EL USO SOCIAL DEL CATALÁN

Mala salud de hierro

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Carme Escales

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En 20 años, el uso social del catalán se ha normalizado en muchos ámbitos de la vida cotidiana. El catalán circula espontáneamente en patios de colegios y comercios de la mayoría de poblaciones y barrios de las mayores ciudades catalanas.

El consumo de espectáculos en catalán, especialmente el teatro, se ha incrementado en ocho puntos los últimos años, una tendencia que continúa, según la Encuesta de Participación Cultural en Catalunya (estadística llevada a cabo por el Departament de Cultura de la Generalitat). Pero todavía hay reductos, como el de la justicia, donde el uso del catalán no solo no aumenta, sino que disminuye drásticamente.

Las aulas de acogida se han tenido que activar para encajar el flujo migratorio

En convivencia con el castellano y otros 300 idiomas más, es la lengua inicial del 31% de la población de más de 15 años y la lengua habitual del 36,3%, según las cifras del Departament de Política Lingüística de la Generalitat. Su directora general, Ester Franquesa, considera que "hay muchas cosas a valorar en estos 20 años". Una de ellas es "la consolidación de un modelo enriquecedor de integración lingüística en las instituciones escolares y en la enseñanza del catalán en personas adultas", expone Franquesa.

"El flujo inmigratorio, en la actualidad procedente en buena parte de culturas lejanas y lenguas no románicas, es un reto abierto, en el que las instituciones escolares y el Consorci de Normalització Lingüística son herramientas indispensables", añade la directora general de Política Lingüística.

La bienvenida a 1,7 millones de extranjeros en los últimos 10 años, ha requerido activar las aulas de acogida en los centros escolares (trabajan con casi 9.000 alumnos al año). En los patios, el catalán chispea entre juegos y conversaciones en algunos centros, y en otros se escucha mucho más en el espacio de ocio.

El catalán es la lengua de uso del 36,3% de la población de más de 15 años

Según datos del 2013 del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu, el 38,4% de los alumnos nacidos en Catalunya aseguraban que siempre hablaban catalán con los compañeros  fuera de clase. Un 13,5% lo hacían medianamente y el 48,1% decían no hablar nunca o muy pocas veces en catalán si no estaban dentro del aula.

Esas cifras variaban sustancialmente si se trataba de escolarizados en Catalunya que habían nacido en otra comunidad del Estado español: el 28,4% de los alumnos afirmaban hablar siempre en catalán en el patio, cosa que decían hacer también un 20,4% de los alumnos nacidos en el extranjero.

Recreo y naturalidad

Los 70.000 graduados cada año en Secundaria llevan consigo el aprendizaje tanto del catalán como del castellano. El uso del catalán, a partir de entonces, depende en gran parte de los entornos formativos o laborales de cada alumno, así como de su entorno familiar y otros de socialización más próxima.

"En cuestión de lengua, la naturalidad se impone. Por eso en el patio es natural que quienes no tienen como lengua inicial ni el catalán ni el castellano hablen en esa lengua común de origen cuando se encuentren entre ellos –dice Franquesa–. Nosotros ponemos nuestro interés y las herramientas dentro del aula, para que al salir al mercado laboral, los alumnos sean capacer de activar sin dificultad o el catalán, o el castellano".

El 48,1% de los alumnos confiesan que apenas usan el catalán fuera del aula

"Claro que hay entornos y barrios donde el trabajo es más complejo, pero también es nuestro objetivo favorecer en ellos la consecución de las herramientas para usar ambas lenguas", añade la directora general de Política Lingüística.

Promover la oferta de películas en catalán es otro de los ámbitos de trabajo del departamento que dirige Franquesa. El pasado año, la Conselleria de Cultura destinó más de 23,5 millones de euros al sector audiovisual catalán, y se consolida como su principal motor público.

A través de la Direcció General de Política Lingüística, los responsables del Departament de Cultura destinaron un total de dos millones de euros a ayudas para el doblaje y la subtitulación en catalán de largometrajes de estreno en salas.

