Lo que Diana se perdió

El príncipe Carlos (izquierda) con sus hijos Guillermo y Enrique, en abril pasado.

El príncipe Carlos (izquierda) con sus hijos Guillermo y Enrique, en abril pasado. / periodico

El Periódico / Barcelona

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El 90º cumpleaños de la reina

Isabel II, a quien le enseñaron que un rey muere en la cama, festejó el 50º aniversario de su coronación en el 2003 como dios y los Windsor mandan: con despliegue de pompa imperial. El fasto también rodeó la celebración, en el 2015, de los 90 años de la reina, la más longeva desde su tatarabuela Victoria.

El trajín de su hermano Charles

Desde que Diana falleció, su hermano se ha divorciado dos veces y se ha casado en otras dos. En cuanto a linaje, el noveno conde Spencer es un tipo prolífico: tiene siete hijos. A la benjamina, nacida en el 2012 y fruto de su matrimonio con la canadiense Karen Gordon, le puso un nombre-recordatorio: Charlotte Diana.

El adiós de la reina madre

Isabel Bowes-Lyon pasó a mejor vida a los 101 años en marzo del 2002. Tan amante del gintónic como de decir las cosas por su nombre, la matriarca reprobó la decisión de Diana de lavar los trapos sucios en la tele –sintió "una total repugnancia", dijo–. Lo bueno es que dejó parte de su fortuna a Guillermo y Enrique (unos 27 millones de euros, en dos tandas).

El veto a las minas antipersona

Diana, con ‘look’ artificiero en Bosnia y Angola, hizo global la campaña contra las minas antipersona, pero no pudo ver la entrada en vigor –el 1 de marzo de 1999– del tratado internacional de Ottawa que prohibe  su producción, adquisición y utilización. Su hijo menor, Harry, se ha comprometido con su ‘limpieza’ absoluta antes del 2025.

La boda exprés de Carlos y Camila

Los publicistas de Buckingham determinaron que Carlos y Camila no solo debían casarse, sino que debían hacerlo humillándose y contrayendo matrimonio en la casa consistorial de Windsor. La escenificada purga funcionó y los británicos empezaron a aceptar a la mujer a la que habían endosado el saco de culpas.

La graduación de sus hijos

Siguiendo la tradición de los SpencerGuillermo estudió en Eton y no en Gordonstoun, como es costumbre entre los Windsor, y se licenció en la Universidad de Saint Andrews, con una matrícula en Geografía, la calificación más alta lograda por un heredero al trono británico. Enrique optó por la carrera militar en la academia de Sandhurst.

El ventilador de Mohamen Al Fayed

El multimillonario, padre de Dodi Al Fayed, el novio de Lady Di muerto en el accidente, y eternamente ninguneado por el ‘establishment’ abrió el ventilador de la teoría de la conspiración: afirmó que Diana estaba embarazada de su hijo y que fueron víctimas de un complot de los poderes del Estado británicos.

La esvástica en el brazo de Enrique

El pequeño Enrique, abonado durante años al incendio de corta distancia, apareció en el 2005 en la portada del diario ‘The Sun’ con un brazalete rojo con la esvástica y el titular ‘Harry el nazi’. El chico, que ya tenía 20 años, se disculpó por haber pensado que sería divertido asistir a una fiesta de disfraces con semejante indumentaria.

Las correcciones a Teresa de Calculta

La religiosa que marcó "un norte" a su vida falleció en septiembre de 1997 justo cuando estaba a punto de ir a un funeral en memoria de Diana. La princesa se libró de oír las acusaciones vertidas sobre la después beatificada monja de expandir el catolicismo más reaccionariodescuidar la higiene en sus centros y aceptar donativos de dictadores.

Los ataques de pánico de Enrique

El príncipe, de 33 años, explicó en abril que a los 28 empezó a ir a un psicólogo para desactivar los ataques de pánico y el bloqueo emocional que arrastraba. "Mi madre acababa de morir, y yo debí caminar un largo recorrido tras su féretro, rodeado de miles que me miraban y millones más que lo hacían por televisión".

La boda real del primogénito

Más de 2.200 millones de telespectadores y otros cientos de miles de personas en las calles de Londres fueron testigos de una boda, la del príncipe Guillermo y Kate Middleton, que más allá del cuento romántico sirvió para que los Windsor dejaran atrás la crisis que giró en torno a la gran ausente: la princesa Diana.

Los nietos, Jorge y Carlota

Diana también se ha perdido conocer a sus dos nietos. El mayor, nacido el 22 de julio del 2013 y tercero en la línea sucesoria al trono, lleva el nombre de su tatarabuelo, el rey Jorge VI. La pequeña, de 2 años, más que nombre, tiene nomenclatura: Carlota (por el príncipe Carlos), Isabel (por la reina) y Diana en homenaje a la abuela.

El casorio de su amigo Elton

Su paño de lágrimas, el hombre que puso la banda sonora a su funeral –no hay forma de escuchar ‘Candle in the wind’ sin pensar en Lady Di–, se casó el 21 de diciembre del 2014 con David Furnish, en presencia de sus dos hijos, Zachary y Elijah. La pareja –o más bien, la familia– compartió el minuto a minuto vía Instagram (una idea que habría celebrado Diana).

El brexit y la postura cifrada de la reina

Con su cara de Windsor  habitual –o sea, de póquer–, la reina ratificó el 16 de marzo la ley del brexit. La reina debe permanecer muda, lo que no quiere decir que la prensa no la interprete. Un ejemplo: acudir al discurso anual vestida de azul europeísta y con un sombrero con flores amarillas –¿las estrellas de la UE?– la convirtieron en antibrexista.

Ser un reclamo turístico posmortem

Su hermano Charles abrió el año pasado la casa familiar en la que descansan los restos mortales de la princesa. El conde, con gusto por el drama y la libra, remodeló la tumba de la princesa y puso tarifa de fasto imperial a pasar allí un fin de semana: 35.000 euros por pareja. Los ‘tours’ salen por 23 euros.