Pozuelo de Alarcón, el gueto de los millonarios

Los vecinos de este municipio de la conurbación de Madrid tienen la renta media más rica de España

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zentauroepp45596237 madrid 24 10 2018 cuaderno del domingo reportaje sobre la 181025175134 / David Castro

Juan Fernández

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En la urbanización Somosaguas Club, a media mañana el silencio solo lo rompen las máquinas cortacésped y los operarios que acarrean las mudanzas de los últimos inquilinos. El complejo de lujo edificado por la promotora Ikasa en Húmera, barrio de Pozuelo de Alarcón colindante con Madrid, abrió sus puertas en junio y a estas horas solo quedan en venta 15 de las 75 viviendas que alberga el recinto. Y no es que las regalen, precisamente: sus propietarios han pagado entre uno y 2,8 millones de euros por pisos de entre 150 y 400 metros cuadrados.

"El pueblo ha sido diseñado por el PP para agrandar a los votantes del PP", dice el líder vecinal José Antonio Rueda

Pero qué pisos: desde las terrazas de los áticos, todas con solárium y piscina propia independiente, se divisa la Casa de Campo y el 'skyline' de Madrid; las viviendas, dotadas de sistemas domóticos inteligentes, mantienen cada habitación a la temperatura que elija su inquilino con energía limpia obtenida por geotermia y biomasa; los 16.000 metros cuadrados comunes de la colonia cuentan con piscina, pista de pádel, huerto ecológico, un jardín japonés y una pista de 'running' de casi un kilómetro de longitud vigilada por cámaras térmicas.

La web de la inmobiliaria ofrece opciones de financiación, "pero casi nadie ha pedido hipoteca, aquí se suele pagar al contado", aclara Ricardo Carrión, comercial de la promotora. La última compra la hizo la semana pasada un empresario madrileño como regalo de bodas para su hijo, quien en breve se cruzará en el portal con varios futbolistas del Real Madrid y el Atleti, unos cuantos consejeros delegados y altos ejecutivos de compañías del Ibex y algún que otro rostro habitual del papel cuché.

72.993 euros por declarante

Los inquilinos de Somosaguas Club son parte de la ecuación que explica la rareza fiscal y demoscópica revelada a mediados de octubre por la Agencia Tributaria: con una renta bruta media de 72.993 euros por declarante, Pozuelo de Alarcón no solo es el pueblo más rico de España, también es el que mantiene mayor distancia con su inmediato seguidor en el ránking (Matadepera, en el Vallès Occidental, cuyos habitantes ganan de media 54.113 euros) y con la lista completa de municipios más acaudalados del país.

Los otros porqués de esta anomalía contable se llaman La Finca, Monte Alina, Monteclaro, Montepríncipe, Prado Largo, La Cabaña y Álamos de Bularas, nombres de las urbanizaciones de lujo y complejos de chalés de grandes dimensiones que pueblan la localidad convirtiéndola en la mayor concentración de riqueza de toda España.

Colonias de alto 'standing'

Palpar la esencia de Pozuelo es tan difícil como constatar la fortuna de sus habitantes. Salvo que se visite su casco antiguo, angosto y anodino como el centro de cualquier municipio de la comunidad de Madrid, la dispersión geográfica que presenta su plantel de colonias de alto 'standing', comunicadas por una densa red de autovías y rotondas salpicada de zonas verdes, dificulta la tarea de averiguar cuándo empieza el municipio y terminan Aravaca, Majadahonda, o Boadilla del Monte, pueblos y barriadas de Madrid con los que linda y comparte fisonomía.

Tampoco la opulencia salta a la vista, a menos que se tenga acceso a los complejos de lujo más exclusivos, todos cerrados sobre sí mismos y dotados de vigilancia privada para proteger la intimidad de algunas de las figuras más destacadas del mundo del deporte, la comunicación, la empresa y la política del país. 

Pozuelo no es Puerto Banús, ni sus calles un desfile de ricos en busca de joyerías. Aquí la discreción forma parte del código de comportamiento y para tener algo parecido a una experiencia elitista hay que visitar los domingos por la mañana la iglesia de Santa María de Caná, erigida en la avenida de Europa junto a la autovía M-503, el eje que vertebra el municipio. A la hora de la misa mayor, junto al campanario de ladrillo visto, en los alrededores del templo se amontonan los Jaguar, Porsche y Maserati como si se tratara de una feria de coches de lujo. A escasos metros, los Lamborghini saludan tras los cristales del concesionario que la marca italiana tiene ubicado en la localidad.

"Es el millar aproximado de familias que habita las urbanizaciones más exclusivas el que dispara la media de renta de todo el municipio. Si Cristiano Ronaldo, vecino de La Finca hasta este verano, declara ingresos por valor de 25 millones de euros, para la estadística hace millonarios a 25 'pozueleros', pero la realidad del pueblo es bien distinta", señala José Antonio Rueda, presidente de la asociación Vecinos por Pozuelo.

Ni todos los habitantes de la localidad viajan en deportivos último modelo ni viven en fortines glamurosos. De hecho, el grueso principal de la población lo forman familias de profesionales de clase media-alta que viven en parcelas de adosados o en urbanizaciones de tres alturas y sin barrera en la puerta. Sin embargo, la élite millonaria compone la expresión más depurada de un modelo urbanístico y de sociedad, que sí comparte todo Pozuelo, definido por el culto a la propiedad privada como salvaguarda de la mejor calidad de vida.

