Irlanda del Norte

El último coche bomba

El atentado en la localidad de Omagh, perpetrado por el IRA Auténtico, hace veinte años, acabó con la vida de 29 personas, entre ellas un niño y una joven española

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Kim Amor (Texto) Albert Bertran (Fotos)

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Hay localidades en Irlanda del Norte, como Omagh, situada a penas 30 kilómetros de la frontera, donde la posibilidad de un ‘brexit’ duro se vive tal vez con mayor preocupación. Y mucho tiene que ver la huella que dejó el atentado que sufrió la población hace veinte años, el más sangriento cometido desde que estalló el conflicto sectario en 1969. Un coche bomba hizo saltar por los aires pasadas las tres de la tarde una de sus calles más comerciales, a esa hora llena de gente. El IRA Auténtico, una escisión del entonces inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) Provisional,  reivindicó la acción terrorista.

Kevin Kelly fue testigo directo de lo que ocurrió ese día, el 15 de agosto de 1998, solos cinco meses después de la firma de los acuerdos del Viernes Santo. Estaba trabajando en la farmacia que aún regenta y que lleva su nombre de familia en la Market Street, lugar donde se produjo la fuerte explosión. “Nos salvamos porque estábamos en la parte de atrás de la farmacia”, afirma en tono solemne. “Una clienta que salía en ese momento resultó herida y tres empleadas de la tienda de ropa de aquí al lado murieron en la calle”.

En total fueron 29 las personas, tanto protestantes como católicas, las que fallecieron ese día, entre ellas dos españolas, el niño Fernando Blasco Baselda, de 12 años, y la monitora Rocío Abad Ramos, de 29. También perdió la vida una mujer embarazada de gemelos de ocho meses. Más de 200 personas resultaron heridas. Kelly fue de los primeros en atender a las víctimas y en facilitar medicamentos a los hospitales.

El atentado supuso un duro golpe para toda la población de Irlanda de Norte que temió entonces el regreso de la violencia y que quedase en papel mojado el acuerdo del Viernes Santo.

Por suerte, no fue así, pero no son pocos los que creen ahora que fortificar la frontera como consecuencia del ‘brexit’ puede ser la chispa que reavive el incendio, y Kelly es uno de ellos.  “A largo plazo, los radicales pueden utilizar la frontera fortificada como excusa y convertirla en blanco de sus acciones y así empezar otra vez”.

Relaciones más estrechas

A pesar de ser el IRA Auténtico el responsable de la masacre (después se disolvió), los lazos entre las comunidades católica y protestante de Omagh se fortalecieron tras el atentado y se han estrechado aún más a lo largo de los últimos veinte años de paz.

“Los negocios han mejorado mucho, las transacciones son fáciles y la población ha podido relacionare libremente”, apunta el farmacéutico, un católico y nacionalista de 54 años que dice sentirse “en medio”“Me gustaría una Irlanda unificada pero a través de un acuerdo”, clarifica.

Aunque Kelly cree que el atentado no “condicionó a votar a la gente de Omagh una cosa u otra” en el referéndum del ‘breixit’, lo cierto es que la circunscripción de la que forma parte la población, West Tyrone, fue de las que acumuló más votos a favor de permanecer en la UE, con un 66,8%.

Omagh se volcó el pasado verano, al cumplirse veinte años del atentado, en el homenaje que se brindó a las víctimas y sus familiares. Un monolito y una placa recuerdan a los que murieron en Market Street, en el lugar exacto donde estalló el coche bomba, a medio centenar de metros de distancia calle abajo de la farmacia de Kelly. “Fue una auténtica aberración que no debía de haber pasado. Su recuerdo nos debe de hacer reflexionar cara al futuro”, dice.