ESTRENO EN MOVISTAR +

Hal Ashby, un director indómito

Un documental explora la figura del mítico autor de 'Harold y Maude', ''Bienvenido Mr. Chance' y otros clásicos de los 70

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Juan Manuel Freire

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De haber tenido la Academia de Hollywood la mala idea de no televisar el Oscar al mejor montaje en 1968, los espectadores se habrían perdido uno de los mejores, más sencillos discursos de la historia. Al recoger el premio por su trabajo en 'En el calor de la noche', Hal Ashby dijo, simplemente: "Por repetir las palabras de un querido amigo mío cuando recogió su Oscar el año pasado, solo espero que podamos usar nuestros talentos y creatividad para conseguir la paz y el amor. Gracias".

Así era Ashby, un hombre que creía en la paz y el amor, en los amigos; en la empatía, en definitiva. Lo demostró a lo largo de una estelar (sobre todo en los 70) carrera como director que incluyó clásicos como 'Harold y Maude''El último deber''Shampoo''Bienvenido Mr. Chance' y 'El regreso', algunos de ellos realistas, otros surrealistas, todos marcados por el espíritu generoso de su autor. También por su ritmo paciente, bastante hipnótico, o algunos de los mejores empleos de canciones pop que se hayan visto en la historia del cine. Películas perceptivas sobre amor y amistad, clase y raza, guerra y paz, a menudo con un sutil sentido del humor tan imitado como inimitable.

Entre los directores de aquel 'New Hollywood' que logró renovar la sensibilidad del cine estadounidense, Ashby no es de los más famosos, ni de los que tuvo carrera más larga; durante los 80, su carrera perdió fuelle, en parte por los rumores sobre sus adicciones. Hasta hace poco había documentales sobre Scorsese, De Palma, Allen… pero no sobre él. La también montadora Amy Scott quiso corregir la injusticia con 'Hal, director de culto', una película hecha "para él", nos dice por correo electrónico, que desde el jueves, día 21, podremos ver en Movistar CineDoc&Roll (23.00 h.).

Paralelismos inéditos

"Como todo el mundo, descubrí 'Harold y Maude' durante mi primer año de universidad", nos explica Scott. "Mis compañeros se sorprendían de que estuviera estudiando cine y no hubiese visto esta película. La alquilamos (en un videoclub a la antigua usanza) y la vi quizás diez veces durante el fin de semana".

Ashby se convirtió para Scott en ese sabio familiar favorito que te abre el camino hacia el cine, la música y todo lo bueno de la vida. Cuando pensó en, como el propio Ashby, saltar del montaje a la dirección, no tuvo que elucubrar demasiado sobre la posible temática.

La biografía del director escrita por Nick Dawson, 'Hal Ashby: Life of a Hollywood rebel', le sirvió como base ("parecía que con ella ya estaba la película hecha"), pero finalmente 'Hal, director de culto' fue muy diferente al libro. Scott logró establecer paralelismos inéditos entre el hombre y la obra: "En sus películas, el protagonista siempre es un hombre blanco, a menudo desconectado de la sociedad, en busca de algo", explica. "Me parecía muy evidente que esta debía ser la línea central que debíamos explorar, pero me llevó un tiempo extraer los momentos clave de sus películas y poder construir una tesis sólida".

Ashby no escribía los guiones de sus películas, pero es fácil entreverle en muchos de sus personajes protagonistas; o, mejor dicho, Scott lo ha hecho fácil. Como el Woody Guthrie del libérrimo biopic 'Esta tierra es mi tierra', escapó de una ciudad medio gris (en su caso, Ogden, Utah) para buscar sus sueños en California, aunque eso significara dejar una familia recién iniciada atrás. En 'Harold y Maude', parece querer quitar hierro, con los divertidos simulacros de suicidios de Harold, al verdadero suicidio de su padre, granjero mormón, cuando Hal tenía tan solo 12 años. Entre el peluquero seductor encarnado por Warren Beatty en 'Shampoo' y el propio Hal no hay tanta distancia: en total, se casó cinco veces.

Incluso sus películas menores, es decir, todas las que rodó durante los 80 (salvaremos la reivindicable película de concierto de los Stones 'Let's spend the night together'), admiten esa interesante lectura íntima. La poco vista 'Lookin' to get out' de 1982 es un claro intento de Ashby de pedir perdón a su hija, Leigh McManus, por no haber sido buen padre; en la película esa niña es Angelina Jolie en su primera aparición en el cine. En el documental de Scott, McManus afirma, todavía visiblemente dolorida, pero ya reconciliada con el recuerdo: "La paz y el amor eran difíciles de encontrar en su vida".

Legión de admiradores

Los muchos colaboradores de Ashby que hablan en la película lo hacen, sin embargo, con calidez y afecto. Todos lo echan en falta. Sobre todo su mentor, Norman Jewison, casi en lágrimas durante todas sus apariciones, pero también el músico Cat Stevens/Yusuf Islam (autor de las canciones de 'Harold y Maude'); Jon Voight y Jane Fonda (compañeros en 'El regreso'), e incluso gente con la que batalló en rodaje, como el director de fotografía Haskell Wexler. "Me sorprendió mucho la cantidad de tiempo y la generosidad que me ofrecieron estos colaboradores, sobre todo siendo yo una directora desconocida", dice la directora del documental. "Habla bien de Hal Ashby, el hombre, que todos se quisieran sentar tranquilamente y hablar sobre su amigo".

También participan muchos directores influidos por su obra. Por desgracia, no Wes Anderson, quien debe mucho al talento de Ashby para la comedia melancólica y habló de sus filmes de los 70 como "algunos de los mejores jamás hechos". Sí que están Alexander Payne ('Entre copas'), el ultrafan Judd Apatow ('Lío embarazoso') o Adam McKay ('El vicio del poder'). “McKay ha trascendido la comedia y ahora está haciendo críticas sociales, y sabría que tendría mucho que decir sobre 'Bienvenido Mr. Chance'", recordemos, una sátira de la cultura de la celebridad completamente adelantada a su tiempo.

Ashby nos dejó demasiado pronto, con solo 59 años y muchas películas por hacer. Un cáncer de páncreas se lo llevó el 27 de diciembre de 1988, dos años después de haber sido despedido del drama criminal '8 millones de maneras de morir'. Dice la actriz Rosanna Arquette al final del documental: "No le respetaron, y aquello le mató".