UNA ACTRIZ CLAVE

Los 10 mejores papeles de Julianne Moore

El inminente estreno de 'Gloria Bell' nos da pie a repasar los hitos de la carrera de la actriz ganadora de un Oscar por 'Siempre Alice'

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Juan Manuel Freire

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El nombre de Julianne Moore invita a pensar que cualquier película, incluso la menos prometedora, tendrá algo. Bueno, como mínimo, la tendrá a ella, una de las mejores actrices del mundo, capaz tan solo de darlo todo en cada proyecto.

Moore ha hecho cualquier clase de película que uno pueda imaginar, y siempre desde el compromiso más total y absoluto con lo que sucedía en pantalla. Daba igual que fuera un 'blockbuster' con dinosaurios o un drama independiente, la película de un maestro o la de un artesano no especialmente brillante: esta actriz habita sus papeles con naturalidad suprema y, según parece, no le lleva demasiado esfuerzo. Tan solo necesita que los directores la dejen tranquila.

Aprovechamos el ya inminente estreno de 'Gloria Bell', un 'remake' de la chileno-española 'Gloria' a cargo del mismo director de aquella, Sebastián Lelio, para recordar los diez mejores papeles (podría entrar alguno más) de una actriz que, a sus 58 años, sigue por suerte añadiendo regularmente hitos a su currículum.

'Vidas cruzadas' (1993)

Cuando Robert Altman la fichó para este drama coral basado en historias de Carver, Moore era casi una novata en el cine, pero ya llevaba diez años brillando en teatro y tele; ganó un Emmy en 1988 por su papel de hermanas gemelas, una buena y la otra mala, por supuesto, en el culebrón 'As the world turns' (el siguiente fue por su brillante composición de Sarah Palin en el telefilme de HBO 'Cambio de estrategia'). En la película de Altman, Moore es una esposa que discute brillantemente con su marido doctor (Matthew Modine) sobre haber besado a otro hombre. Parte de su gran escena la hace sin nada debajo. Llegaba una valiente actriz de cine.

'Vania en la calle 42' (1994)

Al año siguiente, los críticos volvieron a aplaudir a Moore por su papel de mujer atrapada entre dos hombres en esta adaptación 'sui generis' de Chéjov, canto del cisne del gran Louis Malle, director de 'Atlantic City' y 'Adiós, muchachos'. Las fronteras entre simulacro y realidad se confunden constantemente y la actriz domina con maestría cada pequeña evolución en su personaje.

'Safe' (1995)

En la primera de sus colaboraciones con el director Todd Haynes (después vinieron 'Lejos del cielo' y 'Wonderstruck'), Moore es un ama de casa que descubre su alergia a lo moderno. El desafío consiste no tanto en llenar al personaje como vaciarlo, conducirlo cada vez más allá en su proceso de introversión y aislacionismo, empeorado por una sociedad que desconfía de las víctimas de enfermedades misteriosas. Como dijo en su día la crítica Amy Taubin en 'Film Comment', 'Safe' es "una respuesta a la crisis del SIDA en la que el término SIDA no se menciona". 

'Boogie nights' (1997)

Donde Moore se ponía a las órdenes de Paul Thomas Anderson, claro heredero de Altman, en el papel de la veterana actriz porno Amber Waves, especie de madre protectora de los jóvenes actores a los que ficha su compañero, el director Jack Horner (Burt Reynolds). Pero, ¿quién protege a la protectora? Amber no tiene una vida sencilla: existe una gran distancia entre quién cree que es (alguien capaz de criar a su hijo, por ejemplo) y quién es realmente (una drogadicta sin claro futuro por delante). Interpretación increíblemente conmovedora.

'El fin del romance' (1999)

A finales de 1999, un par de películas acabaron de asentar a Moore en la conciencia colectiva. La primera, algo infravalorada, fue esta adaptación de la novela de Graham Greene a cargo del siempre interesante Neil Jordan. Nuestra estrella encarna con total contención a la devota esposa que cae, para su sorpresa, en los brazos del escritor encarnado por Ralph Fiennes. La película es puro, desatado romanticismo, en parte gracias a la apasionada mano de Jordan y en parte gracias a los actores, sobre todo ella. 

