente nada. Los robots nunca podrán tener sentimientos, otra cosa es que puedan llegar a fingirlos muy bien. 

Frente a las distopías que auguran un mundo dominado por humanoides y máquinas, usted sostiene que en el futuro no vamos a cambiar tanto. ¿En qué se basa?

En el deseo humano. La realidad será como nosotros queramos, no vamos a ser meros espectadores del futuro, lo vamos a diseñar a nuestra imagen y semejanza. Y estoy convencido de que vamos a preferir ser personas antes que máquinas. No lo dude: en el futuro vamos a querer parecernos a Brad Pitt, no a Terminator. Llevaremos muchas prótesis biónicas, pero seremos humanos. 

Datos biográficos

Hijo de madrileña y vasco, la lectura de ‘En busca del fuego’ despertó su curiosidad por la prehistoria siendo un adolescente. Tras doctorarse en Biología, creó un departamento de Paleontología en la facultad de Geología de la Universidad Complutense.