PERFIL

Billy Porter conquistó los Oscar con un vestido

Fue la gran sensación en la alfombra roja de los premios del cine. Actor, cantante y dramaturgo, tiene un Tony y un Grammy y aspira a ser una pieza andante de arte político

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Ricardo Mir de Francia

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La última gala de los Oscar no pasará a la posteridad por el atrevimiento del jurado de la Academia, que acabó optando por lo previsible, como si se empeñara en demostrar que es el obstinado guardián de las supuestas esencias del cine. La osadía estuvo paradójicamente en la alfombra roja, escaparate de fuegos fatuos y últimas tendencias. En pleno desfile de grandes nombres, el protagonismo lo acaparó Billy Porter, un actor más conocido por su trabajo en Broadway que en Hollywood. Porter se presentó con un despampanante traje negro del diseñador Christian Siriano que es una bofetada a los cánones tradicionales del género en la moda. De torso para arriba, un esmoquin clásico sobre una camisa blanca con manga de pagoda. De torso para bajo, un vestido de cola y terciopelo más propio de un engolado baile victoriano. 

No era la primera vez que Billy Porter jugaba a desafiar las convenciones con su atuendo, una dinámica en la que no está solo porque algunas marcas han empezado a vender ropa de lo que se ha llamado género binario o fluido. Un juego que rompe con los estándares clásicos de lo que se considera masculino y femenino. Hace solo unas semanas, Porter acudió a los Globos de Oro con un traje de chaqueta color ceniza y una capa rosa chillón, mientras que en la gala de los premios AFI (Instituto del Cine Americano) se vistió con una chaqueta dorada y un vestido con falda hasta los pies muy amarillo. Su intención en los Oscar era abrir un debate. Y lo consiguió con creces. Los medios le aplaudieron masivamente, mientras en las redes sociales se montaba el cacao habitual. 

Negro y gay

«Cuando eres negro y gay la masculinidad de uno está en cuestión», escribió después en 'Vogue', aludiendo a los dos principales rasgos de su identidad. «Tengo cosas que decir a través de mi ropa. Mi objetivo es ser una pieza andante de arte político cada vez que me presento en sociedad. Busco desafiar las expectativas. ¿Qué es la masculinidad? ¿Qué significa?», dijo el actor y cantante de 49 años. «La industria se hace pasar por inclusiva, pero los actores tienen miedo a jugar, porque si se muestran como algo que no encaja en el statu quo, corren el riesgo de ser percibidos como femeninos y a la postre, quedarse sin ese personaje masculino, el papel de superhéroe». 

«Tengo cosas 
que decir a
través de mi 
ropa. Por 
ejemplo,
¿qué es la
masculinidad? 
¿Qué significa?»

Porter no es un advenedizo. Ha hecho carrera en el teatro, la música, el cine y la televisión. Es uno de los protagonistas de 'Pose', la aclamada serie de FX (en España emitida por HBO) que bucea en la escena 'ballroom' neoyorquina de los años ochenta, que sirvió de espacio de expresión para la comunidad transexual y gay, principalmente de origen afroamericano y latino, mientras la cultura dominante encumbraba a los yuppies y la cultura del pelotazo encarnada por magnates como Donald Trump. También trabajó recientemente en la última temporada de 'American Horror Story'. 

Cabaretera

Pero la suya ha sido fundamentalmente una carrera construida a golpe de musical en Broadway. 'Miss Saigon', 'Grease', 'Jesucristo Superstar' o 'Shuffle Along' son solo algunas de las obras en las que ha trabajado. El reconocimiento en forma de grandes premios le llegó en el 2013 por su interpretación de una cabaretera en 'Kinky Boots', el musical inspirado en la comedia británica del mismo nombre que cuenta la historia de un fabricante de zapatos al borde de la quiebra que consigue salvar su negocio tras especializarse en calzado para 'drag queens'. Porter ganó un Tony al mejor actor y un Grammy compartido por su aportación como vocalista al álbum de 'Kinky Boots', un doblete del que pocos artistas pueden presumir. En solitario ha grabado también varios discos.

Nació en Pittsburgh (Ohio), la capital del acero del Medio Oeste, donde estudió teatro en la universidad, antes de mudarse a Nueva York con 19 años. «Yo era uno de esos chicos negros que tratan de averiguar cómo pueden quererse los unos a los otros en un mundo donde nadie les quiere», le contó a la revista 'Vulture'. Aparentemente la mudanza le ayudó a escapar de las malas calles y en el teatro encontró el espacio para proyectar sin tapujos su identidad. «Yo tuve mucha suerte porque podía cantar. Tenía talento y eso me ayudó a salir adelante». 

Como descubrieron antes otros de sus pares, no es fácil ser negro y gay en América. Y Billy Porter tiende a citar a uno de ellos, el escritor James Baldwin, para explicar el manto que se ha arrogado como agente provocador y deslenguado pregonero de las inequidades que padece la comunidad LGBT, particularmente los transgénero. «El trabajo del artista es perturbar la paz». Porter está casado con el empresario de 35 años Adam Smith

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