De esta partida se beneficiaron 25 distribuidoras cinematográficas y 71 largometrajes (27 doblados, 31 subtitulados y 13 doblados y subtitulados). Y las obras fueron vistas por 318.298 espectadores. Mientras, el programa CINC (Cinema Infantil en Català), impulsado también por Política Lingüística, lleva reestrenos infantiles a 50 poblaciones de Catalunya y ofrece la programación de cine en catalán, actualizada a diario en la  web (www.llengua.gencat.cat/cinema).

‘La pell freda’

Sin embargo, "la normalidad del catalán en el teatro y en el cine todavía no se ve", asegura el periodista cinematográfico Eduardo de Vicente (www.celluloidcine.com). Prueba de ello es el rodaje en inglés de la versión en cine del exitoso título del antropólogo Albert Sánchez Piñol, 'La pell freda'. "Lo más normal es que se hubiera rodado en catalán. Pero por reparto y repercusión, se ha hecho en inglés. Si ruedas en catalán es más difícil entrar en el mercado internacional. Mientras que si lo haces en inglés, llegas más fácilmente", explica De Vicente.

El especialista indica que hay que diferenciar entre el cine rodado en catalán y el cine producido en Catalunya. Es una realidad que ya han dejado en evidencia los premios Gaudí, que cuentan con una categoría para películas rodadas en catalán y otra para las producidas en Catalunya. Estas últimas sí gozan de mejor salud, pese al descenso propio de la crisis global que ha experimentado la industria.

"Pero casos como 'Estiu 1993', de Carla Simón –la película que representará a España en los Oscars– producida en Catalunya y rodada en catalán; como 'Pa Negre', de Isona Passola, son fenómenos puntuales", afirma Eduardo de Vicente. Otra cosa son los cortometrajes. "Hay muchos rodados en catalán, pero el cortometraje como tal debería integrarse en las sesiones normales de cine, su difusión no está normalizada".

En este sentido, De Vicente elogia el admirable trabajo de la ESCAC (Escola de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), "una de las mejores de Europa" –señala–, así como la implicación de productores como Isona Passola o Ventura Pons, este último, artífice de la reapertura del cine Texas (www.cinemestexas.cat). "Con ello ha demostrado que el cine en catalán, ya sea con películas en versión original, o con subtítulos en catalán, tiene público, igual que lo tiene el teatro en catalán", dice De Vicente.

Corazón dividido

En cuanto al doblaje, también experto apunta que, "aunque hoy es más fácil tecnológicamente, todavía tiene un coste elevado, las multinacionales no se la juegan doblando al catalán si no lo tienen muy claro, como sería el caso de un Harry Potter".

'Estiu 1993 y 'Pa Negre' son excepciones en la magra oferta del cine catalán

El actor Ivan Labanda, que además de encarnar la versión humorística de personajes como Oriol Junqueras o Miquel Iceta en el programa 'Polònia' (TV-3), también dobla anuncios, películas de cine y algunas series y audiovisuales, dice tener "el corazón dividido". "Por un lado, defiendo el doblaje de películas como servicio público, y porque como actor me aporta unas herramientas que artísticamente no aprendes con ninguna otra disciplina. Te ayuda a ser mejor intérprete", considera.

"Pero soy un gran consumidor de películas en versión original", contrapone. Sin doblaje, matiza, el nivel de conocimiento de otras lenguas sería mucho más elevado, "aunque también es ventajoso disponer de diferentes versiones lingüísticas, y que cada uno elija la que prefiera", concluye el mejor actor de espectáculo musical según los Premios Butaca 2017. 

Y si el cine en catalán aún debe andar un trecho en la gran pantalla y en versiones digitales de consumo doméstico, la justicia suspende totalmente en catalán. Solo el 8,4% de las sentencias que se realizan en Catalunya son redactadas en lengua catalana. Así lo certifican las últimas cifras facilitadas por la Conselleria de Justícia, correspondientes al 2015. "El uso del catalán en el ámbito judicial lleva años acusando una caída constante", confirma el presidente de la Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder. Según datos de Justícia, las sentencias redactadas en catalán en el 2009 fueron el 16% de las totales.