Famosos y acaudalados

"Se resume en: flores y policías", cuenta gráficamente Rueda para explicar los atractivos que han hecho de Pozuelo la meca del bienestar residencial para las familias más pudientes de la Comunidad de Madrid. Aquí encuentran seguridad, el aire limpio que aportan los bosques de pinos que rodean el municipio y una oferta inigualable de colegios privados del máximo nivel.

Cada mañana, en la entrada de centros escolares como el Everest, el British Council o el American School, es posible encontrar a famosos y acaudalados como Borja Thyssen, Luis Alfonso de Borbón, Fernando Torres, Lydia Bosch, Cayetana Guillén Cuervo o Fernando Fernández Tapias llevando a sus retoños para que se formen en el ambiente más exclusivo de Madrid.

La fórmula la comparten Majadahonda, Boadilla del Monte, Las Rozas y Torrelodones, los otros pueblos que componen la corona rica del noroeste madrileño, pero Pozuelo tiene sobre ellos la ventaja de su mayor cercanía geográfica a la capital. Aunque el tren tarda 19 minutos en llegar a la estación de Atocha y el autobús se planta en el intercambiador de Moncloa en media hora, aquí el medio de transporte por excelencia, y casi la razón de ser de la localidad, es el coche.

Pozuelo de garage

"Se ha impuesto un modelo: el pozuelero de garaje. Arranca su utilitario por la mañana para bajar a Madrid y vuelve por la noche sin hacer más vida en el pueblo que visitar en el fin de semana alguno de los centros comerciales cercanos", describe Javier Castellano. Él es un ejemplo: nacido hace 49 años en la localidad, trabaja como director de comunicación de la inmobiliaria Gilmar en el centro de Madrid, donde se desplaza en moto a diario.

El desarrollo urbanístico y empresarial experimentado por la localidad en los últimos años hace que el viaje hasta Madrid sea cada vez menos necesario. El parque empresarial de La Finca, situado junto al recinto residencial, alberga las sedes de compañías punteras como Microsoft, Accenture y Orange, entre otras. A la salida del trabajo, sus altos ejecutivos pueden cruzar la calle y relajarse en el exclusivo centro deportivo Reebok Sport Club, comer en el célebre restaurante Zalacaín, situado tabique por medio, o hacer compras en el centro comercial Zielo, ubicado a cinco minutos en coche.

Burbuja de bienestar

"Al final, Pozuelo ha conseguido crear una burbuja de bienestar para que la gente resida y trabaje rodeada de las mejores condiciones de vida", apunta Eduardo Piedimonte, presidente de la Asociación de Empresarios de Pozuelo de Alarcón. Nacido en Argentina pero residente en Pozuelo desde hace una década, el empresario nunca olvidará la anécdota que le contó hace poco un vecino amigo suyo acerca de su hija adolescente: "La llevaron un día a Madrid y se quedó impactada al ver un mendigo en la calle. En 15 años, la chica no había salido de la burbuja de Pozuelo".

Una adolescente se quedó impactada cuando un día la llevaron a Madrid y vio a un mendigo

La consolidación de este modelo de vida inspirado en el american way of life no es ajeno a los 35 años que el PP lleva al frente del ayuntamiento y los 24 que ha estado gobernando la Comunidad de Madrid. "El pueblo ha sido diseñado por el PP para agradar a los votantes del PP", resume José Antonio Rueda. Visto así, nadie podrá negarles el éxito conseguido: el partido de José María Aznar, vecino de la urbanización pozuelera de Monte Alina, cuenta sus participaciones en las elecciones municipales por abrumadoras victorias. 

González, Rivera, Sánchez...

Ni siquiera haber visto encausados por corrupción a Jesús Sepúlveda, exmarido de Ana Mato y alcalde de la localidad entre el 2003 y el 2009, y a su sustituto Gonzalo Aguado, primer edil entre el 2009 y el 2011, persuadió a los vecinos de seguir dándole la mayoría absoluta al PP, que en el 2015 logró hacerse con 14 de los 25 asientos que componen la corporación municipal. Siendo un bastión popular, en Pozuelo residen (y votan) figuras tan variadas como Felipe González, Albert Rivera, los Bosé, el exministro Catalá, el exjuez Garzón o Pedro Sánchez, que vivía aquí antes de trasladarse a la Moncloa.

El roble de Sepúlveda

La 'trama Gürtel' obtuvo buenas mordidas de las arcas municipales en los años del 'boom' inmobiliario, pero el pueblo parece haber pasado página de aquel tiempo de despilfarro. Hasta hace poco, se lo recordaba el roble que Sepúlveda compró en Bélgica en el 2006 con 104.000 euros de dinero público para lucirlo a mayor gloria de su figura en el parque de las Cárcavas. El árbol nunca logró agarrar en el terreno, acabó pudriéndose y el año pasado fue retirado para no dañar más a la vista.

El dinero lo tapa todo, especialmente en un municipio hecho a la medida de la alcancía que ha visto crecer su renta per cápita un 20% desde el 2013. En los últimos años también ha aumentado su población, pero los lugareños no pueden evitar sentir desconfianza hacia los nuevos ricos llegados a la localidad. Es como si hubiese dos Pozuelos. "No hay más qué ver cómo son las fiestas patronales de ahora, sin gente ni alma, y cómo eran hace 20 años, que no cabía un alfiler en el centro del pueblo", compara Javier Castellano.

Pablo G. Perpinyà, pozuelero de 28 años y actual concejal por Somos Pozuelo, la marca local de Podemos, propone un experimento que considera revelador: "Estoy seguro de que si nos colamos en las urbanizaciones de lujo y preguntamos a la gente dónde estamos, la mayoría no sabe que su pueblo se llama Pozuelo".