Oona Chaplin: el gen rebelde

Hija de Geraldine Chaplin y nieta del mítico cineasta, la actriz dejó atrás las turbulencias de la juventud y se abre paso en la interpretación con papeles en 'Juego de tronos' y 'Black mirror'.

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OLGA PEREDA

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Si te apellidas Chaplin tienes todas las papeletas de dedicarte a la interpretación. Oona Chaplin, hija de Geraldine y nieta del mítico Charlot, es actriz. Evidentemente. Nacida en Madrid en 1986, peleó con la vocación artística durante su infancia, pero a los 15 años lo tuvo claro. Fue una época chunga. Odiaba a sus padres (la actriz Geraldine Chaplin y el director de fotografía chileno Patricio Castilla) y decidió meterse interna en un colegio en Escocia. Participó en una obra de teatro y pensó que había encontrado su camino. O no. Porque a la rebelde Oona -una fuerza de la naturaleza, un huracán, un torbellino vital- también le apasiona la mecánica (trabajó en un taller de coches 'vintage' en Suiza) y la agricultura (vivió en una granja en California para aprender a «plantar cosas y verlas crecer»).

Pero lo que le gusta de verdad es ponerse ante una cámara y actuar. Lo acaba de hacer en 'As we like it', de Carlos Marques-Marcet ('10.000 km'). Y lo hará en noviembre en 'Sin techo', donde personas que han dormido en la calle compartirán cartel con actores profesionales y donde Oona coincidirá con su madre, 'la Gerarda', como se la conoce en la profesión.

ESTRELLA INTERNACIONAL

En el 2011, Oona viajó al festival de Málaga con una película bajo el brazo: '¿Para qué sirve un oso?' Su currículo ya incluía un minipapel en 'Quantum of Solace', pero los focos no se fijaron demasiado en ella. Tres años más tarde volvió al certamen con la etiqueta de estrella internacional. Era Talisa, de 'Juego de tronos', y Mia, de 'Dates'. La película de terror que presentaba, 'Purgatorio', de Pau Teixidor, estaba hecha con dos duros. «El tamaño de la caravana me lo paso por el forro de las pelotas»dijo, cuando los periodistas le preguntaron si no se la caían los anillos por trabajar en una producción tan modesta. «Hay que contar historias que molen y dejarse guiar por la integridad». La pequeña del clan Chaplin confesó que no recibía muchas propuestas de trabajo en España: «Si no me llaman porque creen que soy inalcanzable es una bobería».

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Puede que a los 15 años Oona guerreara con su madre, pero ahora bebe los vientos por ella. «Es la mejor mujer del mundo. Graciosa, sabia y eterna. Me ha enseñado mucho sobre la vida sin imponer, solo siendo ejemplar». La rebeldía en la adolescencia viene de familia. También Geraldine -nacida en EEUU en 1944 fruto de la relación de Charles Chaplin con Oona O'Neill, hija del dramaturgo Eugene O'Neill- se enfrentó a su estricto padre, a quien dejó de hablar con 14 años. Con 17 se fue de casa y se afincó en Londres, donde estudio ballet y trabajó cuidando niños. Con 20 volvieron a dirigirse la palabra.

"ME GUSTAN EL CHORIZO Y EL FLAMENCO"

Geraldine, que fue musa y pareja de Carlos Saura durante dos décadas y que ha trabajado con Lean, Almodóvar y Scorsese, parió en Madrid a su hija, pero la crio como ciudadana del mundo. Además de inglés, habla perfectamente castellano. A España le une el gusto por «el chorizo y el flamenco, poco más». Y viaja tanto que su vida, dice, es una maleta. «Mis padres me han dado la bendición de no tener identidad nacional. Valoro las tradiciones y las identidades culturales, pero los nacionalismos me importan tres pimientos», dice la actriz, poseedora de una envidiable melena negra y unos enormes ojos del mismo color. La nieta de Charlot -a quien también hemos visto en 'Black mirror' y 'Taboo'- aplica el mismo buen rollo al hablar que al vestirse. Adora los estampados étnicos, aunque sabe que el negro y el blanco son apuestas seguras para la alfombra roja, elemento cinematográfico que le da cierta urticaria pero que pisa con garbo.