'Magnolia' (1999)

La otra gran película (incluso superior a la anterior) de Moore en 1999 es este épico, excesivo y extraordinario tapiz coral a cargo de Paul Thomas Anderson. De los muchos personajes neuróticos del filme, el suyo es, quizá, el más neurótico de todos, con permiso del exniño prodigio de William H. Macy: la mujer (mucho más joven) de un moribundo Jason Robards, buscadora de fortunas que acabó queriendo de verdad a su marido y ahora se enfrenta a la pérdida con una mezcla letal de nerviosismo, pena y remordimiento, todo al mismo tiempo. Si hay que destacar solo una escena de su 'tour de force', debe ser aquel intenso arrebato en la farmacia: "Tengo enfermedades por todas partes". Película para revisitar/descubrir con provisión de clínex bien a mano.

'Lejos del cielo' (2002)

En el 2003, Moore estuvo nominada no a un Oscar, sino a un par de ellos: mejor actriz por 'Lejos del cielo' y mejor actriz de reparto por 'Las horas'. No ganó ninguno de los dos, lo que resulta criminal, sobre todo en el primer caso. Nuestra homenajeada irradia emoción como la esposa y madre de los años 50 que, tras descubrir la homosexualidad de su marido (Dennis Quaid), inicia un breve y casto romance con su jardinero negro (Denis Haysbert). Supo mostrar a la perfección cómo el sentimiento del amor coge al personaje por sorpresa. También la dificultad para respirar en un paisaje de superficies idílicas e interiores torturados. El director Todd Haynes dijo querer hacer "una película que te hiciera llorar", y lo logró, vaya si lo logró, mejor que bien apoyado por una actriz en (su habitual) estado de gracia.

'Los chicos están bien' (2010)

Una familia con doble madre (Moore y Annette Bening) se tambalea cuando aparece en sus vidas el padre biológico (Mark Ruffalo) de su descendencia (Mia Wasikowska y Josh Hutcherson). Jules/Moore, la más extrovertida de las dos matriarcas, tiene tanto amor por dar que decide darle un poco al encantador intruso. Los problemas crecen, pero se resuelven. El cine 'feelgood' puede ser artificioso y postizo, pero también orgánico y emotivo, como demuestra este filme a reivindicar de Lisa Cholodenko.

'¿Qué hacemos con Maisie?' (2012)

¿Hay algo que Moore no sepa hacer? La respuesta, por ahora, es no. En esta emotiva historia familiar, adaptación/actualización de una novela de Henry James, convence nuevamente de sus habilidades dramáticas, pero también sorprende cantando y tocando la guitarra y el piano (su banda de apoyo eran los auténticos The Kills). Moore es Susanna, 'rocker' un poco a la baja, con problemas de temperamento y un narcisismo mayúsculo, en lucha con el no menos egoísta marchante de arte Beale (Steve Coogan) por la custodia de Maisie (Onata Aprile), su adorable hija de seis años.

'Siempre Alice' (2014)

Y por fin, Moore ganó su primer Oscar. Quizá no con su mejor película, pero sí con otra gran interpretación: la de una profesora de lingüística de 50 años que, horror absoluto, empieza a perder las palabras ("las veo colgando delante de mí y no puedo alcanzarlas") como resultado de un Alzhéimer de inicio precoz. O mejor dicho, un Alzhéimer familiar de inicio precoz, una rara variedad que significa que alguno de sus tres hijos podría tener el gen. 'Siempre Alice' tiene algo de película de terror, porque en el terror es todo cuestión de perspectiva, y aquí la enfermedad no se explica desde fuera, desde el punto de vista del marido, sino desde la subjetividad. Pero trata de ser también una película que ayude y alivie, que recuerde la posibilidad de manejar con dignidad "el arte de perder", expresión de la poeta Elizabeth Bishop que Alice cita en la película.

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