El 1 de agosto del 2001, Año Europeo de las Lenguas, entraba en vigor la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales, que España había ratificado. De acuerdo con el artículo 96 de la Constitución, dicho documento pasaba a formar parte de las ordenanzas jurídicas españolas.

La mayoría de jueces no aplican la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias

La Carta compromete al Estado a defender (por tanto, a no obstaculizar) muchas de las políticas que, en apoyo del catalán y el aranés, lleva a cabo el  Govern de Catalunya. También obliga a los tribunales españoles a tener en cuenta sus principios a la hora de interpretar la normativa lingüística aplicable al catalán.

Luego, la Carta europea pasa a ser un instrumento de reconocimiento y protección jurídica de la lengua catalana. Sin embargo, "jueces y funcionarios no están obligados a entender el catalán, una carencia gravísima para garantizar la protección que solo ampara la carta, y ninguna sanción", puntualiza Escuder.

Dicha Carta europea recogida en el ámbito judicial pero incumplida por jueces y funcionarios del propio sector, solo puede ser de adhesión voluntaria, por no ser el catalán lengua reconocida como oficial por el Estado español. "El catalán es la única lengua en un país democrático con más del 20% de la población que la habla habitualmente, una gran vitalidad literaria, y vehiculante en cuatro de las cinco radios más escuchadas en Catalunya y, sin embargo, no es reconocida oficialmente. Somos una anomalía", lamenta Escuder.

Ambiente hostil

"Lamentablemente, el descenso del uso del catalán en el ámbito judicial es en gran parte culpa nuestra. Los abogados deberíamos exigirnos trabajar más en catalán", admite el letrado que preside el Consell de l’Advocacia Catalana, Carles McCragh.

Fundacio.cat ofrece a los pequeños comerciantes su página web gratuitamente

"Pero cuando llegas al juzgado –precisa–, te encuentras un ambiente totalmente hostil. Muchos funcionarios y la mayoría de jueces y fiscales no hablan catalán". McCragh añade: "La ley siempre quiere alejarse del pueblo. El mismo lenguaje jurídico, ya en castellano, se sirve de una jerga propia que la distancia".

Según el presidente del Consell de l’Advocacia Catalana, "deberíamos empezar en las facultades de Derecho a no pasar con tanta facilidad al castellano, ni  por comodidad responder a jueces que tal vez sí entienden el catalán, pero nos hablan en castellano".

Mucho mejor es la salud de la lengua catalana en los comercios. Ciudades como Olot, Tortosa, Reus o Lleida lideran, por ejemplo, una práctica ya muy extendida de rotular los letreros y carteles de los establecimientos en catalán (gráfico). Aplicaciones móviles como CatalAPP, nacida para mejorar la situación del catalán en las tiendas, y servicios como el de  Fundacio.cat, que ofrece a pequeños comerciantes su página web gratuitamente, han ayudado a normalizar el uso del catalán en el ámbito comercial.

Lento pero seguro avance del libro en catalán

A lo largo de las últimas dos décadas, el consumo de libros en catalán ha tenido un comportamiento paradójico. Desde el punto de vista del negocio editorial la sensación es de cierto estancamiento. Pero desde el punto de vista de uso social de la lengua, no está tan claro que haya motivos para la decepción. En 1997, las ventas de libros en catalán (sin contar los de texto) equivalían a 195 millones de euros, alcanzaron los 225 en el 2008 y los 238 en el 2016. Una progresión modesta para dos décadas. Pero este avance se ha producido en un periodo en que el sector ha sufrido dos grandes crisis, que en Catalunya han afectado sobre todo a las cifras del libro en castellano. Así que el libro comprado en catalán ha pasado de suponer  el 13,9% en 1997 a alcanzar el 25,4%. La incorporación de generaciones educadas en catalán ha hecho que la población que lee libros en esta lengua pasara del 39% en el 2001 al 73% en el 2016, con un 17% de lectores habituales sobre toda la población. –Ernest Alós